Capitulo 6: Mala, terrible compañía.

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Su primer impulso fue agarrar la muñeca del rubio sin absolutamente nada de cuidado y tiró de él fuera de allí lo más rápido que pudo.

Pasaron los pasillos, el vestíbulo, y KiBum no entendía por qué se dejaba llevar de la muñeca. Bien, no sentía suficiente fuerza en los músculos como para oponerse a los tirones de brazo que JongHyun le daba. No sabía dónde irían, pero estaba bien, quería escapar, aunque JongHyun no era la persona indicada con quien hacerlo.

En un parpadear, JongHyun lo metió en el coche y cerró la puerta con tanta fuerza que hizo saltar en el asiento al destrozado KiBum.

JongHyun no necesitaba la aprobación de Key para nada, tan rápido como estuvieron en la autopista, este aceleró el vehículo.

KiBum no solo estaba deshecho por la escena que se encontró minutos atrás en la oficina de MinHo, ahora también estaba aterrado de tener un accidente por culpa del enano. Ni tenían cinturón de seguridad. No quería preguntar algo, porque capaz si lo hacía, JongHyun lo tiraría del auto mientras este andaba.

Lo veía en su mirada, los nudillos de JongHyun se hacían blancos de tanto que se apretaban contra el volante.

Sin soportarlo más, Key quitó su mirada de JongHyun, se hundió en el asiento y se tapó la cara con ambas manos. ¿Cómo podía haber sido tan imbécil todo ese tiempo?

JongHyun odiaba ver a las personas llorar, se veían tan horribles y débiles que no causaban otra cosa en él más que querer golpearlas. Pero KiBum no, no sabía qué demonios le producía, pero no eran ese tipo de sentimientos feos. Aunque en realidad KiBum ni siquiera lloraba.

De la nada detuvo el auto, y si KiBum no hubiera sido tan rápido en agarrarse del asiento, seguramente se habría estrellado contra el parabrisas.

—No llores. ¿De verdad creíste que esos dos no se traían algo? Hay que ser muy estúpido para no ver lo que está a simple vista. —Rió sarcásticamente, bajó del auto y cerró la puerta de un golpe.

KiBum por su parte, dolido por lo que acababa de escuchar, volvió a taparse la cara casi apretando sus manos contra ella. Quería borrar las asquerosas imágenes de su mente, de verdad que lo deseaba, sin embargo, no podía hacerlo. Estas se encajaban más y más en sus pensamientos con el pasar de los minutos.

Ese idiota que estaba fuera del auto fumándose un cigarrillo tenía toda la razón. ¿Cómo es qué nunca pudo verlo? ¿Cómo carajos nunca pudo darse cuenta? Era más que evidente, lo tuvo siempre en su cara.

En el pasado Ailee se aseguraba de recalcar que MinHo era despreciable y que no lo merecía, que él merecía alguien mejor. También le decía lo mucho que lo odiaba. Cada vez que MinHo y ella se encontraban en el mismo sitio, todo acababa mal.

Más de una vez Ailee intentó alejar a Key de MinHo. Incluso, una vez que KiBum fue a visitar a MinHo a su departamento, se encontró allí a Ailee, y esta le confirmó que solo estaba allí para reclamarle a MinHo que si hacía sufrir a KiBum lo pagaría con su vida.

Puras mentiras, una total hipocresía.

Ahora KiBum entendía por qué el supuesto odio, entendía por qué la encontró aquella vez en el apartamento. Llevaban tiempo viéndole la cara de pendejo y él no se daba cuenta.

Las imágenes de MinHo follándose a Ailee sobre el escritorio no desaparecían de su mente, eran como mil navajas clavándose en su pecho. La traición de Ailee era la que más le partía el alma. No podía sentir más que repulsión, asco. Hubiera dado cualquier cosa tan solo para no haberse encontrado tal escena.

Y KiBum no podía dejar de pensar que esos dos no tenían escrúpulos, ¡Al menos podían haberle puesto seguro a la maldita puerta! Así, quizá, se hubiera ahorrado la escenita. Mientras más lo pensaba, más rabia sentía.

Afuera del auto hacía frio. JongHyun, recostado de la puerta, tenía una mano en el bolsillo y en la otra llevaba el cigarrillo a la mitad. No era de calmarse fácilmente, pero sencillamente decidió no darle tanta importancia al asunto; él ya lo sospechaba. Los rumores en las oficinas volaban.

Oyó la puerta del auto abrirse, por lo tanto dio una última calada y tiró el tabaco al piso; segundos después lo aplastó con la punta del zapato cuando los sorbidos de la nariz de KiBum llegaron a sus oídos.

KiBum tenía la nariz roja, no había llorado, pero las ganas le sobraban. Y JongHyun al darse vuelta y verlo de esa manera, no pudo evitar sentir una punzada en el estómago. No era lastima lo que sentía, tampoco compasión, lo que le embargaba muy adentro era ternura. Pero nada de eso, él no aceptaría jamás que aquel peliteñido le produjera algo.

No odiaba KiBum, tampoco le caía bien. Simplemente le gustaba fastidiarlo y ya, eso era todo. O eso creía.

—Yo... —Comenzó KiBum. —Yo no sé qué te impulsó a sacarme de allí y traerme aquí. Pero sea lo que sea, supongo que... gracias... —Era incómodo para KiBum estar a solas con la persona que tanto odiaba y además tener que agradecerle, cuando su plan claramente era matarlo a golpes.

KiBum no sabía en qué calle estaban, pero temía que JongHyun lo hubiera llevado ahí para asesinarlo. Aunque quizá era un poco exagerado de su parte pensar algo así, ya que hace un rato había sido salvado por ese animal. Pero JongHyun definitivamente era una mala, una terrible compañía para él; KiBum desconfiaba tanto de él, que ya quería marcharse.

—Espero que vuelvas mañana, es tu última sesión y hay que apartar las cosas personales del trabajo. —Le recordó JongHyun completamente sereno, calmado, lo que dejó a KiBum extrañado y casi boquiabierto. Realmente se esperaba algún insulto o reproche, pero no obtuvo nada de eso y, para su sorpresa, JongHyun parecía comprenderlo. Tal vez había juzgado mal a JongHyun.

Asintió una vez y miró a los lados rascándose la nuca. Estaba algo desorientado y asfixiado por tener a JongHyun ahí con él. Sin embargo, dio unos pasos tratando de retomar una actitud indiferente y desagradecida para evitar lo incomoda que ese le volvía la situación y sus propios pensamientos. Hasta donde KiBum sabía, JongHyun no era persona con la que se podía razonar. Le parecía demasiado extraño que ahora se viera como una persona totalmente calmada, cuando sabía que no era para nada así.

—Como sea, ya me voy... —Inquirió caminando por la acera, sin saber siquiera a donde iba. —Si no voy mañana, consíguete a otro que haga el trabajo por mí... —Siguió KiBum.

—Oye, gordo... —Le llamó JongHyun, pero KiBum le hizo caso omiso a su intento por fastidiarlo y siguió caminando y balbuceando cosas sin sentido.

—Otro que pueda soportarte; porque eres repugnante, y odioso, e idiota, imbécil y, y, y..., estúpido. —Balbuceaba KiBum mientras caminaba, pero JongHyun, que no estaba tan lejos, podía oírlo.

—¿Yo soy el estúpido y tú eres el que está tomando el camino equivocado? —A KiBum se le subieron los colores al rostro al darse cuenta que iba por donde no era y se giró para ver a JongHyun que le señalaba el camino tras de sí. —Es por allá.

—Já, ahora me dices por donde tengo que ir... —Resongó Key, pero tomando el camino señalado por el pelinegro.

JongHyun rió divertido mientras veía al rubio desaparecer murmurando cosas. Ese chico definitivamente era todo un caso.

—Si no fueras tan molesto y caprichoso, te invitaría algo de tomar. —Pensó JongHyun en voz alta, para su suerte, ya KiBum iba muy lejos y obviamente ni le escuchó.

El moreno subió a su auto y prendió rumbo a su casa, quiso seguir a Key, pero era consciente de que este sabía cuidarse solito, y además, no se preocupaba en dejarlo ir solo, nadie en sus cabales se metería con un chico tan alocado como aquel gordo. Solo él era tan loco como para hacerlo.

¡Un Completo Imbécil! [JongKey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora