Capítulo 1.

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Mi nombre es Nova Woods. Tengo diecisiete años de edad y no soporto la monotonía de mi vida.

Desde que tengo tres años de edad ha sido la misma rutina:
-Despertar y tomar clases particulares
-Almorzar y posteriormente tomar un descanso de treinta minutos.
-Clases de Ballet.
-Cena con mis padres.
Y por último
-Una hora de lectura en la Biblioteca de mi progenitor.

Mis padres habían hecho una gran fortuna a lo largo de los años, ella con un carrera de Abogacía y él con una de Arquitectura. Ambos se la pasaban inmersos en lo que comprendía su mundo laboral, olvidándose completamente de mí, lo único que a ellos les importaba era que no saliera más allá de lo permitido.

Yo odiaba profundamente la rutina, admiraba a aquellas personas que eran capaces de experimentar aventuras nuevas cada día, que hacían las cosas por primera vez pensando que no sería la última, que disfrutaban realmente el vivir.

Pero aquí estaba yo, divagando acerca de "Lo que podría ser si..." únicamente para escapar de mi mísera realidad. La mayoría del tiempo era así, mi cuerpo estaba en determinado lugar, pero mi mente hacía un viaje de muchos kilómetros.

Con el tiempo había desarrollado mucho mi imaginación, pues el hecho de estar sola en una casa tan grande, sin tener contacto con personas de mi misma edad, que compartieran los mismos gustos que yo tenía, me había orillado a hacerlo. Pasaba la mayor parte de mi tiempo libre (que realmente era muy poco entre tanta rutina) en el balcón de mi habitación observando a las aves que volaban libres en la inmensidad del cielo. En ocasiones me preguntaba ¿qué se sentiría ser realmente libre por unos segundos?

Si yo pudiera escapar de mi monotonía, me gustaría poder volar, al igual que las aves, extender mis alas y emprender un vuelo largo...sin ningún rumbo, sólo...volar.

Recuerdo que para mi cumpleaños número diez, pedí a papá un viaje en un globo aerostático, al inicio no le pareció una muy buena idea; pero luego de pensarlo decidió que podía subir a uno, siempre y cuando no nos distanciaramos demasiado de la fortaleza.

La sensación de estar fuera de ese lugar, que era mi "hogar", resultó muy excitante. Sentir cómo el aire alborotaba mis cabellos y me llenaba profundamente de algo que hasta ese momento yo desconocía... fue inolvidable. Nunca podría escapar de mi mente la sensación de libertad que experimenté ese día.

Esa tarde, cuando llegué a casa escribí en mi diario:

"Ahora puedo saber qué se siente ser un ave, fui una por dos horas. Ciento veinte minutos en los que disfruté de la exquisitez de la libertad. Siete mil doscientos segundos en donde mi alma oprimida y cautiva en la fortaleza... fue libre."

Después de eso no volví a ser libre. Mi madre se volvió más rígida con respecto a mis horarios, casi ni tenía tiempo de ver el cielo desde mi balcón e imaginar otro instante de libertad. La rutina se volvió mi única amiga.

Hoy, dieciocho de mayo, cumplo diecisiete años y tres meses. Y en todo este tiempo, sólo he sido libre una vez.

Mi Utopía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora