Día uno.

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"Tengo un favor algo embarazoso que pedirte". dijo Jesse

Hanzo lo miraba expectante con una ceja arqueada. "¿Y qué es?"

"Verás, mi familia tiene la impresión de que llevaré a casa una pareja, por uno o dos días la próxima semana. Y, la cosa es... no tengo a nadie, estoy completamente solo y realmente, de verdad apreciaría si vinieras conmigo a mi casa por unos días, y eh debes... fingir ser mi novio."

El Shimada miraba fijamente su plato, moviendo unos pedazos de pescado frito en el charco de ketchup que estaba en el centro de la mesa. Si tan sólo ese pescado pudiera ser su novio hipotético por cuatro días, pensó; le ahorraría una enorme cantidad de vergüenza.

El otro hombre parecía divertido, por lo menos. Maldita sea. Jesse pensó. ¿Podría al menos lucir un poco menos presumido?.

"¿Por qué yo?" habló por fin Hanzo, recogiendo un trozo de ensalada delante de él con su tenedor. "Se lo podrías pedir a Lena, ¿no?"

Jesse hizo una mueca. "Es muy joven."

"A la doctora Ziegler."

"Es como una hermana para mí."

"¿Mei?"

"Es demasiada bonita como para estar con alguien como yo, y mi familia lo sabe."

Hanzo lo miro fijamente sin expresión. "¿Y yo que soy entonces?" le preguntó fríamente.

"¿Uno digno?" dijo con timidez. "Por un lado, mi familia sabe que yo, ya sabes. Bateo para el otro equipo."

"Lo entiendo. Dicho eso, hay un montón de otros hombres aquí."

"Mira, tu y yo nos hemos vuelto bastante cercanos desde que llegaste." dice. "Eres un gran hombre, Hanzo. Te confío completamente mi vida en el campo, y nunca me has fallado. Me sentiría mucho más cómodo llevándote a casa que a otros." Jesse no menciono el hecho de que, en el momento en que se conocieron, comenzó lentamente a sentir un poco más de lo habitual por el yakuza. Pero eso solo es un pequeño detalle, nada que quiera confesar.

McCree le lanza una de sus mejores miradas, rogándole, con las manos juntas delante de él. "Por favor, estoy hasta la madre de esto, mi madre volará desde mi pueblo para estrangularme si es que no llevo a alguien conmigo. Ha estado esperando tanto tiempo para por fin saber que estoy saliendo con alguien, pero cuando supo que era mentira, comenzó a llorar, fue una verdadera putada. Sólo te pido cuatro días, será rápido. Solo durará mientras estemos con ella, una semana después le llamaré y le diré que las cosas no funcionaron."

Hanzo contempló su ensalada durante unos minutos, sumido en sus pensamientos.

Por último, esas palabras de oro salieron de su boca.

"Bien."

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Cogieron un avión de Gibraltar hasta Sevilla, luego de Sevilla a JFK, tomaron un hiper tren desde JFK a Santa Fé, y un taxi después, fue un cansado viaje hasta que por fin llegaron a la puerta que conducía a la antigua granja de la familia McCree. Gracias a Dios que aún había luz, pensó el vaquero. Cargaba tres bolsas de lona, entre ellas una dedicada enteramente a sus armas y equipo, solo por si acaso, en las otras dos llevaba ropa sencilla y otras cosas para el viaje.

Jesse miró hacia arriba en la señal del rancho familiar, que anunciaba el camino a casa. Estaba sostenido por dos postes de madera, con un caballo oxidado, junto con las letras que dicen Rancho McCree. Se sorprendió de que la señal aún se mantuviera en pie, teniendo en cuenta las tres generaciones que había visto pasar.

Four Days - McHanzo/ CanzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora