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La joven caminaba a pasos silenciosos, poniendo gran empeño en cada paso para no ser descubierta. Los botes que había traído a los nuevos estudiantes habían arribado bastante tarde, por lo tanto la noche había caído y le era mucho más fácil ser discreta en los pasillos del colegio.

-No debería de estar aquí señorita-la voz de la mujer estremeció a la joven. Dio media vuelta sabiendo que se encontraría con alguna autoridad frente a ella.

-Lo lamento-dijo la chica inclinándose ofreciendo así su perdón- me distraje siguiendo un gato de ojos violeta y... me separé de mi grupo.

-¿Ojos violeta?-Preguntó la mujer dando unos pasos para acercarse a la joven- Seguro se lo imaginó. Acompáñeme, señorita...

-Aishi. Ayano Aishi-respondió la joven con cortesía.

-Mucho gusto joven Aishi. Mi nombre es Aurora Siniestra, del departamento de astronomía. Ahora vamos. La ceremonia debe de estar acabando y aún el sombrero seleccionador no a elegido su casa.

La muchacha llamada Ayano siguió a la mujer que se hacía llamar Aurora a paso rápido. Cruzaron unos interminables pasillos de piedra antigua, muy bien mantenida por los años hasta llegar al gran comedor donde podían oírse risas, niños hablando y brindando con sus copas, música de fondo y un delicioso olor a pollo asado.

Parecía que nadie se había percatado de que Aurora y Ayano entraron al gran salón, ya que todos seguían riendo y devorando sus comidas. Ambas chicas caminaron por entre las mesas, directo a la larga mesa de los profesores de Hogwarts, sólo un par de estudiantes se giraron a verlas, pero uno en especial, uno que llamó por completo la atención de Ayano.

La chica quedó cegada al verlo. Se veía sonriente, alegre hablando con sus amigos, pero sintió un gran nerviosismo al ver que el chico le devolvía la mirada y agrandaba su sonrisa dedicándosela a la joven. Ayano tropezó con su propio pie cayendo en el suelo, llamando la atención de todos en el salón. Los estudiantes comenzaron a reírse de la chica, mientras que algunos murmuraban sin reconocerla.

-¿Estás bien?-El joven que antes le había dedicado una hermosa sonrisa, ahora le estaba extendiendo su mano para ayudarla.

Ayano gracias a su ayuda logró levantarse y notó que en la mesa en la que él estaba sentado, ninguno de los niños se burlaba de ella, sólo la miraban preocupados, aunque había alguno que otro que se le escapaba una risa.

-Gracias-dijo Ayano tímidamente entre el gran barullo de risas que empezaba a disminuir por las miradas amenazantes de los profesores.

-¿Te conozco?-le preguntó el chico aún manteniendo su sonrisa.

-Lo dudo. Acabo de llegar.

-Espera... ¿Aún no tienes una casa?-le preguntó ahora sorprendido- ¡ahora lo recuerdo, tu eras la niña que viajó con migo en el tren! Lo siento si no te hablé en todo el viaje, creí que estabas dormida... Soy Taro Yamada.

Ayano estaba por responder cuando Aurora la tomó del hombro haciéndola a un lado del chico.

-Luego tendrán tiempo de hablar. Sígueme.

Taro le dedicó una última sonrisa y se volvió a sentar junto a sus amigos para seguir degustando la comida y compartir anécdotas.

Ayano siguió a la mujer en lo que quedaba hasta la gran mesa de los profesores. Aurora se acercó a otra mujer que aparentaba ser profesora y le habló al oído diciéndole algo.

La otra mujer asintió y se acercó a un hombre que estaba sentado en la mesa comiendo una gran pata de pollo. Un hombre que si no lo conociera podría decir que se trataba de Merlín. Pero no, era el famoso Dumbledore, el mismísimo director del colegio Hogwarts el que ahora miraba a la joven Aishi.

Yandere Simulator en HogwartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora