Camus se había encerrado en su cuarto, ignorando a todo y a todos, ese día más que nunca deseaba desaparecer, se había visto tan patético delante de Milo y por extraño que pareciera no deseaba que el heleno lo viese de esa forma.
"Tal vez me deje de hablar"
-Eso sería lo mejor para él.- escuchó en susurros.
Trató de ignorarlo pero pensaba igual, después de todo ¿quién querría estar con él después de verse tan patético? ¡Nadie!
Había estado acostado en cama con la almohada cubriéndole la cara, había ignorado a Dégel que estaba preocupado por él desde que llegó.Dégel por su parte se encontraba inquieto terminando de hacer el almuerzo, su madre había llegado ebria a casa y Camus se había encerrado en su cuarto sin hablar con nadie. Terminada la comida subió a decirle a su madre y después se pasó por el cuarto del menor, dio dos leves toques en la puerta e intentó abirir pero aun seguía con llave.
-Camus el almuerzo está listo. - le comunicó, pero fue ignorado. - Tienes que comer algo.
-¡No quiero!- gritó molesto desde adentró. Dégel apretó la mandíbula, de ser otro hubiera soltado una maldición y mandarlo al carajo o patear la puerta para que esta se abriera y obligar a Camus a comer, sin embargo él no era así.
- ¿Me dirás que pasó? - trató de sonar tranquilo.
-¡No!- su voz, además de molesta se escuchaba entre cortada, Dégel supuso que estaba llorando.
-Camus ven a comer y me cuentas que ocurrió. - está vez no recibió una respuesta.- ¿Qué diría Milo de verte así?
Camus sintió una punzada en su pecho y recordó las palabras del peli azúl.
"Yo te protegeré "
Si detestaba el hecho de que Milo lo hubiera visto de ese modo debía dejar de llorar, se sentó en la cama e intentó tranquilizarse, no perdería a Milo, su único amigo.
-En un momento bajo.- Dégel no creyó que eso funcionaría, pero sonrió, al menos sabia que la compañía de ese chico era buena para su hermano.
Camus se adentró en el baño y se lavó la cara para quitar los rastros de lágrimas que habían en sus mejillas, se miró en el espejo, tenía un aspecto terrible y más con el moretón que tenía en la sien, al parecer ya era bastante notorio, apretó los puños hasta que sus nudillos se tornaron blancos, los odiaba, odiaba a esos malditos, por su culpa Milo lo había visto en el fondo. Buscó en su botiquín una crema que utilizaba para esconder sus moretones de la vista de Dégel o cualquier otro.
Tomó valor y salió de su habitación, Dégel terminaba de servir la comida y su madre tomaba asiento a la cabeza de la mesa, se veía asquerosa, tenía ojeras, el maquillaje escurrido, los cabellos enmarañados y la misma ropa del día anterior, sin mencionar el fétido edor a alcohol que tenia impregnado a ella. Trató de ignorarlo y sentó, Dégel le mostró una cálida sonrisa y se sentó alado de él. Comenzó jugueteando la comida, realmente no tenía apetito pero no tenía más opción que comer, no por él si no por Dégel, porque en esa casa su hermano mayor era el único que se preocupaba por él.
-¡Esto es un asco!- Vociferó la madre de ambos. Pero ambos la ignoraron.- ¿Tú hiciste esto?- preguntó a Dégel.
-Sí.- contestó sin si quiera mirarle mientras cortaba un trozo de carne y se lo llevaba a la boca.
-¡Pues es un asco!- gritó dejando caer los cubiertos sobre el plato.
-El asco eres tú.- Camus habló tranquilo, a lo que la mujer que se encontraba con los efectos del alcohol, cabreó por completo.
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I'm Fine.
Fanfic"I hate my life I hate love I hate people I hate everything I hate myself" Camus piensa que la vida es un asco y que no tiene sentido seguir con ella, siente que está en el fondo... Sin embargo éste chico nuevo le demostrará lo contrario.