Capítulo 26.

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Hylie.

Hoy tengo  una cita con Axel, creo que aun continúa molesto por verme junto a Matthew.  Estuve lista a las 5:30 pm, mientras bajaba las escaleras tocaron el timbre, al abrir me encontré con mi precioso Axel luciendo más hermoso que un adonis.

—Nena. —Saludó al verme, no le respondí y lo besé, como si fuese el último día, no se cuanto duramos así, un carraspeo nós hizo separar. ¡Matthew! Estaba detrás de mi observándome divertido.

—He... Matt él es Axel, mi novio.— Los presento para salir del momento incomodo. —Axel él es Matthew el hermano mayor de Jay.—Él asintió.

—Nos vamos.— Fue más una afirmación que una pregunta .

—Si, adiós Matthew. —Me despido de él dejándole un beso en la mejilla. Axel arqueó una ceja ante mi gesto.

En el auto la curiosidad me invadió. —¿Dónde vamos? —Le pregunté mirándolo sonriente, él ni se inmutó. —Axel. —Advertí. El sonrió.

—No seas tan curiosa nena. —Expresó mirándome de reojo. Bufé e hice puchero. —No comas ansias, hermosa.—Me volteé resignada.

Anduvimos alrededor de unos 20 minutos hasta llegar a un ring de boxeo. ¿Que hacemos aquí?

—Vamos. — Abrió mi puerta y me sujetó de la cintura.

—Ya vengo nena. —Dijo soltando su agarré ya dentro del local.

Estuvo hablando con una rubia más falsa que el chocolate blanco, para luego volver donde mi.

— Ahora sí, bienvenida a tu cita. —Reí. Él me tomó la mano y entramos a una especie de ring privado.

Me pasó unos guantes.—Pontelos.—Ordenó haciendo lo mismo y quitándose la remera. ¡Por los dioses! Nunca deja de impresionarme su cuerpo.

—Quítate la chaqueta. — Habló riendo por mi forma de mirarlo. Me quedé con una blusa de tirantes y subimos al ring.

—Golpeame.—Pidió con esa sonrisa traviesa que me deja sin aire.

—¿En serio?  —Susurré mirándolo embobada.

—Sí. —Lo golpeé, mejor dicho intenté hacerlo, uno,  dos,  tres,  cuatro, diez. No sé cuántas veces, trate de golpearlo más fuerte mientras mi enojo aumentaba, pero el fue más rápido y en un movimiento me dió la vuelta y quedé inmóvil contra su pecho.
Sentí su cálida respiración en mi cuello logrando que se me erizara la piel.

—Tienes mucho que aprender, nena.— Murmuró y de un movimiento me tumbo en la colchoneta quedando encima de mi y una de sus piernas ente las mías, apoyó el peso en sus brazos para no aplastarme.

Él me sonreía y yo lo hice también, rozó nuestros labios para undirnos en un beso, pero un portazo nos interrumpió, la rubia oxigenada ¡nos interrumpió!

— Se acabó el tiempo. — Anunció sonriendo y no salió. ¡No salió!

Axel se puso de pie, nos quitamos los guantes, cuando el iba a tomar mi mano lo agarré de  la nuca y lo besé.

Muere perra.

Me separé de él y agarró mi cintura. Le sonreí de la manera más cínica a la puta esa y salimos, solo la observé hacer una mueca.

Ya en el auto Axel soltó una carcajada. —¡Vamos nena!  —Dijo entre risas. Fruncí el ceño.—Con que marcando territorio. —Me habló coqueto. Yo reí inocente.

—¿Acaso no puedo besar a mi novio? —Recalque la última palabra.

— Bien. —Arrancó el auto. Nos detuvimos en un parque y fuimos por unos helados, nos sentamos en el césped apoyados de un árbol.

Sin vuelta atrás.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora