El síndrome de Estocolmo es una reacción en la que la víctima de una violación y/o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte lazo con quien la ha dañado física y/o psicológicamente. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del agresor.
Su sonrisa abarcaba todo su rostro cada vez que iba a la escuela, el único lugar donde podía calmarse, liberarse del abrumador ambiente de su casa y quitar su estrés con las tareas que los profesores le dejaban, sonaba irónico, pero le entretenía más pasarse todo el día en su colegio estudiando que en su casa con sus padres y sus hermanos, prácticamente nunca estaba en su "dulce hogar", pues o se adentraba a la parte más recóndita se la biblioteca escolar, perdiéndose entre tantas palabras y tantos mundos, o viajaba hasta una tienda de música, donde aprendía, a costa de sus padres, a tocar la batería, la trompeta y diversos instrumentos que adoraba.
Para su suerte era muy buen amigo del dueño, Brendon, por lo que le aconsejaba bien y no le cobraba por el uso de sus materiales, pues podía ver un enorme futuro en el chico de cabello verde, y lo tenía, gracias a su inteligencia, sentido del humor, carisma, buen oído musical y destreza junto con imaginación a la hora de escribir, poseía mucho de donde apoyarse, pero era obvio que la música le apasionaba, pues por ella demostraba sus sentimientos, todo lo que tenía que decir estaba mezclado en los ritmos que proporcionaba, era impresionante.
Pero volviendo al tema, su escuela, un edificio que para algunos se asemejaba a una prisión de máxima seguridad, para él era el paraíso, el camino no era tan largo, unas 7 cuadras que iban casi rectas por manzanas llenas de casas bajas y simples, eran pocas las que destacaban.
La cuadra más silenciosa le ponía los pelos de punta, pues era un pequeño barrio lleno de adultos y gente mayor, casi nunca salían, y podía jurar que ni siquiera se conocían entre ellos, por lo que sabía sólo había una familia con niños, los cuales suele saludar cuando pasa por allí, y más de una vez se unió a sus alocados juegos llenos de fantasía e inocencia.
Eran dos, una niña quien era la mayor, teniendo 5 años, y su hermano menor de 3, se llevaban muy bien, y siempre deseaba poder tener esa clase de compañerismo con sus propios hermanos... pero estaba consciente de que jamás lo conseguiría, no a estas alturas, ya tenía 16 años, y no podía perder el tiempo en intentar llevarse bien con gente que ni siquiera le prestaba atención y con suerte recordaban que existe.
Todos los días, alrededor de las 6:38 am pasaba con calma, nadie estaba despierto a esa hora, por lo que disfrutaba del buen silencio, observando con detalle cada casa, cada auto, cada planta que decoraba las entradas, entre todas una siempre le llamó la atención, hecha de piedra y madera, moderna, siendo prácticamente todo de color café, un pequeño garaje que siempre estaba cerrado con un portón negro pintado a la perfección, una valla de caoba oscuro separaba la calle del pequeño patio delantero, arbustos llenos de flores rosas bien cuidados daban una hermosa vista y primera impresión superficialmente, siempre se preguntaba cómo luciría por dentro, pese a ello sabía que jamás quitaría esa duda, pues nunca vio a nadie salir o entrar, incluso y a pesar de la cantidad de veces y las diversas horas por las cuales solía cruzarse, nada, el ruido más estrepitoso era el aleteo de una mosca que casualmente pasaba por allí.Sus días eran comúnmente aburridos para alguien de su edad, no tenía más que un amigo que sólo veía en su instituto a causa de sus padres, no iba a tocar todos los días y no siempre le dejaban tarea, y para su enorme suerte hoy era uno de esos momentos, esos días donde no había nada qué hacer, y empeoraba cuando entraba en razón de que apenas volvía de aquel edificio que era un paraíso para adentrarse en su propio infierno, abrió la puerta con cautela, al parecer sus padres no se encontraban en la casa y sus hermanos miraban el televisor desde la mesa de la cocina-comedor, por lo tanto pudo pasar desapercibido hasta su cuarto, una vez allí arrojó su mochila a un lado, tomó un lápiz y una libreta escondidos en un cajón y empezó a escribir anotaciones de todo lo ocurrido, no tenía porqué explicar sus motivos para lo que hacía, sólo le entretenía y ya.
Pasada la media noche todos dormían, a excepción de él, claro, saltaba de pensamiento en pensamiento, ¿qué estará haciendo la gente en general? ¿sus profesores tendrán algún tipo de complot para que ninguno le dejase trabajos por una clase entera? ¿la frente de Brendon tendrá vida propia? ¿quién vivirá en esa casa tan bonita y tan llamativa?
Okay, ese último pensamiento fue entrometido, pero tan cierto como sus achinados ojos al sonreír, quería saberlo, más que nada en el mundo, había algo allí que le obligaba a sentir esa curiosidad, aunque entre tanto rebuscar el sueño pudo ganarle.

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Estocolmo
Fanfiction"No te dejes llevar por su lindo comportamiento y sus buenos tratos, en el fondo es un enfermo de mierda."