Credence Barebone

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Era de noche y aun Credence Barebone no llegaba al Orfanato. Crystal se estaba angustiando por su amigo, no por su estancia en las calles de New York, si no de lo que le esperaba al llegar a casa.

Mary Lou, la dueña del lugar, mujer que había criado al par de chicos desde pequeños, se encontraba sentada en los escalones, esperando a Credence.

Se suponía que salió a repartir los folletos, respecto al ataque de la brujería, claro que Mary Lou no estaba consciente de que Crystal Oxford era una de ellas pero si tenía sus sospechas respecto a Barebone, ya que este había nacido de una sobrenatural mujer.

Entonces Crystal escuchó el crujido de la puerta al abrirse, Credence entraba por allí con su sombrero en la mano izquierda. Crys lo miró con lastima y Barebone supo que Mary lo esperaba para reprocharle.

  — ¿Donde estabas Credence? Preguntó Mary Lou mirando decepcionada.

  — Repartiendo folletos... — Crystal supo al instante, por su voz baja y quebrada, que estaba mintiendo, Mary Lou también.

  — El cinturón Credence — Dijo la mayor estirando su mano, el moreno se sacó el cinturón y se lo entregó, luego ambos subieron las escaleras.


Crystal se colocó detrás del pilar y escuchaba el ruido del cuero desgarrando la piel de la mano de su amigo. Cerraba los ojos con fuerza para evitar no llorar por cada vez que el ruido aumentaba. Logró escuchar los sollozos silenciosos de Credence una vez que Mary Lou lo dejó en la habitación. La cerró con llave y dijo:

  — Crystal cariño... — Acarició su mejilla— No quiero que veas a Credence...el no es como nosotras...ese estúpido niño es un fenómeno.

  Crys resistió el llanto y respondió apretando sus labios  — ¿Por qué abría de llamarlo así?

  — Porque querida...Credence no es como nosotras...el es oscuro. Ahora ve y duerme, mañana tendremos que levantar a los niños temprano, aun faltan folletos por repartir.

Asintió con la cabeza gacha y le dio una última mirada al cuarto de Credence, luego entró a su habitación y trató de conciliar el sueño.


A diferencia de su amigo, Mary Lou la trataba como a una hija, nunca le levantó la mano y siempre sacaba dinero de donde no había para comprarle ropa de primera marca para que pudiera caminar por las calles de New York como tenía que ser. Claro que no estaba enterada de la herencia sobrenatural de Oxford.

(...)

Crystal se levantó y tomó su varita, que se encontraba debajo de la cama, para susurrar 

—Lumos—Eh iluminar la habitación. Ella no sabía de donde sacaba aquellos conjuros, solo se le venían a la mente.

susurró un Alohomora y abrió la puerta del cuarto de Credence, la cerró y se acercó a su amigo que se encontraba sentado en su cama sollozando a lo bajo.

  — Credence — Susurró para caminar hacia el y decir¿Te duele mucho?— Este asintió y ella pasó lentamente su varita por la palma de su mano, para curarla. 

  — Ayúdame por favor...Crystal...— La castaña lo abrazó y dejó que llorara en su hombro.

 Le rompía el corazón verle así, repudiaba con todas sus fuerzas a todas las personas que le hacía daño a Credence. Ella lo amaba, lo quería tanto de diferentes formas que verle así de roto...le rompía el corazón. Se había cansado de que Mary Lou lo castigara por cualquier cosa, mientras que la semana anterior Crystal había vuelto a casa mucho más tarde y Lou solo le preguntó como le fue.

Crystal amaba a Credence como nunca antes amó a nadie, pero sabía que no podría estar con el porque Mary Lou sabría de lo que tenían y se encargaría de castigar a Barebone mucho peor.

El moreno acarició el cabello de Crys y exhaló su aroma.

  — Nunca voy a poder salir de aquí...voy a morirme Crystal...no puedo seguir así.

 — Se que solo tenemos dieciséis, pero vamos a salir de este orfanato, nos iremos lejos...lejos de New York y tendremos una mejor vida... te lo prometo, Credence...no llores por favor.

 El moreno le sonrió a penas y tomó sus manos, las entrelazó y se acerco — Gracias...

Credence era tímido y a veces retraído, pero sabía que sentía por Crystal...y era más que una bonita amistad.

La tomó de la cintura y ambos se acostaron en la cama, estiraron las sabanas y se cubrieron. Crystal le dio una dulce sonrisa y se miraron entrelazando sus manos por debajo de la sabana.

  — ¿Crees que sea un...mago?— Preguntó en susurro, ambos intercambiaban respiración gracias a la cercanía.

 — Tal vez...Suspiro y siguióCredence....

  — ¿Si? 

  — Yo... Su voz se quebró y tocó la mandíbula de Credence, ente se acercó a ella y trató de unir sus labios, ambos eran fríos y aun solo rosaban. Hasta que Barebone 
 desenlazó sus manos para tomar su quijada y acercarla lo suficiente para terminar de unirlos.

Ambos estaban bajo las sábanas en un tierno beso repleto de dolor.

Al separarse trató de sonreír pero salió una mueca. 

  — Creo que ya debo volver a mi cuarto ... 

Se levantó y antes de irse escuchó la voz serena y quebrada de Credence decir:

"Te amo"

"Te amo"

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