Capítulo 2 | El comienzo.

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De vez en cuando recuerdo el día que todo lo que conocía desapareció.

Llegó el martes y como todas las semanas, tenía clases de química. Este año era uno de mis últimos de la secundaria y todo se complicaba más y más.

Estaba pasando clases con el profesor Peter, el típico profesor anciano que con solo escuchar su voz es probable que te encuentres ya en el quinto sueño. Gracias a esa cuestión, no entendí bien las instrucciones de las mezclas que hacíamos, logrando hacer una reacción que desprendería un vapor no muy saludable. Se puede decir que gracias a eso, tuve la oportunidad de salir del aula para ir a vomitar al baño.

Me tomé mi tiempo en los pasillos del colegio hasta llegar al baño, no tenía mucha prisa. Después de atender las necesidades de mi estómago, me detuve frente al espejo para observar mi rostro.

Era verdad, había adelgazado demasiado estas semanas y las bolsas debajo mis ojos eran cada días más notorias. Tenía los ojos rojos gracias a la reacción química pero no tenía que preocuparme, según Peter no era nada peligrosa.

Justo cuando comencé a notar que parte de mi suéter estaba roto, un gritó hizo que el color de mi rostro desaparezca.

Comencé a correr hacia el lugar origen del aquel grito, y no tardé en llegar ya que provenía desde afuera del establecimiento.

Me sorprendí un poco al notar que el grito fue lanzado por un chico joven ya que la verdad, parecía que hubiese gritado una niña pequeña. Me giré un poco para ver la razón de aquel sonido y entonces lo vi. Era un cadáver.

Lo conocía, era Axel, un chico de unos 15 años que también estaba en el colegio.

A su cuerpo le faltaba todo lo que vendría siendo el pecho y estómago, y de ese gran vacío, la sangre salía para alimentar un charco rojizo en el pavimento. El chico que había alertado ya a muchas personas al rededor yacía en el suelo, desmayado y no era para poco. La escena no era para nada agradable. Las nauseas volvieron.

Pasados unos minutos, llegó un par de ambulancias junto a una patrulla policial. Lo único que pude escuchar a los oficiales es que era una prueba más para aquella "infección" que había surgido algunas semanas atrás. En realidad, solo eran rumores de gente que decían ver como personas se comían una a otra.

El término "infección" comenzó a usarse para esta situación cuando salió el reportaje de una chica de 17 años que había sido mordida por su vecina, sufriendo una terrible fiebre que acabo terminando con su vida.

Después de algunos fisgones más y policías sacando del lugar a periodistas, se nos ordenó a todos los presentes, incluso al colegio entero, regresar a nuestras casas. No pondría objeción a una orden policial, pensé sonriendo.

(...)

Llegué a mi casa y prendí mi celular;

(20) llamadas perdidas de "Mamá".

(3) mensajes de "Fabi sistá".

Luego de algunas preguntas sobre dónde estaba y cómo estaba, de parte de las mujeres de mi vida, salí a buscar algo para comer.

La calle estaba repleta de policias y miembros de alguna ONG que no supe reconocer. Y al parecer, no solo sucedía en mi calle, ya que estaban cerrando caminos paralelamente a unos kilómetros de aquí.

Al regresar, supuse que mi madre ya había llegado por la cantidad de desorden que había en su habitación. Su maleta ya estaba hecha y al levantarla, pensé en que una maleta de 50kg era demasiada pesada para solo una persona. No sabía cómo lograríamos con ella.

The Walking Dead || A long wayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora