Capitulo 3

420 68 17
                                    



-SI A MI HIJO LE PASA ALGO ¡TE MATO! – Reprendía el mayor a uno de sus hombres encargados de seguir a Jin - ¿Acaso no te advertí que lo vigilaras y que no te separaras de él ni un minuto?

-Lo perdí de vista solo un minuto señor

-Tú sabes que Jin es muy sagaz y por culpa de tu estupidez en este momento debe saber que lo estoy vigilando – como un león alterado andaba de un lado a otro lado sin explicarse cómo es que no podían hacer bien su trabajo – ve a buscarlo y esta vez no quiero errores. Quiero saber todo sobre él, a quien frecuenta, que hace, quien se le acerca, ¡entendiste!

-¡Si señor! – el guarda espaldas salió de la oficina del señor Kim disidido a cumplir sus ordenes

Esta vez no lo dejaría pasar, no es que su hijo fuese un niño pero por Dios que era su único hijo, el único ser querido que le sobrara después de la muerte de su esposa, no podía darse el lujo de perderlo a él también.

*

Mientras en la casa de Jin otro era el cantar, aunque no tan ajeno al tema

Jin salió de la taberna ya con las dos copas de vino en la mano y con una sonrisa de oreja a oreja, vio a Ken con la fotografía de él en uniforme en las manos

-¿Me veo bien con el uniforme? – dijo sin perder la sonrisa

-Hem...si, lo que pasa es que... – lo que pasaba es que no podía creer que Jin fuese policía, ¿a qué estaba jugando el destino que lo puso en el camino? aun con las manos temblorosas devolvió el cuadro a su lugar - ¿...eres policía? – dijo mas como en un susurro.

-...fui, hace tres años, pero...la verdad ese es un asunto del que no quiero hablar – dijo Jin restándole importancia – mejor brindemos, brindemos por habernos conocido, por haberme rescatado del guarda espaldas de mi papá.

-Eh...si...

-¿Porque estas temblando?

-No...yo...no. Es que sabes...recordé que tengo una cita muy importante

-No...

-Si...discúlpame pero...tengo que irme, ni modo... - dijo sin más Ken para luego salir de la casa del castaño dejándolo por demás desconcertado

-Pero... ¿porque? – se decía el castaño sin comprender que es lo que paso si todo iba tan bien, ¿quizá había dicho algo malo? No, no lo hizo, ¿cierto? O quizá fue...


Al día siguiente muy temprano fue hasta la empresa de su padre, a reclamarle claro está, no podía permitir que lo siguiera tratando como un crio y que no lo dejara vivir libremente, también lo amaba pero esa no era una razón para que pudiese manipular su vida.

Estaciono el coche al frente del edificio y hecho una furia subió el ascensor ignorando a los empleados que lo saludaban.

Sin pedir permiso a la secretaria se adentró en la oficina azotando la puerta para que todos sepan ahí adentro que llevaba al diablo consigo.

-¡¿Qué demonios crees que estás haciendo papá?! – dijo poniéndose en frente de su escritorio

-¡¿Que es esa manera de entrar SeokJin?!

-Por última vez te digo, no quiero que vuelvas a mandar a uno de tus matones a que me siga, ¡cuántas veces te lo tengo que decir papá!

-Tú no me vas a decir que es lo que tengo que hacer, y yo no voy a permitir que te vuelvan a hacer daño y que te sigas equivocando por culpa de tu inmadurez y de tu rebeldía

Amor Bandido (KenJin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora