Gerard
Le había dado todo.
Mi amor, mi sonrisa, mi alegría, todo yo era de Gerard.
¿¿Y el qué me había dado?, uff, yo pensé que también me había dado todo, pero no era así; En un principio quizá me dio algo, me dio sus risas y sus hermosos sonrojos
Pero eso fue todo.
Lo demás para el fue un juego.
Uno dónde yo era el juguete.
Tomaba mi mano cuando quería que le acompañara a algún sitio.
Me besaba la mejilla cuando le daba parte de mi almuerzo.
Besaba mis labios cuando le hacía un favor.
Y es que todo el me volvía loco.
Él por supuesto que lo sabía. Y lo usaba a su favor.
Después de nuestros primeros besos le pregunté que éramos, el dijo “amigos, tontito”.
Cuando nos acostamos la primera vez, me dijo que el no estaba listo para una relación, pero que siempre sería su amigo.
Un día, el mejor de nuestros días, él opinó que era hora de ser novios, yo muy contento acepté. Pensé que al fin todos mis sentimientos serían correspondidos y que Gerard y yo seríamos la pareja más feliz del mundo. Y otra vez, me equivoqué.
Comenzamos bien, o eso yo creía, me decía cosas lindas y me besaba sin motivo aparente, amor, pensaba yo.
Un día me presentó ante su hermano y sus amigos.
A su hermano ya lo conocía, era menor y también muy apuesto, Gerard me había dicho que siempre le había parecido atractivo a su hermano y este muchas veces me había invitado a salir.
Sus amigos, Ray, Bob y su ex novio Bert. Todos eran muy agradables, menos Bert que me miraba celoso cuando tomaba la mano de Gerard.
Gerard nunca había estado tan amoroso conmigo, me daba besos en las mejillas y cuando creía que nadie nos veía besaba mis labios, oh, pero alguien si nos veía, Bert lo hacía y Gerard sabía que nos miraba.
Nunca me di cuenta de que en todos los lugares donde Gerard y yo nos reuníamos estaban Mikey o Bert.
Hasta que un día Gerard me mandó un mensaje de texto donde decía : “Terminamos”, yo por supuesto me altere y intenté llamar a Gerard, este nunca contesto, ignoraba mis mensajes y correos electrónicos, hasta que un día me di por vencido. No pasaba un día donde me preguntara que había hecho mal, ¿lo habría herido?¿Sería por mi manera de hablarle?, en mi mente todo era mi culpa. Pasé cerca de 3 semanas encerrado en mi casa lamentándome por Gerard. Solo recibía mensajes de Mikey preguntando por mi estado, ignoré cada uno de ellos, hasta que al intentar colgar una llamada suya acabé contestándola.
-¿¡Frank!? Por fin, gracias a Dios, pensé que habías muerto o algo por el estilo.- Sonaba alterado y preocupado.
-Hey Mikey… he tenido unas semanas complicadas.-Dije con un hilo de voz.
-¿Podemos vernos en un sitio? Necesito hablar contigo en persona.- Su voz ahora sonaba mas segura pero con una seriedad impresionante.
Accedí y a pesar de mis pocas ganas de salir, me encontré con Mikey en un café. El me miraba triste y con una pena impresionante. Me senté en el lugar vacío junto a el y bebí de mi café.
-¿Entonces?.-Pregunté.
Mikey volteaba a todos lados, estaba muy nervioso.
-Dios… bueno Frank, ¿tu sabes que me gustas?¿verdad?.- Dijo y yo moví mi cabeza de arriba abajo indicando que lo sabía. ¿A qué quería llegar Mikey con esto?.- Mira, Gerard es mi hermano y toda la cosa pero también es un hijo de puta.
-Eso lo sé, Mikey, quizá mejor que nadie, pero también es una buena persona.- No sé porque lo defendí pero no podía quedarme callado cuando alguien hablaba mal de Gerard, yo le quería a pesar de todo.
-Frank, todo fue un engaño, todo lo suyo, el nunca te quiso como pareja.- Subí una ceja
-Mira Mikey, no se que estás insinuando, se que quizá ahora ya no me quiere, pero en algún punto lo hizo, demonios, él lo hacía se que lo hacía.- Esto me estaba comenzando a inquietar, sabía que Gerard me quería, maldita sea, estuvimos juntos tanto tiempo.
-La cosa, es que nos usó, Frank, todo fue un juego para el, en donde tu y yo éramos peones de su juego de ajedrez.- Bajó la mirada y tomó un trago de su café.- Mira, Bert era el rey que el quería obtener y nosotros como peones solo lo ayudamos a obtenerlo.
-Mikey, demonios, tendrás que explicarte mejor, ¿peones?
-Los escuché el otro día, Frank, estaba entrando a la casa y escuché a Bert, por lo que fui a saludarlo, pero estaba en el cuarto de Gerard, mierda, debí irme y no escucharlos pero ellos Frank ellos…-Se le había cortado la voz
¿Ellos qué Mikey?.-Lo animé a que continuara.
Ellos dijeron tu nombre, Frank, estaban hablando sobre ti, Gerard te llamó su putita de favores, Bert solo reía y decía que por un momento pensó que si eran novios, se rían porque te habían usado Frank.-Mikey hablaba rápido sacando esas palabras que lo habían estado puesto tan nervioso, mientas yo me sentía una mierda ¿En verdad había sido el juguete de Gerard?.-pero no solo jugaron contigo, yo también fui parte de eso, Gerard sabe que siento cosas por ti y que mejor manera de joder a su hermanito que conquistando al chico que le gusta, ¿verdad?, dios ya sabía yo que no era normal las veces que se besaban frente mío.-Suspiró
-Mikey…
Quería consolarlo, no sabia que el también era parte de esto y mucho menos que yo era el que lo lastimaba esta vez.
-Espera, déjame continuar.-Me pidió.- Gerard te recompensaba cada vez que le concedías un favor, el se burlaba diciendo que cuando quería tu almuerzo solo debía darte un beso en la mejilla, bendito enfermo tengo como hermano.-Suspiró
-Mikey, gracias por contarme esto, dios, me siento un estúpido al creer que Gerard sentía algo verdadero por mi.- Estaba intentando muy fuertemente el no llorar, Gerard había sido todo para mi, sentía tristeza, pena, pero sobre todo sentí odio y repulsión.
En ese momento Gerard Way pasó de ser mi todo a ser nada.
Si él no me importaba, significaría que el no logró su cometido.
Comencé a salir con otros amigos.
Mi felicidad volvía poco a poco, dejando atrás los engaños del mayor de los Way.
Mikey se convirtió en un fuerte apoyo para mi, siempre estando de mi lado.
Al ser amigo de Mikey, no fueron pocas las veces que vi a Gerard, lo traté siempre bien, intentando verme lo más feliz del mundo, mi felicidad lo alarmaba ¿No se suponía que debía estar triste y sin superarlo? Se preguntaba Gerard cuando me veía.
Más de una vez trató de seducirme, todas las veces lo rechacé.
Me enteré por Mikey que el había terminado con Bert ya que este estaba celoso por la creciente obsesión que había adquirido hacía mi.
Veía en su mirada lo mucho que me deseaba, pero adivina qué Way, yo ya no te deseaba.
Meses después conocí a Jamia, una dulce chica que me enamoró al instante, en una ocasión nos encontrábamos en una fiesta de Mikey y mientras yo estaba besando a Jamia, pude ver la cara de Gerard, lucía enojado, su cara marcaba una mueca llena de coraje puro.
Y entonces lo supe.
Mi venganza había sido la mejor, ser feliz para hacer infeliz a aquel que no te desea bien.
Porque Gerard, me tuviste, pero no me apreciaste.