Capitulo 12 - Deidara Yamanaka parte 3: El maldito intruso

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Ardnas: Hola queridos lectores, espero disfruten de mi nuevo capitulo *dijo haciendo pucheros* Devuélveme mi muñequito Veris.

Veris: No, esta confiscado hasta que seas una persona responsable, ósea... *puso un gesto pensativo* Nunca.

Ardnas: Pero es mío.

Veris: Estabas torturando a Shika-kun con esto *dijo molesta* prometiste que nunca harías vudú.

Ardnas: No hacia vudú *voltio hacia otro lado* solo me preguntaba cuanto aguantaría Cervatillo-san hasta de morir por agonía.

Veris: Tu no tienes remedio *frunció el ceño* Y no me he olvidado de ustedes *dijo mirando a los hermanos Uchiha* Bakas *resignándose* bueno... Disfruten el fic.

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-Despues de la muerte de mi papi cambiaron más cosas de las que ya estaban cambiadas como el hecho de que Inoki se fuera oficialmente a vivir con nosotros, la verdad es que eso me tenía realmente furioso, Akane no tenía ni dos días de ser viuda y ya tenía nueva pareja, aunque considerando que ella e Inoki ya eran amantes desde antes de que mi papi muriera no debía sorprenderme.

Inoki ya estaba completamente instalado en la casa y está de más decir que eso no me gustaba para nada, pero Ino y Akane estaban completamente encantadas con él. Akane por obvias razones, estaba más que claro que tener a su amante en casa le alegraba de sobre manera, en cuanto a Ino... ella adoraba ser consentida.

Inoki siempre la adoró, se la pasaba alagándola y consintiéndola en todo lo que fuera posible desde que la conoció, se la pasaba diciéndole que ella merecía todo y que siempre conseguiría lo que se propusiera... el realmente la malcriaba y a Ino le gustaba eso, mi papi nunca la consintió, si bien le daba todo el cariño que un padre le daba a su hija él era hasta cierto punto estricto y trataba de inculcarnos los mejores valores. Valores que ella había olvidado a mi parecer.

Se suele decir que el ser humano se acostumbra a lo que sea con el tiempo, pero en mi caso no era así, desde el principio supe que lo odiaba y que iba a odiarlo siempre.

Flash back

Ya habían pasado tres días de la muerte de mi papi, con Inoki viviendo en mi casa la verdad es que no me sentía para nada cómodo pero yo nada podía hacer, vi a ese oji miel arrogante salir con bolsas de basura y tirarlas al jardín, yo corrí a ver lo que eran y me enfurecí mucho al darme cuenta de que eran las cosas de mi papi; su ropa, sus zapatos, las fotos donde el aparecía, todo estaba ahí, ese maldito estaba deshaciéndose de lo poco que me quedaba de él pero no iba a darle el gusto.

Rebusqué entre las cosas y tomé las fotos más significativas: una donde salía él solo, otra de él y yo cuando era pequeño, otra igual a esa pero más actual y finalmente una donde estábamos el, Ino y yo, a pesar de que a mi hermanita parecía no importarle que él hubiera muerto sentía que no era del todo su culpa, en cuanto a Akane, a ella la culpaba de todo.

Seguí buscando en esa gran bolsa y saqué un par de cosas más: su camisa favorita, el reloj de muñeca que siempre llevaba, un cofrecito de madera y la llave de este.

Metí todo lo posible en mis bolsillos y el resto lo llevé cargando, corrí a la parte trasera de mi casa donde había un bello jardín con flores, y ahí, oculta entre algunos arbustos, estaba una puerta trampa que levanté para despues bajar unos cuantos escalones.

Ahí dentro estaba todo nuestro mundo, esa habitación era el lugar secreto que mi papi y yo habíamos creado, ni Akane ni Ino sabían de él, pues aunque a ambas les gustaban las flores, ninguna era lo bastante devota a cuidar de este pequeño jardín, pero así era mejor.

La culpa no es suyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora