20 y 24

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La nieve caía del cielo más de lo normal aquel año, Luhan caminaba por las calles de Seúl, buscando aquel objeto que quería comprar para obsequiarle al chico que pronto iría a Beijing con él. A decir verdad, las cosas con Sehun habían cambiado pero no en el sentido que ambos hubieran querido. El mayor visitaba Corea cada vez que le era posible y se veían, la primera vez corrieron a besarse en cuanto se vieron, la segunda fue un pico un tanto forzado y a partir de la tercera se limitaban a darse un abrazo. Era triste y confuso a la vez, pues con el tiempo aquella charla que tuvieron antes de separarse fue quedando olvidada, volviendo a una amistad que restringía a aquel par.

Pero ahora sería diferente, la idea era vivir juntos en un departamento y, según los planes de Luhan, tratar de retomar la relación que pudieron haber tenido. Su vuelo había arribado dos horas atrás pero no notificó al chico Oh de su llegada, quería que todo fuera una sorpresa.

-Con un listón azul, por favor- pidió a la mujer que atendía en la tienda.

-Parece que es un regalo muy especial- sonrió la chica.

-Es para una persona especial- respondió mientras pagaba y salía al frío.

Con aquella caja colorida en manos se dirigió hasta la residencia de los Oh, esperando a saludar a aquella amiga familia, pero especialmente encontrar a Sehun. Condujo hasta allí y en cuanto bajó pudo sentir la piel erizarse al observar como aquel a quien buscaba apilaba cajas y sacaba de ellas luces navideñas.

-Hace más frío de lo normal, ¿planeas colocarlas todas tú solo?- preguntó Luhan.

-¿Hyung?- preguntó emocionado Sehun.

-Hola- sonrió.

-Vaya, no avisaste que llegarías hoy- dejó lo que hacía y corrió a abrazarlo- ¿Cómo has estado?

-Los últimos semestres son más duros de lo que creí, pero sigo vivo- bromeó cuando soltaron el agarre- Traje algunos bocadillos de los que le gustan a tu madre.

-Oh, vaya, supongo que tendrán que esperar, salieron el fin de semana a visitar a mis abuelos en Busan- suspiró- Pero me dejaron con todo esto.

-Yo esperaba verlos- comenzó a reír- Podría ayudarte, si tú invitas los Bubble Tea después.

-Es un trato- sonrió el menor.

Fue así como se dirigieron a la cochera para recoger una escalera y comenzar a colocar aquellas luces por todo el techo de la casa. Había algo de nieve acumulada y la aprovecharon para lanzársela de vez en cuando, disfrutando de la graciosa vista del otro cada que lo hacían.

-Esto me recuerda a aquella vez que ayudaste en mi casa a adornar el árbol de Navidad- comenzó a reír Luhan- Rompiste como seis esferas y tu madre te regañó por horas.

-Ni me lo recuerdes, no vi a mi juguete favorito por un mes- fingió llorar- Fue muy cruel. ¿Pero qué me dices tú? Hace años fuiste el reno Rodolfo en la obra de la escuela y olvidaste la canción justo en tu solo- esta vez rio Sehun.

-Fue una de las cosas más traumáticas de mi juventud- sonrió- Pero después de que terminara, yo estaba llorando en un rincón y un niño se acercó a mí a decirme que lo había hecho genial, ¿te acuerdas?
-Vaya, que niño más loco, ¿no?- respondió el más alto volteando hacia otro lado- ¿Quién habrá sido?

-De repente tu memoria fotográfica falla, ¿eh?- agregó mientras colocaba una última luz- Creo que terminé por acá, ¿qué tal vas tú?- volteó pero ya no había nadie- ¿Sehun?

-Vamos, hyung, me voy a congelar- dijo el menor quien ya estaba con los pies en el suelo.

Ambos entraron a la casa, se quitaron los abrigos y se sentaron en el gran sofá de la sala de estar mientras bebían chocolate caliente que la madre de Sehun preparó antes de irse. Por un momento parecía que el tiempo había retrocedido y eran aquellos adolescentes que acostumbraban pasar las tardes juntos bromeando e inventando qué hacer con tal de pasar un rato más el uno con el otro. Incluso, el más alto desempolvó uno de esos juegos de mesa que les encantaba jugar cuando más chicos.

Siempre contigo [Hunhan]Where stories live. Discover now