Wild Life |Manu Ríos|

1.

♦ Delicia y Cameron ♦

Después de varias horas de camino en las cuales Sol y yo caímos dormidas sentimos como el auto de Jenna se detenía y mi amiga me dio suaves empujones para despertarme. Cuando abrí los ojos admiré maravillada el paisaje.

No era como la típica aldea, fea, olvidada, vieja y tétrica de las películas, era u n era un lugar donde pegaba fuerte el sol había un lago donde habían niños que lavaban ropa o incluso jugaban con barcos de papel. El grupo de chicos como de mi edad estaban platicando sentados en rocas los adultos platicaban armoniosamente mientras hacía cosas triviales.

–¡Hola! Soy Delicia y soy hija del alcalde– se presento una chica de ojos y cabello marrón –¿Y ustedes son..?

–Sol– se presento mi mejor amiga con una sonrisa ladeada.

–Ámbar– hable temerosa y ella hizo una mueca.

–¿No es Amber?– pregunto con la nariz fruncida.

–¿Y tú no eres Felicia?– pregunte con coraje, a lo que ella negó con una sonrisa socarrona.–Es Ámbar.

–Como la resina de los arboles que hay aquí ¿no?– se burlo.

–Mira Delicia, no me importa que seas hija del alcalde te puedo poner pareja ahorita mismo. Ámbar precisamente se llama así porque ella nació de algo humilde, para ser alguien valioso, así que si yo fuera tú, no hablara mas– bramó Sol.

–Deli... No es manera de tratar a los invitados, amiga– hablo un chico desde atrás de nosotras quien se puso a lado de Sol. –Mi nombre es Cameron, Cameron Dallas, a su servicio señoritas – mencionó e hizo una graciosa reverencia.

A Sol se le salían los ojos de sus orbitas, el chico estaba empapado y sin camiseta, solo traía un jersey y unos zapatos deportivos, y pues, no es por nada pero estaba como quería, fornidísimo, era moreno de ojos cafés y cabello claro con una sonrisa perfecta.

–S...S...Sol...es un.. placer– dijo embobada, no era muy discreta.

–Ámbar, no Amber– añadí con una sonrisa. –y perdona a Solecito, a veces se traba, es un poco tímida.

Sol me dio un golpe en el muslo con su mano.

–Hija, Ámbar, entren a la casa para que se acomoden en su recámara– hablo Jenna y luego vio a Delicia y a Cameron –si quieren inviten a sus amigos, sirve que las ayudan con los muebles.

–¿¡Cameron quieres pasar!?– preguntó apresurada mi amiga y Delicia carraspeo –ah, ¿que quieres?– hablo esta.

–¿Gustas pasar Delicia?– pregunta te cínicamente, pero no lo capto.

Idiota.

Esta asintió sonriente, tal vez no tenga muchos amigos sinceros.