YOU ARE MY DESTINY; Hyuuga Neji. [1] ✓

008.

Deambulé por las calles de Konoha en un intento de calmar mis pensamientos agobiantes que tenía con respecto a Uchiha Itachi.

Caminé sin saber qué hacer con respecto a esta situación, y entonces pude ver a una pareja no muy lejos de mí, donde al darme cuenta de quienes se trataban he realizado una mueca.

Kagura se encontraba aferrada al brazo de Neji, mientras que este le mencionaba algo.

—Basta... —susurré para mí misma cuando sentí una sensación amarga en mi interior—. Debo borrar esto que me sucede...

Tenía que borrar cualquier sentimiento que tuviera, ya que esa era la única manera que encontraba para concentrarme en mi principal propósito y era el vengar la muerte de mi hermano mayor.

—Que espanto —oí mencionar a Kagura, quien me miraba fijamente—. ¿Por qué no te vas por otro lado? Arruinas mi momento con mí Neji.

—¿Tú Neji? —mencioné soltando una risa sarcástica.

—Sí, él es mío.

—Tratas a Neji como si fuera un juguete —mencioné, y nuevamente sentí esa sensación amarga cuando la vi apegarse a Neji—. Es repugnante...

—¿Cómo has dicho? —preguntó Kagura, molesta y al no oír mi respuesta se molestó más—. Vete de aquí. ¿Qué no ves que tu presencia nos molesta?

Realmente esta chica lograba que mi estado de ánimo se perturbaba e incluso me entraban unas ganas de hacerla desaparecer.

Como no quería lidiar con ellos pensé en irme, pero inesperadamente me habían sostenido de la mano y al ver la mano de Neji lo miré confundida.

Fue entonces cuando él comenzó a arrastrarme por el lugar, mientras oíamos los gritos de Kagura por dejarla abandonada por mí.

—Suéltame —exigí cuando nos alejamos de aquella molestia, pero como él no tenía intenciones de soltarme he tenido que utilizar la fuerza. Sin embargo, aquello fue una mala idea, porque ambos terminamos en el suelo.

—Siempre estás causando un alboroto.

—¿Qué...? —dije, frunciendo el entrecejo—. Yo no causo alborotos, Hyuuga.

—Como sea. Ya nos hemos alejado lo suficiente.

—¿Para qué me has traído a este lugar? —pregunté y realicé una mueca al verme rodeada de flores—. Es...

—Repugnante, lo sé —suspiró y volví a fruncir el entrecejo cuando me interrumpió—. Deja de colocar esa expresión y...

—Cierra la boca.

—No me interrumpas.

—Oh, claro. Tú puedes interrumpirme, pero yo no tengo permitido hacerlo.

—¿Por qué siempre te molestas? —preguntó, mirándome seriamente.

—Eres tú quien hace que me moleste —mencioné de manera hosca para luego levantarme—. Ya mejor me voy.

Nuevamente él me detuvo al sostener mi mano y ante aquello sentí esa sensación agradable en mi interior, la cual sabía perfectamente de que se trataba. Sin embargo, he estado ocultándola para así concentrarme en mi venganza.

—Toma esto antes de que te vayas —dijo tranquilamente, y entonces me dejó ver una pequeña caja de regalo—. Feliz cumpleaños, Uchiha.

La sorpresa llegó a mi rostro y era porque yo había olvidado por completo que hoy era mi cumpleaños, pero también me encontraba sorprendida porque él lo recordó y ante ello la sensación en mi pecho se intensificó.

—Esto... —musité, mientras veía como él colocaba la pequeña caja en mi mano.

—Solamente quería entregarte eso —mencionó, mientras se levantaba y me daba la espalda—. Ahora te dejaré sola como querías.

Neji se fue y yo me mantuve en mi lugar inmóvil, pero luego comencé a abrir aquella caja y al ver una pulsera me quedé más sorprendida todavía.

—Estúpido, Neji —susurré un poco avergonzada, mientras tomaba la pulsera en mis manos.

Este detalle de su parte ocasionó que volviera a sentir aquellas emociones que trataba de ocultar.

—Vaya sorpresa —oí una voz femenina—. La Uchiha está sonriendo.

De manera rápida esquivé un ataque que se venía directo a mi cuerpo, y entonces la persona que lo lanzó hizo su aparición.

Una chica pelirroja y un chico con varios brazos aparecieron frente a mí, lo cual me hizo sentir intranquilidad.

—Probemos si esta chica es más habilosa que el otro, Tayuya.

—Está bien, Kidomaru.

Ambos comenzaron a atacarme, por lo que esquivé sus ataques con rapidez. Sin embargo, cuando la pulsera que Neji me había regalado estuvo a punto de caer de mis manos me distraje y debido a ello no pude esquivar el ataque del tal Kidomaru; ahora me encontraba atrapa en un tronco por una tela de araña.

—Un poco habilosa, pero se deja llevar por sus emociones —mencionó Tayuya—. Todavía te hace falta poder.

Oírla mencionar eso hizo que recordara las palabras de Itachi, donde él mencionó que todavía me faltaba odio como para volverme poderosa.

—Orochimaru – sama mencionó que querías volverte fuerte —dijo Kidomaru—. Estando en este lugar nunca podrás volverte fuerte.

—Tch... Eso lo sé.

—Entonces ve con él —dijo Tayuya, sonriendo con malicia—. Orochimaru – sama puede darte el poder que necesitas.

Presioné mis manos y al sentir la pulsera de Neji comencé a cuestionarme que hacer.

—Si te quedas aquí nunca serás fuerte y el otro Uchiha te superará.

—¿Qué...?

—Oh, nosotros no solo hemos venido a saber tu opinión —dijo Kidomaru—, sino que también de ese tal Uchiha Sasuke.

—Nuestros compañeros ya deben de estar convenciéndolo —mencionó Tayuya—. Al parecer te quedarás siendo débil de por vida.

En ese instante los recuerdos de la muerte de mi hermano que Itachi me mostró se vinieron a mi mente y con ello trajo una ira inmensa.

Quedarme en Konoha era la peor opción que podía tomar, ya que aquí estaba comenzando a dudar sobre lo que debía hacer.

No podía flaquear en mi decisión... Yo no podía dejar que Sasuke se encargara de Itachi por su cuenta, ya que si lo hacía nunca me sentiría a gusto.

—Piénsalo bien —volvió a hablar Tayuya—. Te esperaremos a media noche aquí mismo para saber tu respuesta.

La tela de araña que me retenía comenzó poco a poco a deshacerse, y entonces los chicos que vinieron por parte de Orochimaru desaparecieron.

Solté un suspiro mientras guardaba la pulsera que Neji me había entregado en mi bolsillo derecho para así luego comenzar a regresar a casa donde pensaría mi respuesta, aunque realmente no había mucho de que pensar.