4

52 4 12
                                    

Rosas

La fiesta iba transcurriendo, bien, por así decirlo. Era una fiesta de revoltosos adolescentes en un lago, en un caluroso, con cerveza, cigarrillos, retos atrevidos y cosas por el estilo. Sol se estaba divirtiendo mucho con Cameron y Yoshi, aunque Delicia y Paty estaban ahí con ellos no le importaba a mi amiga en lo mas mínimo.
De vez en cuando Delicia me lanzaba miradas de odio que me daban miedo.

–Oye, te vez asustada– dijo Manu con cierta preocupación. –¿Quieres ir a algún otro lado?

Yo asentí sin quitar la mirada de los ojos de Delicia.

El metió su mano al agua y tomo la mía para jalarme hacia la orilla. Salí chorreando y el aire me golpeo violentamente. Y yo creía que Sol era la fríolenta.

–¿tienes frío?– inquirió Manu divertido.

–Si, pero es por el agua– dije restandole importancia, baje la mirada y me di cuenta de que estaba en boxers. Sentí mi rostro quemarse y aparte la mirada.

Joder, que piernas.

Se agacho y se puso un pantalón de mezclilla y unos zapatos deportivos, una playera blanca y sacó una sudadera del mismo color, pero no se la puso, me la extendió a mi.

–Anda, pontela– sonrió con dulzura.

Obedecí ante tan tierno gesto que por lo que paso minutos atrás, no ocurría tan seguido.  Cerré los ojos mientras la deslizaba por mi cabeza y aspire su aroma. Olía como a vainilla, dulce, como el.

Abrí los ojos y acomode mi mojado cabello, me quedaba enorme la sudadera, pero era muy cálida.

–Gracias– le sonreí.

–¿¡Es la sudadera del novio de Delicia!?– mire a Patricia gritar, sobre el regazo de Cameron, aunque el queria quitarla de encima de él, ella se aferraba a su cuello.

–Si ¿algun problema?– grité yo alzando las manos.

–Ni siquiera es mi novia– vociferó Manu – y tu no eres la de Cameron.

Ella abrió la boca indignada y se paro enojada de las piernas del moreno.

–¡¡Gracias hermano!! – grito entusiasmado y mi amiga soltó carcajadas adorables.

Tan torna ella.

–¿Quieres... eh... venir a mi casa? – se revolvió nervioso y yo asentí.

–Creo que si– dije dudando y el río.

–No soy como los chicos de aqui , por si eso te asusta– inquirió.

–No– reí alargando un poco la "o".

El me tomo de los hombros y empezamos a caminar hacia su casa. Cuando pasamos por la mía le comente que Sol y yo vivíamos ahí. " es bueno saberlo" menciono el. Pero cuando llegamos a la casa azul el se detuvo frente la puerta y la abrió.

¿Esta es su casa?

–Pasa– dijo con seriedad y atravesamos el jardín. No pude evitar mirar las rosas, eran de un pálido color rosado, me encantaban. –Anda, cortala– dijo frente la puerta que daba entrada a lo que ya venia siendo su casa. El tenia una mirada dulce y una pequeña sonrisa ladeada. Negué con la cabeza.

–Me gustan mas ahí – susurré y camine hacia el.

Wild Life  |Manu Ríos|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora