Capítulo 7.

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Dereck y yo estábamos recostados en el mismo prado de ayer. Estaba nublado y hacía un poco de frío.

—Parece que tienes mucho frío, ¿quieres un abrazo de oso?

—Sería muy acogedor en estos momentos.

—Entonces ven acá, estrella.

Desde hace unos días me decía así, y me gustaba. Me aproximé más a él y mi cuerpo lo agradeció de inmediato. Estar entre sus brazos era como estar a salvo. Me acomodé mejor únicamente para inhalar el maravilloso olor que desprendía su cuerpo, se había convertido en mi droga, todo él era mi vicio.

De repente, Dereck empezó a hacerme cosquillas. Sabía cuáles eran mis puntos débiles y se estaba aprovechando de eso. Yo reía estruendosamente y él disfrutaba de mi tortura. Movía mis piernas y mis brazos muy rápido, hasta que hice que él quedara encima mío.

Su mirada era intensa y penetrante. Sus pupilas se habían dilatado notoriamente y yo me sentía desnuda ante él.

Vi sus ojos y después sus labios, se veían muy rojos y apetitosos. Recordé el verso que leí anoche con papá. "El alma que hablar puede con los ojos, también puede besar con la mirada."

Dereck y yo no nos habíamos besado en todo este tiempo, es más, no lo habíamos intentado. Mil vibraciones empezaron a extenderse por todo mi cuerpo y se detuvieron en una zona específica. Tener a un chico tan apuesto y tan cerca podría derretir a cualquier chica, a mi parecer. Él ya me había besado con su mirada desde hace tiempo, pero yo quería saber qué se sentía dar un beso, quería saber lo que se sentía ser besada por él, por mi amor.

Dereck se inclinó un poco, lo suficiente como para rozar mi labio inferior y hacerme explotar en deseo. Mi cuerpo reaccionó de una manera que me sorprendió mucho.

Me acerqué más para anular la distancia que nos separaba y uní mis labios con los de él. Al inicio no había mucha sincronización, pero nuestros labios se acoplaron a la perfección y se movían rítmicamente al compás de una melodía inexistente. Nos separamos por falta de aire, jadeando y ardiendo en deseo. No me había dado cuenta el momento en el cual empezó a llover pero ahora estaba empapada totalmente. Dereck volvió a juntar sus labios con los míos y se movía lentamente, disfrutando el momento.

Cuando pensé que se iba a separar, mordió levemente mi labio inferior y sonrió seductoramente.

—Esto ha sido alucinante.

—Ha sido perfecto.

—Todo contigo es perfecto.

—Estar bajo la lluvia después de un beso como ese, creo que entra en la lista de perfecciones.

— ¿Tienes una lista?

—Tú encabezas esa lista.

—Para mí tú eres la única en la lista. Debemos irnos, no quiero que te vayas a resfriar.

—Mis padres se van a molestar mucho cuando me vean en este estado.

—Si quieres puedo ir contigo y decirles que te has perdido.

—No, está bien. Eso empeorará la situación, mejor nos veremos mañana. Haré todo lo que pueda para estar aquí.

Me giré, pero entonces Dereck me tomó de mi brazo derecho y se aproximó hacia mi como león con su presa. Me acarició la mejilla y después mis labios. Era una tortura. Hasta que por fin volvió a besarme por tercera vez en esos más de treinta minutos. Disfruté de la exquisitez de sus labios mezclados con las gotas de lluvia.

—Mi primer beso ha sido genial, parece que había una estupenda promoción que lo ha multiplicado por tres. —sonreí sonrojándome levemente.

—Tú eres estupenda, estrella. Y no te preocupes, hay muchos besos sólo para ti.

Me despedí de Dereck y salí a todo lo que mis piernas podían. Cuando llegué a casa, mi corazón latia rítmicamente, no era solamente por haber corrido tan deprisa, sino que en este momento me embargaban muchas emociones. El beso, la lluvia, y el miedo de lo que mis padres pudieran decir.

Justo cuando iba a abrir la gran puerta, una mano se posó sobre la mía. Le miré incrédula.

Dereck estaba ahí, de pie junto a mí.

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