La fiesta

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Segunda parte Final

La gente comenzaba a irse eran las 3 A.M. y la mayoría salía pasada de copas.
El grupo de amigos se quedó un rato más, y después se empezaron a ir hasta que solamente quedó la rubia estubo sentada unos minutos para después salir a fuera del local para buscar un taxi disponible, pero para su mala suerte no pasaba ninguno, y como no eran las 3 de la madrugada era lógico que nadie estaría paseándose solo a estas horas.
-Hay! Voy a tener que caminar- se dijo la rubia a si misma
-No si yo te puedo llevar- le contesto una voz detrás de ella
-No gracias Hiccup, no quiero ser molestia- le contesto al castaño
-No eres ninguna molestia Astrid
-No Hiccup, mejor le digo a mi hermano que me lleve- le contesto disponiéndose a entrar nuevamente al local
-Astrid
-¿Si?- le dijo volteando se
-Tu hermano se fue hace más de 1 hora
-Que!
-Si
-Maldito Jack!- grito para que el mundo la escuchará pero solo el lo hacía
-Entonces? Aceptas mi propuesta- le dijo el castaño insistiendo
-Pues si...
-Genial! Digo esta bien- contesto el castaño haciendo que la rubia riera levemente.
Se dirigieron a su auto, le habrio la puerta a ella y después dió la vuelta y el entro.
Llegaron a la casa de la rubia y ella bajo del auto para dirigirse a la casa, pero antes le pregunto
-¿Gustas pasar?
-No gracias
-Ok- Dijo y se dirigió a su casa, pero gran sorpresa que se llevó estaba con llave
-Esta cerrada
-Segura
-Si
-Si quieres ven a mi casa tengo mucho espacio, aparte mis papás no están
-No gracias no quiero ser molesta para ti Hiccup
-Astrid, ya te dije que no eres ninguna molestia, aparte no voy a aceptar un no por respuesta
-No puedo hacer nada para que cambies de opinión ¿cierto?
-Si
-Bueno entonces vamos.

Después de unos minutos que estuvieron en el auto llegaron.
La casa era grande no tenía tenía unos focos afuera y cámaras.
Entraron y el castaño le mostró donde dormiría.
-Y aquí dormirás tu- le dijo terminando de hablar
-Gracias Haddock
-No hay de que no podía dejar que una chica tan linda como tú durmiera en la calle corriendo el peligro de que un loco le hiciera daño- dijo mientras se sentaba en la cama matrimonial que había en la habitación, mientras la rubia imitaba su acción
-Gracias castaño, eres el mejor- dijo la rubia para después abrazarlo, acto que imitó el castaño
-No hay de que rubia- dijo mientras le acariciaba la espalda. Después de unos minutos se miraron sin separarse, acercándose lentamente, sus labios rodaban y sus respiraciones chocaban, hasta que unieron sus labios.
En un dulce beso que poco a poco se volvió apacionado, se acostaron lentamente en la cama y lo siguente son cosas que solamente ellos saben........

Fin

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