Capitulo 14.- La muerte nos Espera (Part.2)

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Era yo.


En mi obscuridad de siempre, con mi fiel y hermosa guadaña, que siempre me acompañaba en mis mejores años de la vida de los mortales. En mi gran silla dorada, y en mi altar, donde las almas de los cuerpos de los que no tuvieron una vida buena, caen a mis pies. Toda la eternidad para pasar aquí esperando. No puedo perder mas siendo quien soy, aun si en mi pequeña existencia, fui un ser humano, fui condenado a cumplir también como todos los demás.

Pero aun así, siendo un ser inmortal.

Mis pensamientos son para un mortal.

Que bajo he caído.

En mi obscuridad, veo como los demonios y ángeles traen nuevos cuerpos y nuevas almas para clasificar, pequeños, jóvenes y ancianos, todo tipo de humano llegara a nuestras manos. Mientras pasaba mi mano por mi filosa compañera, demonios me miraban de reojo, quizás sea por la burla de que alguien como yo, cayó en algo tan bajo como enamorarse. –

- Tenemos un caso en particular muerte. – dijo un demonio, dejándome ver su blanca piel a los pies de mi trono. -

- ¿Qué pasa esta vez? – dije bajando entre todos los cuerpos, tomando mi forma humana, que en verdad me gusta más que la normal.

- Un chico se suicido, hay que ir a buscarlo al limbo. – dijo un ángel agregando más detalles para ver mi reacción – ordenes de arriba, dijo que debías ir a buscarlo por tu propia cuenta. – estúpidos humanos, la vida es un regalo que el de arriba les da. Y aun así no valoran algo que yo desearía a toda costa, daría todo lo mío, por solo pasar un momento más junto a... – veraz, se corto ambas muñecas, y es tu responsabilidad llevarlo donde pertenece – los dos sonrieron al mismo tiempo, no sé qué les causaría tanta gracia, ¿de verdad me veo patético por ello?

- ¿Cuántos casos hay? – pregunte rindiéndome.

- Solo el. –

- Está bien. – dije, partiendo con mi corta almas al hombro en camino al limbo, lugar donde no es el cielo, ni el infierno, donde solo seres humanos quienes han rechazado el don de la vida, son destinados a pasar y aun pienso en que me queda una eternidad hasta el fin de los malditos tiempos... que daría ahora por comer un delicioso pastel de chocolate.

Llegue a donde el aire no se siente, donde solo existe lo blanco y lo roto, donde varias personas se quedan hasta que se les da una segunda oportunidad, donde vienen los vivos sin ninguna explicación o donde ellos se convierten en Ángeles de la muerte.

– Otra vez he venido a buscar a alguien a quien se le da una segunda oportunidad, que suertudo. – lo sabía, porque no cualquier humano es buscado por mi presencia. -

- ¡Tanto tiempo sin verte! – me dijo una criatura con alas negras, mirándome desde el piso donde solo el silencio es dueño. – la muerte en persona en el limbo, ¡pero vaya! ¿Qué es esto? – su sonrisa no dudo en posarse solo en un lado de su cara, donde solo allí se podían ver sus expresiones. - Tu forma humana es muy atractiva, ¿a quién se la has quitado? –

- Solo la tome prestada. – este ser, al igual que lo que habitan aquí, son ángeles de la muerte, encargados de la diversión y los juegos de azar y destino para la raza humana. – explícame ¿por qué debo estar aquí? ¿No son ustedes lo que se encargan de estas personas? – dije de una vez fastidiado.

- Pues este chico no es solo una persona, además el de más arriba nos lo encargo personalmente. – atrayéndome a él, me indico que camináramos hacia donde solo quedaban ruinas de alguna ciudad olvidada en la historia. -

- Está bien, solo dámelo. – no le tome importancia, hasta que de la nada pude observar, que pequeñas flores blancas marcaban un camino. -

- No seas así, además este chico, ha estado ansioso de verte. – aquel ángel de la muerte sonrió nuevamente para mí, indicándome que siguiera por mi camino solo. -

- ¿Qué? - al llegar a donde estaban más marcado aquel camino de flores, pude notar, que al final de ellas, estaba un muchacho alto, muy bien vestido y con sus muñecas con cortes tan profundos que todavía sangraban. – es... - el muchacho se dio vuelta a mirarme con su hermosa sonrisa la cual solo era para mí, sabía que siempre fue para mí. –

- Hola, Taemin –

- Min...Minho... ¿pero qué? ¿Qué haces aquí? No puedes... no debiste. –

- Lo siento, pero te extrañaba demasiado, tanto que no iba a dejar que te fueras de mí de nuevo...

- Pe...Pero ahora estas...

- Tranquilo, He venido a quedarme contigo para siempre...y jamás nada, nos separara –

- Minho...

- Te amo...

- Y yo te amo a ti...








"La eternidad no me parece tan mala desde ahora."








Fin.





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