Memorias de una vida

4.- ANSIEDAD Y SUFRIMIENTO

Aún me sentía mal por todo lo que había pasado, pero mas que nada estaba resentida con mi familia a tal punto que nisiquiera los mire durante más de una semana. Entendí que no era muy importante pero en el fondo creo que lo sabía, si antes me portaba de manera muy extraña con las personas pues ahora sería peor. Hasta mis 15 años yo entraba y salia de mi casa sin que me notaran, y agradezco que lo mismo me pasa en la escuela.

A mediados de año llegaron a mi clase dos estudiantes nuevos que eran hermanos, los cuales me llamaron un poco la atención, uno se llamaba Andrés, un chico bastante pálido y alto, con cabello negro ojos azules y ropa oscura. La otra se llamaba Andrea, la cual se parecía bastante a su hermano en vestimenta y cabello, pero ella llevaba unos ojos negros.

Al finalizar las clases ese día, ellos se acercaron a mi y al conversar se notaba que nos entendíamos bien ya que notamos puntos en común como la ropa oscura, cicatrices en los brazos y la forma de ver las cosas.

Fuimos al bosque y me contaron su historia...a esos hermanos su madre los dejó cuando tenían menos de un mes, y su padre con suerte lo veian en la semana. A medida que fueron creciendo, en las noches su padre los encerraba a cada uno dentro una caja donde apenas lograban respirar, sus gritos ensordecedores apenas salían de la caja, y las uñas ensangrentadas por rascar una y otra vez esa cosa que los dejaba sin aire.

Y su padre al escuchar claramente los llantos desesperados de sus hijos, lograba dormir con una profunda paz y tranquilidad, pero todo lo malo que le haces a aguien a ti te devuelven el triple, y así fue.

Una noche los hermanos se cansaron de todo lo que sucedía y le dieron a su padre el suficiente alcohol como para perder el conocimiento, se fue a dormir y en un pestañeo ellos se encontraban clavando sus uñas sobre su pecho, y su otra mano sobre su boca ahogando sus gritos, mientras poco a poco se hiba quedando sin aire, hasta que al final dió un último respiro y quedó muerto con los ojos abiertos con una mirada grabada de angustia, ansiedad y desesperación.