"¡Plaf!", se oyó el sonido de la ventana de madera cerrándose. La niña bostezó por el sueño que tenía en aquel momento. Echó un último vistazo a las camas de sus hermanos y los vio plácidamente dormidos. Estaban tan cansados por tanto jugar, que incluso al mayor se le había olvidado quitarse los lentes. Ella sonrió graciosa y se los quitó con cuidado para que no se despertara. Los puso sobre la mesita de noche. Luego se dirigió hasta su cama y se dispuso a descansar.
La niña se sobresaltó al oír el chirrido de una madera. "Debe ser la ventana", pensó casi dormida. Pero después de dos segundos abrió sus ojos enormemente. "Pero si yo acabo de cerrarla", pensó ahora. En realidad, no está muy segura de si verdaderamente lo pensó o en realidad lo dijo. Observó otra vez a sus hermanos y continuaban dormidos. Luego volvió su vista a la ventana. Esta estaba abierta. Y la verdad es que no era la primera vez que le pasaba.
Cualquier niña en su lugar, se hubiera asustado. Pero ella no lo hizo. Sus pies descalzos pisaron el frío suelo nuevamente. Caminó unos pasos hacia la ventana y la briza acarició su rostro cuando se asomó a ella.
— ¿Hola? — Habló la niña de cabello largo. — ¿Quién eres? — Pero no recibía respuesta. — Oye, quiero saber quién eres y por qué abres mi ventana cada vez que la cierro. — Exigió intentando emitir algo de prepotencia, que no le resultó muy bien.
Su boca se entreabrió y sus ojos se iluminaron con lo que vio unos segundos después.
— Eres un niño. — Dijo completamente fascinada.
En efecto. Un niño flacucho, de cabello castaño rojizo, vestido de verde y con sus pies descalzos, con una sonrisa enorme que adornaba su rostro, estaba allí, observándola.
— Sí, exactamente. Soy un niño. — Respondió el muchacho feliz.
— Y estás... estás flotando. — Exclamó ella apreciando cómo el chico se suspendía en el aire, colocando las manos en su cintura. Un fulguroso destello con pequeñas partículas brillantes rodeaba todo su cuerpo.
— De hecho estoy volando. — Corrigió él.
— ¿Pero cómo lo haces?
— No soy yo... es la magia. Solo hay que creer en la magia. ¿Puedo pasar?
— Claro que sí. — Respondió la niña estrujando la tela de su blanco camisón entre sus manos, por los nervios. — ¿Quién eres? — Cuestionó mientras observaba cómo él ingresaba volando por la gran ventana.
— Soy Peter Pan. — Dijo él observando todo su alrededor a la vez que recorría la habitación.
— Es un gusto, Peter. — La niña se sonrojó.— ¿Cuántos años tienes?
— Pocos.
— ¿Pocos? — Repreguntó ella, pero Peter no dijo nada más. — ¿Dónde están tus padres?
— No tengo padres.
— Lo siento. — La castaña se incomodó. — ¿Dónde vives?
— Allí. — Dijo Peter con una gran sonrisa mientras que señalaba una enorme y brillante estrella que podía verse a través de la ventana. — En Nunca Jamás. — Explicó y volvió a recorrer la habitación, como si estuviera buscando algo.
— ¿Vives en el cielo?
— Oye, Wendy. ¿Quién es este niño? — Preguntó Peter inclinando su cuerpo muy, muy cerca del rostro de quien dormía.
— Él es mi hermano John... Espera. ¿Cómo sabes que me llamo Wendy? — Preguntó asombrada la muchacha.
— Lo oí. — Respondió el castaño, aún observando al otro niño. — Creí haber escuchado su voz pronunciando tu nombre.
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Peter Pan [Gay/Yaoi]
Fanfiction[TERMINADA] Todos los niños crecen, excepto uno. Peter Pan es un niño común y corriente que vive en un orfanato junto a otros niños en sus mismas condiciones. Se llaman a sí mismos Los niños perdidos. Entre ellos hay uno en particular que mantiene u...