Capítulo 2.

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"La música es sinónimo de libertad,

de tocar lo que quieras y como quieras,

siempre que sea bueno y tenga pasión,

que la música sea el alimento del amor". - Kurt D. Cobain.


Esa ama, canta.

Hoy es viernes, después de tener una semana larga y pesada al fin ha llegado el bendito y hermoso viernes bueno lo último ha sonado muy exagerado pero aún así esto da entrada a el fin de semana y sobre todo...cantar con la banda, en estos momentos me encuentro en la universidad tomando clases, ya que la señora Hopkins habló conmigo de nuevo, me pregunto siempre lo mismo ¿acaso no se cansa de hacerlo? aunque la respuesta es demasiado obvia, es claro que no se cansará de hacerlo y por más que le diga que no me interesa lo que ella diga sigue sin entender. La señora Hopkins resulta ser casi horripilante, sus arrugas tan marcadas en el rostro y las manos, aquel maquillaje tan remarcado y exagerado para la edad que posee, un labial carmín en sus labios, unas sombras tan negras en sus parpados y ese polvo que no va para nada con su color de piel, ¡es la mujer peor maquillada del mundo! eso sí que lo puedo asegurar, con tan solo imaginar ver como entra por esa puerta comienzan a darme escalofríos.

- Buenas tardes, jóvenes. – entró la señora Hopkins, saludó con su voz tan chillante de siempre, caminó hasta su escritorio para dejar encima de él sus cosas tales como documentos, reportes, listas de sus grupos, etc., no nos quitaba la vista de encima y mucho menos a mi o eso me parecía aún así siguió con su misma rutina de siempre. – El día de hoy hablaremos de...- se dirigió al pizarrón por suerte hoy en día ya no se usan los gises sino escucharía un chirrido tan insoportable y haría que la persona de la señora Hopkins fuera más tenebrosa. – Relaciones de pareja. – bien, eso sí que no me lo esperaba, siempre nos daba platicas de cualquier cosa menos de eso y hasta cierto punto me ha sorprendido, de parte de los otros chicos se escucharon suspiros cansados, abucheos por parte de otros. – Jóvenes compórtense como lo que son. – intentó gritar aún así pudo silenciar a todos aquellos.

- Señora Hopkins, ¿a qué se debe esta plática? – preguntó una chica llamada...Caroline, todos fijamos la vista hacia ella y era típico hacerlo ¿en qué etapa escolar no lo harías? eso sería no tener un poco de infancia.

- Ah, señorita Caroline, ¿no cree que deberíamos hablar sobre ello? cada unos de ustedes tiene una pareja cosa que hace que bajen sus notas en tiempo de exámenes al tener problemas personales. – respondió mientras movía sus manos al momento de explicar. – ¿Eso responde a su pregunta?

- Si, gracias. – contestó cortésmente y tomó asiento.

- Bien, iniciaremos ahora. – comenzó con cada una de sus explicaciones que al igual que otras veces ya me las sabía de memoria y no era gracias a ella sino que durante mi formación escolar en México siempre recibía estas platicas a partir del cuarto año de primaria, el tiempo jugaba conmigo cuando pensaba que ya era hora de salir o que ya había durado demasiado aquella platica resultaba que apenas había pasado como veinte minutos desde que comenzó. – Señorita Duarte. – ella dentro de clases y fuera de ellas jamás pero jamás se ha dirigido a mi por mi nombre soy la única excepción ya que a los demás si los llama por su primer nombre.

- ¿Si? – dije sin levantarme.

- Le haré una pregunta y espero que no se ofenda pero quiero la verdad. – dijo, no supe como tomarlo y tampoco pensé el tipo de pregunta que me haría solo asentí con la cabeza. – Respecto a lo que hemos hablado aquí, ¿usted tiene pareja? y si la tiene ¿es él, el causante de sus deplorables notas? – preguntó, comencé a reír.

Melodía demoniaca de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora