Yo vivo, si tú mueres

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Lo que acababa de ocurrir era muy raro. Después de eso la chica y yo aparecimos en El Retiro, un parque, que está bastante lejos de mi universidad.

— No estoy completamente segura de lo que acaba de suceder pero una cosa es cierta los dos estamos vivos. Así que me iré ahora. Tengo mucho que hacer — se alejó con paso rápido pero después de caminar cinco metros, se tumbó en el suelo y empezó a gritar.

No sé porque yo también sentía el dolor pero era inaguantable, como si te clavasen tres mil agujas en el cuerpo y te pusiesen sal en las heridas causadas por las agujas. Mierda, ya sé a que se refería con lo de alejarse del otro. Usé toda mi fuerza en acercarme por si el dolor paraba.

— ¿ Qué has hecho? — me preguntó — ha desaparecido.

— Él nos dijo en ese momento, que compartiríamos todo — dije, ella se veía muy asustada.

— Eso significa que tendremos que estar juntos durante estos siete días — añadió mientras se levantaba del suelo.

— Sigo sin creer esa basura de que uno de nosotros va a morir en una semana — dije seriamente.

Me miró como un un león mira a su presa cuando ya la alcanzó. Me apostaría mi vida a que ahora mismo a que ella esta pensando que debería ser yo el que muera.

— Oye, ¿cómo te llamas? — pregunté para romper el hielo — no sabemos nada del otro.

— Ah, me llamo Luna — me dijo — y ¿tú?

Era un nombre que no escuché nunca así que supongo que no es de mi universidad. Ni siquiera sé su edad así que no podría decir en que curso está,

— Yo me llamo Logan — contesté.

No sé porque pero ambos fuimos a mi casa. Aunque ambos teníamos que estar juntos eso no significaba que teníamos que hablar. Cuando entré por mi casa, ella se quedó mirando la puerta ya que estaba pintada por mí. Pero no dijo ningún comentario sobre la puerta y entró.

Mi casa no es muy grande, aunque en realidad es un piso pero le digo casa porque es una forma más acogedora de llamarla. Tiene un baño, una cocina, un mini-salón y una cama de matrimonio.

— Este es... El cuarto de un chico — dijo cuando vio mi habitación.

Pensé que ella era el tipo de chica que siempre estaba con los chicos, pero me acabo de dar cuenta de que las apariencias engañan más que un casino.

— ¿Eh? Sí, eso creo — me sorprendió ya que no es algo que la gente suele decir.

— No fue un cumplido — refunfuñó — no te creas alguien importante por que esté en tu habitación.

— Por cierto. ¿Por qué te quedas en mi casa? — pregunté — Es un poco pequeño para dos personas.

Entre que mi casa era pequeña y no había espacio por los muebles estaba llena de cuadros a medio pintar y además estaba hecho un caos porque estaba trabajando en otros proyectos.

— Entonces, ¿Querías ir a mi casa? — dijo mientras me miraba como si fuese un violador — Mi familia está allí.

Lo dijo de una manera que parecía que quería decirme que es mejor que nos quedemos en mi casa.

— ¿No les molestará que te quedes fuera de casa? — pregunté queriendo saber que es lo que le ocurría.

— Las vacaciones de verano de mi escuela comienzan mañana... Les dije a mis padres que iba a un viaje con mi equipo de baloncesto, así que no creo que haya problemas.

7 DÍASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora