Capitulo 8: Seducción.

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KiBum no solo pudo conseguir el número de JongHyun, sino que también consiguió la dirección de su casa. Esa misma tarde se lo pasó pensando en ir a visitar a JongHyun, porque alguien no podía ser tan despreocupado y dejar su trabajo tirado así como si nada ocurriera.

Era la gran excusa que utilizaría cuando viese a JongHyun, KiBum ni siquiera estaba pensando con claridad, solo quería ver al moreno, a pesar de que era muy contradictorio a todo el odio que sentía hacia él.

8:42pm, KiBum traía un bote de helado a sus espaldas mientras esperaba que la puerta fuese abierta. Si lo que JongHyun tenía resultaba ser depresión, nada mejor que un helado para levantar el ánimo. Pese a esto, el rubio no entendía por qué le preocupaba tanto ese maldito enano.

JongHyun se estaba robando todo su tiempo, todo el espacio en su mente, ¿qué rayos estaba ocurriendo?

La voz "Ya voy" tras la puerta, hizo que a KiBum le temblaran hasta las pantorrillas. Se sentía como un puto crío virgen, al cual le iban a arrebatar su inocencia, y no podía ser así. Tenía que ser desafiante y saber enfrentar a JongHyun, porque precisamente JongHyun sabía como hacerle molestar. Tenía un título en eso, y KiBum ya se estaba arrepintiendo de haber tocado ese timbre segundos atrás.

Se abrió la puerta, a KiBum se le subieron los colores al rostro, y JongHyun que se encontraba sorprendido por aquella inesperada visita, se apoyó en el marco de la puerta con sus brazos cruzados pretendiendo que nada ocurría.

—Vaya... Mira lo que tenemos por aquí. —Sus aires eran de total superioridad, el ego por los cielos de tener la visita del rubio.

KiBum tuvo que tragar fuerte para poder poner en práctica las excusas que se había inventado de camino. Pero es que no podía concentrarse, joder, JongHyun se veía tan rico sin camisa, esos pectorales y músculos perfectamente bronceados. El rubio traía la boca hecha agua, cosa que le impulsó a lamerse los labios, porque justo ahora tenía ganas de lamer todo lo que veía.

Se aclaró un poco la garganta y entonces pasó directamente a la sala haciendo a un lado al mayor de ambos como si estuviese entrando a su propia casa.

—No te emociones, enano. Solo vine a traerte helado para la depresión, porque pensé que te hallaría muerto, pero ahora que te veo sé que no hace falta. —JongHyun tensó la mandíbula, a veces lo confiansudo que solía ser KiBum le llegaba como una patada en los testículos. Fue por eso que se quitó del marco de la puerta y la cerró de un tirón para ir directamente hasta el frente del rubio.

JongHyun estaba tan cerca que KiBum sentía que le faltaba el aire, lo tenía ahí, mirándole los ojos, la nariz, los labios. JongHyun lo sofocaba demasiado hasta hacerlo tartamudear.

JongHyun no entendía por qué KiBum se había tomado el gran coraje de ir hasta donde él solo para llevarle ¿helado? Absurdo. Él no era un pendejo, ese cuento no se lo comía. Pero justo ahora estar tan cerquita de KiBum le estaba causando ansiedad, porque su primer impulso ante tal malcriadez fue hacerlo pagar. Sin embargo, ver de cerca esos labios rojos y gruesos le ponían loco.

Y ni de coña lo aceptaba, pero la tensión era tanta entre ambos que se podía cortar con una tijera.

El pelinegro deslizó la mano por el brazo de KiBum, y en ese instante pudo sentir como los músculos hacían presión. A KiBum hasta los vellitos de la nuca se le erizaron de sentir los dedos contra su piel y se puso tan nervioso, que sus piernas no respondían para poder retroceder.

JongHyun sonrió como un maldito idiota, y al llegar a la mano del rubio, tan solo le quitó la bolsa con el pote de helado.

—Tienes piel de niña. —A KiBum casi le da un paro cardíaco, pero de la molestia que sintió. ¡JongHyun era un maldito imbécil! y eso no cambiaría jamás.

¡Un Completo Imbécil! [JongKey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora