Décimo Séptimo.

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Justin

 

Ella me tenía en sus manos, podía hacer lo que quería conmigo; pedirme dinero, tal vez un ascenso... pero no.

Ella me quería a mí.

Y es lo único que no podía darle.

O no quería darle.

Me sentía en una de las mayores encrucijadas de mi vida; por un lado, si dejaba que esta necesitada hablara, me quedaba sin trabajo y si le daba lo que quería... estaría traicionando algo muy profundo.

 

Pero me imagine saliendo del cuartel, por un descuido muy tonto, algo que no debería haber pasado pero que gracias a mis estúpidas hormonas no pude detener.

Ella seguía allí, mirándome con una ceja enarcada.

Maldita arpía asquerosa.

"Sí." Respondí. "Te veré aquí a las 11 pm. No tardes o cerraré la puerta."
 

Ella sonrió, mostrando sus dientes perfectamente alineados.

"Será un placer, oficial."

Y salió.

Yo no sabía que hacer en estos momentos, me sentía triste, feliz y algo agitado por el beso, y terriblemente enojado. Me coloqué la ropa correctamente y salí, ya casi sería la hora del almuerzo y se suponía que yo debía dar algunos avisos.

Arrastrando los pies llegué hasta la secretaría para sacar algunos archivos y toqué la campana del almuerzo.

Yo estaba flotando en una nube de incredulidad, vi a todos felices, riendo y charlando. Mientras que yo solo quería que todos se mueran; menos Zea, obviamente.

Llegué con una cara de pocos amigos a la cafetería y me tomé el tiempo de saludar a las cocineras, podría estar de malas pero la educación era lo primero.

Ellas me devolvieron el saludo muy efusivamente y me ofrecieron el almuerzo, yo les dije que ya comería luego.

Había un gran tumulto en la cafetería y saqué un silbato, odiaba usarlo pero a veces era muy necesario.

Toque el silbato y en un segundo todos estaban tomando sus puestos. Debía anunciar algo grande y que si por mí dependiera, jamás lo haría.
 

"Dentro de una semana tendremos un examen." Todo el mundo susurró ruidosamente, algunos maldiciendo, otros que simplemente se encogieron de hombros.

"Silencio. De acuerdo a las clases desarrolladas se tomarán tres exámenes cruciales para su permanencia en el ejército. Entrar a la armada es fácil. Entrar al comando de aviación, no tanto. Así que espero su máximo desempeño para no tener que despedirnos de nadie. Los tres exámenes se tomaran el lunes, miércoles y viernes. Aeronáutica, física espacial y mecánica motriz, respectivamente. Deberán hacer un sesenta y cinco por ciento del examen, o juntarán sus cosas y se irán al departamento de diligencias, con un futuro muy incierto." Todos se miraron entre sí.
 

"Y supongo que nadie quiere eso, ¿o sí?" Todos se volvieron a mirar, incapaces de darme una respuesta.

"Estudien mucho chicos, que grandes cosas vienen, y debemos estar preparados. Los espero en el campo central a las dos, ¿Entendido?"

 

"¡Señor, sí señor!" Retumbó en el lugar. 

 

As a soldier © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora