12. Si Realmente lo Amaras....

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"SIEMPRE TE HE MIRADO ASÍ, PERO TÚ NUNCA TE DISTE CUENTA.

AHORA NO SOPORTARE NINGÚN SEGUNDO MÁS.

SE DESVANECE EN MÍ, LAS GANAS DE SEGUIR".

                                                                     Honey de L'arc en ciel.



Los colores más peculiares hacían al edificio resplandecer. A pesar de poseer dos colores simples, era la más bella imagen para aquellos ojos azules. Las paredes teñidas de un color vino con detalles de agua marina cerca de los marcos y puertas. Los espejos dentro daban a la cafetería la ilusión de ser tan amplio que asombraba. Los dos pisos más la planta baja seguían conectados por el elevador y las escaleras, que ahora lucían un diseño más que renovado, y el ascensor, a petición de Maryse, tenía una puerta.

Los cristales fueron reemplazados, el vidrio que lo sustituía era anti reflejante y hacía de la cafetería más íntima. Debían entrar para observar si había una mesa disponible. Sin olvidar que las mesas y en general las sillas, eran tan cómodas y hermosas, que daban la idea de ser la sala de un apartamento más que una simple cafetería. Había un televisor en una sección y un pequeño Karaoke en otra sección.

Pero la Cocina había enloquecido a Alexander. Los hornos estaban perfectos e inmaculados, las parrillas eran el doble y se hallaban bien distribuidas. Las charolas de los postres junto con los carritos – estanterías, se encontraban pegados a una pared de manera ordenada. Era sin duda la cafetería perfecta de los sueños de Alec.

Observo el cartel en sus manos y sonrió. Por fin buscaría al "Repostero especializado en Cupcake" que tanto había idealizado, y que no podía contratar con anterioridad. Se pasó la mano distraídamente por el cabello negro casi azulado, y observo el pasillo que llevaba a su apartamento. No sería más invadido por nadie y ahora el lugar le producía demasiada seguridad.

Era el hogar y trabajo que Alec amaba. Era todo suyo y reflejaba su libertad.

Feliz por su nuevo establecimiento, Alec encendió las bocinas de cada sección y colocó la canción que más amaba. La canción por la que su Cafetería se llamaba así. Los primeros acordes llenaban el edificio y el ritmo de "The Fourth Avenue Cafe", obra del grupo de Rock Japonés L'Arc~en~Ciel, estallaba contra las paredes.

Tan concentrado estaba que no sintió las miradas sobre él ni la puerta abrirse. En un segundo, todos sus amigos y trabajadores, se encontraban bailando por la cafetería aún cerrada. Isabelle danzaba junto a Simon en el primer piso, junto a las escaleras que parecían de cristal. Jace y Clary saltaban entre las mesas casi persiguiéndose uno al otro. La música los liberaba y Alec encontró que adoraba estar en casa, estar seguro nuevamente.

Pero había sido más que eso. Amaba haberse sentido reconfortado en brazos de Magnus Bane, y amó cada momento a su lado. Había estado tan perdido, ahogándose en la angustia, y entonces, Magnus lo había rescatado.

No siempre podía ser el adulto del grupo, en especial porque solo era unos años mayor que sus trabajadores.

Jordan tomo una escoba y fingió tocar los acordes de la guitarra mientras Maia bailaba alrededor de él. Jonathan Wayland estaba muy cohibido al principio, seguramente avergonzado por lo que había hecho la última vez que se encontraron. Entonces comenzó a imitar a Jace e Isabelle, que danzaban con pasos exagerados, casi retándose mutuamente; en una muy cómica exageración de la manera en la cual giraban las caderas.

El Café de la Cuarta AvenidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora