Dentro del plan

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Bayley: Llamaré a recepción y ya está... no es normal el frío que hace aquí.

Roman: ¿Estás nerviosa? Ven, cojones —dijo abriendo los brazos, disfrutando de su vergüenza. Había ya llegado a un punto en el que le parecía muy divertida, muy dulce. La ausencia de maldad era embriagadora, y sentía que podía confiar en ella. Eso era más de lo que podía decir de todos los que le rodeaban, incluyendo a sus ex compañeros de The Shield.

La hugger le miró dudosa, pero al final se sentó en la terraza con él, abrazándose más fuerte con la manta. Al sentarse sobre sus piernas, se acurrucó en su torso desnudo. Roman bebía una botella de cerveza mirando el cielo oscuro, fingía no estar pendiente a su acercamiento, no quería que se sintiera más incómoda. Al reposarse encima de él la notó helada, y dejó caer sus fuertes brazos en la espalda. Observaba calmado el contraste de la piel blanca con la mezclada, estaba suave. Tenía un cuerpo muy femenino y eso le gustaba.

Bayley: Eres una estufa... —no le miraba a los ojos. Él sin embargo sí sentía ganas. Bajó la vista a sus iris, rasgados y oscuros. Bayley paseaba el índice por su hombro, contemplando fascinada el detallismo de sus tatuajes crípticos.

Roman: ¿Sabes? Nunca había visto unos ojos tan negros como los tuyos.

Bayley: Bueno, normales y corrientes —sonrió, siguiendo con los trazos en su hombro. El samoano la estaba mirando fijamente y no quería encontrárselo de lleno. Además, tenía los ojos exageradamente azules. Era un espejo del alma andante.

Roman: Tú te sueles llevar mejor con los chicos, ¿verdad?

Bayley: Un poco sí, desde pequeñita. Pero creo que es porque siempre he estado rodeada de chicas... de chicas malas, o demasiado coquetas para mí. La superficialidad no me gusta. Así que me manchaba de barro jugando al fútbol tooooodos los días.

Roman: Viendo lo que son capaces de provocar gente como Charlotte o Sasha, que están locas, no me extraña. ¿Cómo una chica como tú pudiste ser su amiga?

Bayley: Sasha siempre será mi mejor amiga. Y mi confidente. Su chulería no es nueva, pero a mí esas cosas me dan igual... quiero decir, si tienes buen fondo, no hace falta que lo expreses como la gente quiera. Puedes ser de una manera y expresarlo... a tu manera también, si eres buena persona se te acabará notando.

Roman: ¿Y Charlotte?

Bayley se rascó la cabeza, pensando hondo.

Bayley: Charlotte creo que fue maltratada hace mucho tiempo, por su ex Bram... pero es una historia desconocida y muy pasada. Sólo sabemos del tema su padre y yo, porque era más joven y le pilló cuando su hermano había muerto. Pero de su boca no saldrá nunca. Estoy segura de que si se lo pregunto a AJ, se queda de piedra.

Roman: ¿Charlotte? ¿Maltratada? Eso no se lo cree nadie.

Bayley: Fue hace ya mucho, pero la gente que es inestable se queda tocada. No sé mucho más del tema, no sé detalles. Me enteré por error cuando la policía empezó a investigar la casa de Bram. Sólo hay rumores. Y... yo no puedo enfadarme con ella. No por mucho tiempo, al menos.

Roman: Charlotte es una víbora, Bay. Tu pasado sufridor deja de importar cuando eres una persona tan engreída y mandona.

Bayley: Le tengo un aprecio que ella nunca va a tenerme. Contra eso no puedo hacer nada. Después la veo con su hija y es como... en fin. Otra persona.

Roman: ¿Sabes por qué te pasa esto? Porque eres muy buena, creo que eres incapaz de ver el mal.

Bayley: Si no viera el mal en Charlotte, ten por seguro que tendría trato constante con ella. Pero se la veo. La maldad. La veo cada vez que alguien se acerca a AJ, a mí ha llegado a mirarme como si verdaderamente quisiera matarme. Cuando vi eso, me alejé —se quedó un poco pensativa— y creo que es por lo que te acabo de decir. Se creerá que todas intentamos quitárselo, y como él es un cacho de pan que la consiente y la quiere, le enferma el hecho de que otras también puedan ser sus amigas.

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