Black House [PAUSADA/EDITANDO]

Capítulo 2

Salí con "Mike" pegada a los talones.

—¿Cuál es tu auto?—pregunta al fin. Y yo le señalo mi Jeep Wrangler,  ella se para en seco y se empieza a reír—. Sinceramente pensé que no sería tan tonto, pero que se puede hacer.

Se acercó a un Lamboghini negro con detalles dorados, lo abrió y me hizo una seña con la cabeza para que subiera al asiento del conductor.

—No conozco la ciudad así que...

—¿No conoces la ciudad pero tienes un auto...?

Ella bufó mientras go retrocedía un paso, luego arqueó las cejas.

Me sentí intimidado, a ella no le había gustado la pregunta.
Como no respondía me miraba con desagrado, y pensé que iba a explotar en algún momento.

Si ella viniera de Islám, o Vietnam hubiera corrido.

Al final me subí y salimos del aeropuerto.

—¿Por qué viniste a Estados Unidos? Quiero decir ¿Rusia no era buena?—digo para romper el silencio, y me doy cuenta de que soy un idiota al seguir preguntando.

—Eso no importa—dudó un segundo—. Lo que importa es que vine.

Se encogió de hombros.

—Está bien, ¿A dónde vamos?

Sacó una libreta y pasó varias páginas hasta detenerse y decir:

—Llévame a la Avenida Michigan , justo ahí está.

—¿Qué cosa?—pregunto y me doy cuenta de que estoy indagando a alguien que no conozco.

—Ahí está mi departamento.

—¿Por qué tienes tantas propiedades en este país si eres de Rusia?

—Nunca dije que fueran mías—se carcajea un segundo. Y yo la veo incrédulo—. Ni siquiera el auto...

—¡¿Qué?!—grito y freno de golpe.

—¿Por qué frenas?—pregunta Mike indiferente.

—¡Estás loca! ¡¿Robaste un auto?!—pregunté alterado.

¿Era esa chica tan hermosa una ladrona? ¿Una criminal?
¿Una asesina?

—Arranca el auto—dice pronunciando palabra por palabra.

—Me lo explicarás ¿Cierto?—pregunto aunque solo quería bajarme y correr.

—No tengo porque explicarle nada a nadie—dice y se arrellana en el asiento.

—Explícalo o me bajo y grito.

Ella levanta una parte de su camiseta y veo un forro, el forro de una Glock negra.

—Para que grites con razón—dice y arquea una ceja—. Ahora, llevame a la Avenida Michigan, en la 101.

Luego sonríe, visiblemente satisfecha.

Tomé el volante y arranqué, mientras, concideraba mis opciones:

1. Llevarla y fingir que no pasó nada.

2. Ir a Avenida Michigan a una estación policial.

3. Dejar que me mate con su Glock.