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No había dormido nada otra vez y no precisamente por estar hablando con su vecino, ni mucho menos por hacer tarea, había sido por culpa de su insomnio, había recaído tal y como lo hacia cada noche, esa mañana habían marcas nuevas en sus muñecas y miles de demonios en su cabeza. Se arregló igual que todas las mañanas y bajó para tomar su almuerzo y salir de casa, sin embargo se topó con la sorpresa de que Milo lo esperaba montado en su motocicleta sujetando un casco extra.

-Buenos días.- le saludó el peli azúl, era como el sol, radiante y ardiente, tanto que parecía que te quemarías de tan solo tocarlo.

-Buenos días, ¿qué estas haciendo?- preguntó bastante desorientado.

-¿No es obvio? Iremos juntos a la escuela. - le aventó el casco sobrante a Camus y éste torpemente lo atrapó.

Subió con lentitud y miedo a la motocicleta, tal y como lo había hecho el día anterior, no estaba acostumbrado a ir en ese tipo de vehículos y aunque llevaba el casco le era difícil sentirse a salvo. Con timidez rodeó la cintura de Milo para tener un mayor agarre, hizo una mueca de dolor al sentir como sus cortes eran rosados por la aspera tela de su saco. Camus no lo vio, pero Milo sonrió al sentir los delgados brazos de éste rodearle sin saber que Camus sufría por el molesto dolor que le causaban sus heridas.

Durante el camino ninguno dijo algo, Camus dejó que la fresca brisa de la mañana golpeara contra su rostro, tal vez se acostumbraría a esa sensación después. Pasaron por La casa de Surt y agradeció a los dioses de no averselo encontrado, después de todo había estado llorando por él nuevamente la noche anterior. Lo extrañaba tanto, había sido su primer amor, su primera vez, su primer todo, lo había dado todo porque él fuese feliz, había dejado de ser frío solo por él, por la única persona que había aplacado a sus demonios, por la única persona que lo había hecho feliz, por la única persona que lo amó aunque hubiese sido un momento.

-can you feel my heart?- la voz del griego lo sacó de su transe.

-¿he?

- la canción, ayer olvide darte un nombre, can you feel my heart?- después de eso Milo guardó silencio.

Camus pensó en alguna canción, era verdad, habían olvidado el trato que tenían. Cerró sus ojos y apoyó su cabeza en la espalda de Milo para dejar que la brisa siguiera acariciando su cara, entonces inconscientemente empezó a tararear Dead! de MCR, esa era sin duda la canción que haría que Milo escuchara. El peli azúl sonrió al escucharlo, pero después borró aquella expresión pues el día anterior había escuchado por los pasillos la conversación de la psicóloga escolar y el profesor de matemáticas, ambos hablaban sobre el estado de Camus, evidentemente era un excelente alumno sin embargo no socializaba con nadie.

"-Es un buen chico, pero me preocupa el que no tenga amigos."

Recordó aquellas palabras salir de la boca del profesor. Era increíble que alguien tan genial como él estuviese solo, o al menos eso pensó Milo tras escuchar eso y fue cuando se dijo a si mismo que nunca lo dejaría solo. Llegaron al colegio, guardaron los cascos en el casillero de Milo y se dirigieron al aula.

-Dead!- gritó Camus emocionado deteniendo a Milo y captando a su atención.

-¿Dead?- preguntó sin entender muy bien. - es el nombre de la canción ¿verdad?

Camus asintió, y se adelantó un poco dejando atrás a Milo quien lo seguía sin quejas. El día parecía ir bastante bien hasta entonces, pero no contaba que ciertos bravucones le bloquearían el paso tan temprano por la mañana. Milo se paró en seco al verlos, quedando a solo medio metro de distancia de Camus.

I'm Fine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora