Control

La intrusa

Al subirse al coche y tener que estar esperando que sus compañeros hablaran con Vince de lo ocurrido, Charlotte se quitó el cinturón y abrió la puerta de atrás, inclinándose hacia su... "amiga". Bayley estaba aún aturullada para reaccionar, pero vio cómo la rubia la tocaba de las mejillas, mirándola y cerciorándose de que estaba bien y entera.

Bayley: ¿Cómo hicisteis todo esto? ¿cómo lo programasteis? —preguntó la morena, mirando aún acobardada la zona exterior.

Charlotte: Roman pidió ayuda a Dean... y él a AJ. Y como AJ no puede verte sufrir, lo acordamos todo a última hora para intervenir.

Bayley: Sabía que en el fondo me tenías aprecio —se acercó a ella y la abrazó fuerte, pero Charlotte la apartó con la mano y suspiró.

Charlotte: Tú no eres amiga mía. No te tengo aprecio ni a ti ni a él. Si no hacía esto iba a odiarme toda la semana —dijo bajando el tono al acercarse AJ.

Bayley: Deja de hacerte ya la dura... —bufó poniéndose el cinturón.

Charlotte: ¿Cómo eres tan fácil de dejarte embaucar por Roman? En serio, Bayley, ¿Roman? ¿No había nada mejor?

La morena apretó los labios mirando el espejo. Vince seguía hablando con los tres luchadores. Suspiró hondo... y la miró.

Bayley: Eso mismo le pregunté yo a AJ —mintió, estaba harta de sus desplantes. No le daba la gana que ahora arremetiera contra Roman— y ya ves, ahí estás.

Charlotte: Ya sabía que pensabas de mí así. No eres más que una cara de perro degollado, por eso has conseguido que mi marido venga a buscarte.

Bayley: ¡No hacía falta que vinieras tú, si tanto me detestas! —llevó la mano al picaporte del coche, pero las voces masculinas no tardaron en llegar y tanto AJ, Roman y Dean tomaron asiento antes de dejarla salir.

Roman: Vince va a ponerse en contacto con la policía. Y parece que me perdonará... todo. Volveré a trabajar allí, como siempre.

Dean jugó un poco con la hugger, pero la notó muy cabreada y alzó las cejas.

Styles: Roman, ponte delante. Te sabes el camino a tu casa —Charlotte ya estaba sentándose delante del volante, pero al ver cómo AJ se cambiaba el sitio con Reigns y se sentaba al lado de la hugger clavó la mirada en el espejo retrovisor.

Charlotte: AJ, siéntate aquí conmigo, yo me sé el camino.

Styles: Pero él se sabe un atajo, venga, arranca de una vez.

Charlotte: ¿Podemos hablar un momento? —dijo abriendo la puerta, y al Fenomenal se le cambió la cara por completo. Estaban delante de todos los demás, se olía la gresca. Salió con ella y se alejaron un poco, pero los otros tres ya sabían por dónde iban los tiros.

Dean: Odio que haga eso —declaró frunciendo las cejas.

Roman: Siempre lo hace. Anda, mejor me pongo atrás. Paso de que éstos se pongan a discutir ahora.

De lejos la veían, alterada, señalando el coche. AJ en silencio, mordiéndose el labio al no poder saltar.

Charlotte: Yo no soy la taxista de tus amigos, ni siquiera iba a llevarles en coche. Lo hago por ti. Qué mínimo que te sientes a mi lado, no quiero ni que la roces.

Styles: Baja la voz, ¿quieres? Es muy maleducado por tu parte lo que dices, te pueden oír.

Charlotte: Me da igual. Tú no me vas a hacer pasar esa vergüenza, esa tía tiene un historial con uno de mis ex. No quiero que se repita.

Styles: ¿Ya empezamos con lo mismo? ¿Otra vez?

Charlotte: No sé qué te cuesta hacerme ese favor, joder.

Styles: VALE, joder, eso digo yo. Joder. —Se acabaron dando la vuelta y la tensión creció al meterse en el coche. AJ acabó sentado en el asiento copiloto, a gusto de la conductora, y Bayley no quería ni mirarla por el espejo ya, estaba muy harta. Se contenía mucho para no odiarla, no le salía fácilmente ese sentimiento, pero Charlotte era muy dañina desde que le pasó lo que le pasó en su juventud, no tenía miramientos con nadie y era totalmente reacia al contacto físico con la mayoría de personas. Además de una borde de cuidado.

Despacho de Vince

Vince: Resultas increíble. Jamás habría dicho que tú precisamente ibas a estar disconforme con tu trato en esta empresa. Pero mira, como no puedo permitirme el perderte, no te lo voy a hacer más cuesta arriba. Tu despido no era para siempre y lo sabes perfectamente. Mereces estar aquí.

Roman: Aceptaré mi despido si así lo consideras dentro de unos días. Creo sinceramente que me merezco más un respiro, esto ha estado afectándome por muchos meses.

Vince: Firmaremos un nuevo contrato para tratar las cláusulas con las que no estés de acuerdo, veremos qué se puede hacer.

Roman: Supongo que... sí, está bien. Es mi mejor opción ahora mismo. —Alzó las cejas y se fue poniendo de pie. Tanto el samoano como el directivo se dieron la mano y tomaron rumbos distintos.

Mientras Vince iba avanzando por aquellos inmensos pasillos, se sacó el teléfono y llamó.

Vince: Estos idiotas han caído como moscas —dijo riendo, aprovechando que Roman se había ido para volver a meterse en su despacho, después de coger el archivador que quería. Puso los pies encima de la mesa mientras lo hojeaba— sí, bueno, el vídeo de Bayley no lo borres. Guarda la copia, nunca se sabe cuándo nos puede hacer falta. Roman parece que se ha tragado lo de Shazias... pero yo tengo contactos en todos lados. Ese cagón de Saúl ya está despedido. Así es como me gano el respeto de mis luchadores, mira y aprende, mi querido yerno. Pronto esto será tuyo.

Vince: Sí, Hunter, así es como tienes que irlos vigilando. Sino, se te rebelarán. Tienes que controlarlos tú.

A mitad de conversación, escuchó un ruido y se calló por acto reflejo, colgando la llamada. Miró la puerta y vio a una niña pequeña en pie, un bebé apenas, de pelo castaño oscuro y penetrantes ojos azules. La reconoció enseguida. Se puso lentamente en pie esperando que la madre se asomara. Charlotte fue avanzando poco a poco, al haber sido descubierta por culpa de la pequeña. Avanzó algunos pasos cabizbaja, no tenía que haber sido pillada.

Vince: Lo has oído todo, ¿verdad?