Capítulo 9.

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"He aprendido que estar con aquellos a los que amas es suficiente." -Walt Whitman.

Esa ama, regresa a casa.

- Disculpa por venir sin avisar. – dijo, seguíamos en la puerta, yo no podía hablar y realmente si pudiera ¿qué diría?, estaría tartamudeando como una retrasada mental porque él hace que me ponga así y a pesar de no vernos desde hace mucho estoy segura de que me sigue causando el mismo efecto porque en este preciso momento las piernas me tiemblan y el corazón me late demasiado rápido que parece que en cualquier momento me dará un infarto. - ¿Podría pasar Valery? – me miró, había estado observando a Sebastian de pies a cabeza y hasta parecía sorprendido quizá porque es más alto que él o eso creo.

- Amm, cla...claro. – cerré los ojos fuertemente al darme cuenta de que había tartamudeado. – To...toma asiento. – le indiqué el sofá, quería que alguien me abofeteara para que dejara de tartamudear porque esto era una muestra de debilidad y que aquel demonio viera esa parte de mí no me agradaba en lo absoluto.

- Por cierto ¿cuál es tu nombre? – le preguntó de repente a Sebastian.

- Mi nombre es Sebastian Michaelis. – contestó, Leonardo sonrió y eso me pareció bastante extraño.

- ¿Sabes Sebastian?, eres realmente afortunado al tener a Valery a tu lado. – si me preguntaran que fue lo que sentí en ese momento les diría que me pude haber quedado pasmada o algo así, sin embargo mi reacción fue diferente, me puse frente a él y lo tomé de la camisa para hacer que me mirara a los ojos, en aquel momento el temblor de mis piernas se había ido pero mi corazón seguía latiendo muy fuerte.

- ¿Acaso estás loco? – pregunté un tanto calmada. - ¿Qué clase de tonterías estás diciendo?, Leonardo, sé que ha pasado tiempo pero ¿crees que yo acabaría con alguien como él? – él no entendía mis palabras.

- Valery, estoy confundido. – respondió serio. – Solo digo que él es muy afortunado, logró conquistarte a pesar de lo difícil que eres. – me dieron ganas de golpearlo, ¿era en serio lo que decía?, Sebastian podrá hacer muchas cosas y aparentar otras pero jamás acabaría con él, es decir ¿qué tendría de interesante Sebastian? – Esta era una de las razones por las que tenía miedo de venir a verte, sabía que encontrarías a alguien más.

- Leo, ese tipo con rostro de secuestrador y de nombre Sebastian no es nada. – dije. – Si no te ha quedado claro, Sebastian y yo somos amigos solamente.

- ¿Qué? ¿acaso un hombre y una mujer pueden vivir bajo el mismo techo siendo amigos? – preguntó asombrado.

- Él no vive... bueno si vive conmigo...pero te diré algo, Sebastian es... – ese demonio me tapó la boca con su mano enguantada, intenté quitármela de encima pero no pude.

- Señorita, prefiero que solo lo deje en amigos, no quiero que manche mi nombre de nuevo. – sonrió de manera macabra, tanto a Leonardo y a mí nos dio miedo.

- Entonces, ustedes dos... no son ¿pareja? – nos señaló a ambos. Quise hablar pero alguien me lo impedía así que le di un codazo para que me soltara y lo hizo.

- Muchas gracias. – me dirigí a Sebastian. - ¿Por qué pensaste eso? – me golpeé la frente al recordar la manera en que me vio con Sebastian. – Ya veo porque... – susurré. – El que me hayas visto así con él no significa que sea mi pareja. – me crucé de brazos.

- Amm, Valery solías hacer eso cuando no querías que me fuera, incluso lo hacías cuando querías que te abrazara. – me sonrojé de inmediato. – Te sigues viendo tan linda así. – sonrió.

Melodía demoniaca de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora