Capitulo 17

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A los cinco minutos de que Jesús me dejara en la habitación me entraron ganas de ir al baño por lo que salí de la habitación en su busca. Pasé por en frente de la cocina y le escuche hablar, pero no estaba solo. Por lo que me asomé

J: Bebe, -la besa- a las doce -la besa- voy -la besa cogiéndola del culo.

X: Si bebe -saltó sobre el y el la cogió del culo para besarla muy apasionadamente.

De la boca de ella salían pequeños gemidos mientras que Jesús la dejaba innumerables marcas en su cuello.
Corrí a por mi móvil para sacarles fotos con lágrimas en los ojos.
Él empezó a quitarle la camiseta y ella le dejaba gustosa. No podía más y salí de aquella casa corriendo.

Todo había sido una farsa pero, ¿que ganaba él? Corrí hasta casa de Mer y llamé. Ella me abrió y al verme llorando me abrazó, sin preguntas.

Entramos a su casa y ella me preparó un Colacao y me dio unas galletas.

M: ¿Me vas a contar por qué estas así?

Yo no podía hablar. Me había enamorado, si, enamorado.

Y: Se estaba liando con una -a lo que ella se quedó perpleja.

M: Y...yo... Te lo juro que no lo entiendo, me daba mucho la lata con que te quería, que si no se que. Él te quería de verdad, no lo entiendo.

Sonó su teléfono, justo, el rey de Roma. Ella descolgó y lo puso en altavoz pero no sin antes advertirme que me estuviera tranquila y que no dijera nada, que ella no estaba ahí.

J: Mer, ¿Sabes algo de Maria? La deje en la cama, fui a preparar la cena y al volver a la habitación ya no estaba -dijo con tono preocupado.

M: Normal que no te hayas dado cuenta de que se ha ido, debías estar muy ocupado con la zorra con la que te estabas liando.

J: ¿Que? Yo no estaba con nadie.

M: Jesús, no cuela.

J: Te lo juro por mi vida -se le quebró la voz- joder Maria, sabes que la quiero.

Y: Tengo fotos Mer

Ella me hizo un gesto para que se las enseñara. Mi cara de sorpresa debió de ser épica ya que me quedé atónita al meterme en la galería y no ver ningún tipo de fotos. Yo se que lo vi aunque estaba algo adormilada. Comencé a recordar y ya lo vi todo con mucha más claridad. Jesús simplemente estaba cocinando, él solo. Esta vez mis lágrimas caían por decepción. Le estropeé todo lo que había preparado para nosotros solo por desconfiar de él. Me sentía como una estúpida. él se había esforzado y preocupado por mi para compensarme todo lo que me había hecho y yo se lo pago así. No valgo para nada.

Y: Lo siento -fue lo único que logré decir antes de salir corriendo hacia mi casa.

Llegué y fui directa a mi habitación para llorar y llorar. Minutos después tuve la tentación de hacerlo, no lo hacía desde invierno, pero lo necesitaba. Fui al baño y busqué entre los cajones del pequeño lavabo esa pequeña cuchilla afilada. Comencé a hacer pequeños cortes no muy profundos hasta cubrir mi brazo entero. La puerta de mi habitación se abrió y ahí me invadió el medio. Solo estaba yo en casa y había dejado la puerta cerrada con llave. ¿Quién ha entrado?

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¿Quién pensáis que es?

Quien se enamore pierde (Gemeliers)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora