Angel Power [Shadowhunters].

Epílogo.

Despertó con el sonido de una dulce voz a su costado, se removió en su lugar y soltó un bostezo mañanero. Lentamente giró su cabeza hacia dónde provenía aquella voz que le había agradado oírla al despertar y se encontró con la melena oscura de Alec. El alto se encontraba sentado en una silla al lado de la cama, tenía el cabello revuelto y la ropa del día anterior. Rápidamente se preguntó cómo había salido todo después de lo que hizo con su poder. No recordada nada después de eso, pero esperaba que hubieran atrapado a Valentine.

Alec la observó sorprendido y con un gran alivio de que hubiese despertado. Quiso lanzarse a ella para poder abrazarla pero se contuvo difícilmente.

—Me metiste un buen susto—le confesó con toda su sinceridad.— Temía por lo peor, Destiny.

—Estoy bien. —le restó importancia al asunto.— ¿Estuviste despierto cuidándome?

—¿Se me nota mucho? —alzó una ceja con un toque de diversión.

—No debiste hacerlo. —dijo con la voz firme y muy seria.

—No podía dejarte sola. Te lo dije antes de que nos separáramos.

—Gracias, Alec. —le sonrió agradecida. Después cambió su semblante tan drásticamente que Alec se confundió un poco.— ¿Lo atraparon?

—Lo siento, él escapó por un portal, alguien debió ayudarlo. —le informó con desagrado. No era justo que Valentine haya escapado, no después de la muerte de la Inquisidora y de algunos otros cazadores de sombras.

—No puede ser. —gruñó, sentándose en la cama con sumo cuidado, se recargó en el respaldo de la cama y llevó sus manos a su cara.— En serio, eso no puede ser.

Alec se paró de la silla y se acercó a la rubia, se sentó en la orilla de la cama para después tomarle las manos y alejarlas de su rostro. No le gustaba verla así. Se sentía tan mal al no poder hacerla sentir mejor en esos momentos tan difíciles. Deseaba con todo el corazón que ella estuviese bien tanto físicamente como emocionalmente.

Él nunca estaría en paz hasta que ella fuese feliz.

—Lo siento tanto. —murmuró Alec con la mirada cargada de aflicción. Le dolía verla así.— Siento todo lo que pasó y aún más lo de tu abuela. Hubiese querido que las cosas sucedieran de otra manera.

—Lo sé, Alec. —le tomó las manos con cariño y lo miró a los ojos.— A mí también me gustaría que nada de esa noche hubiese pasado.

El pelinegro sintió una extraña sensación. Inconscientemente pensó en lo que Destiny le había dicho en el bote. Ella le había dicho que lo amaba. Y aunque estaba delirando lo sintió tan real y sincero. Ella no podría referirse a eso también. Eso lo lastimaría.

—¿Recuerdas todo lo que dijiste anoche? —preguntó Alec con mucha curiosidad. Enfrentando su temor a la respuesta.

—¿Cuándo? —le respondió con otra pregunta. En realidad ella no recordaba nada de lo sucedido después de sacar su gracia. Sólo tenía algunos flashes de lo sucedido y algunas frases incoherentes.

—Anoche. Cuando íbamos en el bote. —le respondió con la esperanza de que dijera sí.

—No en realidad. —le confesó.— Sólo algunas imágenes viene a mi mente, pero nada en concreto. ¿Qué fue lo que dije?