Autumn nueve

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nueve;

Jongin no va a casa durante tres días y dos noches. Kyungsoo esta cada vez mas preocupado, pero debido a las estrictas reglas que Jongin trazo para el, no se le permite salir del hotel bajo ninguna circunstancia. Se pasea por la gran habitación mas de cuatro veces y ahora mientras el reloj avanza y comienza la cuenta atrás para la tercera noche, Kyungsoo no puede aguantar mas. Aun se mantiene en torno a las reglas de no salir del hotel, pero en su lugar, decide llamar a la recepción.

―Hola, ¿en que lo podemos ayudar? ―responde la voz de una dama y Kyungsoo casi quiere exhalar un suspiro de alivio. No ha hablado con otra persona aparte de Jongin en quien sabe cuanto tiempo, pero sabe que no puede sentarse ahí y tener una conversación con alguien que trabaja en la recepción.

―Uh..Hola. Me preguntaba si ha visto alguna señal del Sr. Kim.. Se queda en la habitación 365 ―la voz de Kyungsoo tirita violentamente y un ataque de pánico viene rápidamente, este se encuentra hiperventilado mientras ella habla con el.

―Disculpe señor, esa es información personal. No podemos dar ese tipo de datos. Sin embargo, el debería estar de regreso pronto, se lo aseguro ―antes de que ella pueda continuar, Kyungsoo cuelga de golpe el telefono hacia abajo. Después de calmarse a si mismo y estar ansioso el doble, Kyungsoo se desploma en el sofá, un profundo respiro se escapa de sus labios agrietados. Se queda mirando el teléfono. Todavía recuerda que el numero de su mama no esta fuera de su memoria.

Cuidadosamente, se mueve. Sus dedos flotando por encima de los números, presionándolos con los ojos casi cerrados, porque lo que esta haciendo ahora mismo podría obstaculizar todo lo que Jongin estaba tratando de hacer. Mantenerlos juntos, mantenerlo a salvo. Sin embargo, a Kyungsoo no le importa ahora, solo quería escuchar la voz de su madre. Deja que el teléfono suene, lo presiona firmemente contra su oído, el corazón latiendo tan rápido.

―¿Hola? ―Kyungsoo se muerde el labio. Su voz es tan suave, tan melódica. Tan especial. Kyungsoo quiere hablar, quiere decirle que esta bien seguro y que la echa de menos, pero cuando sus labios se abren, ningún sonido se escapa.

―¿Hola ¿Quien es? ―pregunta ella y el casi puede imaginar sus cejas fruncidas y como enrolla el cable alrededor de sus dedos mientras se desplaza de pie.

―K-Kyungsoo.. ¿eres t-tu? ―esta a punto de ahogarse. A punto de realmente responder, pero antes de que pueda decir una palabra, el teléfono, literalmente, es arrancado de sus manos fuera del enchufe y arrojado contra la pared, rompiéndose en pedazos. Kyungsoo al instante se encoge mientras una mano se levanta en el aire.

―¡No dije nada! ¡lo prometo! ¡solo quería escuchar su voz! ―lloriquea Kyungsoo, enterrando su cara en el suelo. En lugar de una bofetada, un pie se conecta con su costado y esta gritando de dolor. Sus manos se arrastran por el suelo de madera, pero luego, unos zapatos elegantes están ejerciendo presión contra sus dedos.

―Esto te enseñara a nunca ir en contra de mis reglas. Pedazo de mierda.

Una pisada fuerte. Un crujido. Un grito.

Kyungsoo no puede dejar de llorar.

Debido a la cantidad de dinero de Jongin rondando en el, consiguió un medico privado para ver los daños en los dedos de Kyungsoo. A medida que el medico miraba sobre ellos, Jongin esperaba impaciente en el extremo de la cama, sus brazos se cruzaron sobre su pecho mientras se desplazaba sobre sus pies. El doctor considera que los dedos de Kyungsoo están bien. No están rotos, pero si gravemente heridos y la hinchazón probablemente empeorara mañana si no ponen hielo en ellos. Jongin gira sobre sus talones y rápidamente saca una bolsa de hielo del congelador antes de traerlo de vuelta a Kyungsoo.

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