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·Steve·
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Steve se encaminó a la sección de licores en el supermercado. Volvío a revisar su lista. Estaba haciéndose de provisiones para el fin de semana santo. Esperaba disfrutar de los beneficios de un par de amigas, algo relajado, después de todo era un fin de semana de "re-cojimiento". Sin sobresaltos.

Camino con su 1.83 metro. Rostro ovalado, rasgos armoniosos, piel blanca, pinchudo pelo castaño claro y la actitud de un chico recién salido de la universidad. Con su chaqueta y pantalones deportivos. Llevando las zapatillas más caras del mercado y ese perfume tentador. Si. Steve, sabía que las cajeras se habían volteado cuando paso por la entrada, (siempre era un placer verlo llegar a comprar) muchas mujeres en el supermercado se detenían a observar al semidiós, preparador físico del gimnasio más exclusivo de la ciudad. -Demonios... mira ese trasero- Escucho el descaro de un grupo de adolescentes que aún llevaban el uniforme de su escuela.

Si había un sujeto, al que le quedará perfecto un pantalón de ejercicios, era a Steve. Delicioso les dedicó esa sonrisa a las colegialas que chillaron derretidas. El siguió su camino. Cruzando los pasillos hasta la bendita sección empujando su carro.

Distraído chocó con otro carro que estaba en medio del pasillo mal estacionado.

Los alimentos ahí reunidos se desparramaron. Steve frunció el ceño. Chocolate para fundir, una caja de fresas, un par de latas de crema batida. Entonces la dueña del carro tomó un par de botellas de Sparkling rose demisec.

Era una inteligente elección en espumantes. Pero eso no era lo mejor. Ese cabello brillante y ondulado que caía en punta dos tercios de su espalda como indicando a su vista el camino a seguir para admirar todas sus virtudes.

Los ojos de Steve se oscurecieron tras sus lentes oscuros de aviador. Se relamió los labios. Estaba seguro, ese perfecto culo de corazón no era de la ciudad.

-buena elección... aunque yo prefiero un Brut...- le hablo al mismo tiempo que estrategicamente bloqueaba su pasada con el carrito.

-Escuseme?- ella exhaló en perfecto inglés, tras sus extravagantes lentes de dolce y gabbana que desentonaba con el perfecto conjunto deportivo de victoria secret.

-Demonios...- pensó el deportista que en un movimiento rápido de ojos noto que no había ningún anillo de compromiso en sus manos, que lucían una perfecta manicura, aunque ella llevaba las uñas cortas, con ese largo exacto que le gustaba. -¿podría ser más perfecta?-

Steve de inmediato comenzó a modificar mentalmente los planes... podía cancelar el par de chicas... siempre podía excusarse culpando a su familia. Era tentadora la opción de la extranjera... sola en la ciudad.

-"Demisec" es adecuado para una reunión de amigas informal. Pero para una cena íntima... ya sabes "Brut", es más elegante. Fresas... y algo de chocolate...- continuo en inglés fluido.

-Y porque supones...- le hablo sorprendida.

-¿Qué más podría hacer una mujer tan bella este fin de semana?- contesto coqueto quitándose los lentes oscuros. Juzgando lo que ya había reunido. Sin imaginar a quien estaba tratando de ligar.

-Demisec esta perfecto para un par de noches con mi vibrador y un maratón de películas de Jhon Hughes.- continuo jocosa en ingles, tomándolo por sorpresa.

La observo boquiabierto y luego hizo gala de una de sus mas encantadoras sonrisas.

-Eso seria un desperdicio- balbuceo... ¿de verdad completamente sola? ¿Así de guapa?

-¿Tienes una mejor idea...?- pregunto sin permitirle cuestionarse mucho.

-Podría empezar por remplazar a tu vibrador...-respondió sin pensar.-Digo... Con el no creo que puedas conversar- redondeo la idea al darse cuenta de la idiotez que estaba proponiendo, que era por sobre todo muy honesta pero, ella, tenía que ser una persona fina, seguramente jamás en su vida escucho esa clase de insultos...

Ella no pudo evitar la carcajada. Con esa intención sarcástica.

-¿De verdad Steve Evans no te parece algo directo?- le habló en perfecto español.

El la miró pasmado.-¿Te conozco?- pregunto de inmediato.

-Al parecer...- suspiro y se quitó los lentes oscuros. Ella lo observó por un instante esperando alguna impresión. El se acerco unos pasos. Frunció el ceño mientras la veía detenido.- no me recuerdas- continuo la supuesta extranjera.

Ella no lo podía creer. Era más complejo de lo que imaginaba. Ya habían pasado cerca de diez años de la última vez que la vio a los ojos y en ese entonces lucía muy diferente. O la verdad parecía que recién la estaba viendo de ese modo particular después de conocerla toda la vida...

-"Peppermint..."- crujió la voz de esa chica, incrédula, dándole una pista.

-¿Peppermint?- replicó y algo como un cortocircuito hizo funcionar alguna neurona en su memoria... la mirada de Steve se llenó de asombro, sus pupilas se dilataron sus labios se separaron y luego intento... no era. Trago mucho aire. No podía ser posible-¿Pepper?...- replicó con esa estúpida expresión aturdida. -¿Mi Pepper?- insistió.

-¿Tu Pepper?-lo cuestiono haciendo esa mueca familiar de disgusto y de pronto estaba ahí. La chica... la única chica que fue su amiga en toda su vida. Esa rara especie que no despertaba en el hombre ningún instinto... la jovencita que siempre vio vestida de pantalones de ejercicio y camisetas deportivas. Esa chica que usaba el cabello corto como un muchacho y que le daba reales palizas jugando basket cuando no la incluían para completar el equipo de los chicos ...La vivida versión de la amiga de Charlie Brown, salvó la penosa verdad de que ella era mejor que todos ellos en física, química y matemáticas... construía mil veces mejor con legos y no iba mencionar las batallas perdidas en Play...

Ahí estaba Steve preguntándose dónde demonios había sacado esos preciosos pechos y ese culo perfecto que ya había violado con sus ojos. Steve se inclinó hacia ella y la abrazo cálido.

-¿Como estas Pepper?- pregunto, luego de que ella se logro soltar de él -¿Desde cuando estas acá?. - continuo emocionado. De una forma diferente. Un shock interno. Era ridículo. No podía haberse fijado en Pepper... Eso era equivalente al incesto.

Pepper sonreía después de que la soltó para hablar con otro modo, de esa forma cercana de toda la vida. Fue todo un descubrimiento ¿Había acaso un brillo melancólico en la mirada de Steve?.

-¿Por que no me dijiste?- insistió ahora ofendido.

-¿Y como te encontraba?- Resoplo. El levanto la mirada, había tomado todo lo que ella pretendía comprar y lo acomodo en su carro. Comenzaron a caminar, mientras miraba los pasillos sin prestar mucha atención.

Steve recordó y luego se sintió incomodo. Ella desapareció del planeta, después de la fiesta de año nuevo. Después de esa fiesta, en que nunca imagino que lo vería a los ojos con todo ese odio y lagrimas en las mejillas. Ella había cortado relaciones con todo el mundo. Al parecer lo había hecho excelente. Ya eran como diez años...-Es verdad...- resoplo. Probablemente, ni siquiera era su intención buscarlo en ese viaje. Muchas veces supuso que ella debía estar mejor que todos. Nunca intento contactarse.

Después de cancelar la compra del supermercado caminaron juntos al estacionamiento.

-¿Donde esta tu auto?-

-Iba a tomar un taxi.- contesto hundiéndose de hombros. Steve sonrió y subió todas su provisiones en el porta maletas.

-¿Estas muy apurada?- le pregunto saliendo por la avenida.

Ella se miro en el espejo del copiloto y saco un pintalabios... repaso su boca con un rosa brillante y tentador. -No... la verdad Jhon puede esperar- Se sonrió.

BROKENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora