Melodía demoniaca de amor.

Capítulo 7.

"Todo es divertido, mientras que le este pasando a otra persona." - Will Rogers.

Ese mayordomo, tiene una cita.

La joven chica había organizado una cita entre su jefe y su demonio, este mismo se hallaba más que molesto ante tal acción y la palabra molesto le quedaba corto puesto que no describía totalmente su estado, furia era la palabra correcta y si, el demonio de ojos carmesíes estaba furioso con su joven señorita y ella al parecer se hacía de la vista gorda porque al contrario de su demonio – quien se encontraba a su lado – Valery estaba disfrutando su venganza.

- Muy bien, ¡espero que se diviertan! – dijo con una enorme felicidad, eran las once de la mañana y los tres estaban en Central Park ya que este había sido el sitio acordado para su encuentro. – Paul, no te preocupes si Sebastian no habla... suele ser bastante... tímido. – alzó los hombros como si aquello fuera una gran pena. – Como te mencioné ayer, Sebastian no sale de mi departamento, así que no conoce realmente Nueva York. – dijo con un sonrisa, el demonio le dedicaba miradas amenazantes pero a su contratista no parecía afectarle. – Bueno, creo que ya les he quitado un poco de tiempo pero antes de irme... – se alejó del pelinegro y en su lugar colocó al hombre, quien se veía de baja estatura al lado de él cuando ya estaba acomodado sacó su teléfono celular y les tomó una fotografía. – Es solo de recuerdo, ya sabes... no todos los días le consigues una cita a tu amigo foráneo. – simuló limpiarse una lágrima.

- Ya veo. – respondió Paul. – No te preocupes Valery, llevaré a Sebastian a distintos lugares para que conozca un poco más la ciudad. – lo tomó del brazo, Sebastian miró de manera repulsiva al hombre pero notó la mirada de su ama haciendo que cambiara su actitud. – Te puedes ir tranquila, gracias. – Valery se despidió por última vez de su jefe y se marchó.

- "S - O - N - R - Í - E". – la chica simplemente movió los labios y le indicó con los dedos índices la manera de hacerlo para después reírse de él.

***

Jamás había sido humillado de esta manera, sobre todo por una insignificante humana como lo era la señorita Valery, absolutamente nadie se había atrevido a hacerme esto y de la nada aparece ella diciéndome que organizó una cita romántica para mí y luego con un hombre. Verla tan sonriente, hacía que mi impulso de estrangularla en ese preciso momento acrecentara más y a pesar de las miradas amenazantes que eran dirigidas solamente a ella no le causaron efecto alguno porque seguía hablando con firmeza y seguridad. Luego de darme de manera repentina aquella noticia se fue a dormir, no me permitió hablar y era seguro que tomaría venganza sobre eso esa misma noche, dejé que pasaran unas cuantas horas para que la señorita entrara en la etapa del sueño profundo y cuando fue así me adentré en su habitación, pensé en varias formas de asustarla, de hacerla temblar de miedo para que se arrepintiera y terminara por cancelar aquel compromiso en el que yo no estaba de acuerdo, también pensé en demostrarle mi gusto hacia las mujeres pero eso sería una conducta inapropiada de un caballero así que solamente decidí asustarla, hasta que me di cuenta de que no se hallaba en su cama.

           Creí que se encontraba en el cuarto de baño pero la luz no estaba encendida, me quedé de pie frente a su cama pero un golpe en la cabeza logró desequilibrarme, la señorita se encontraba detrás de mí con una sartén en sus manos.

- ¡Sabía que ibas a tomar venganza! – dijo molesta. – Afortunadamente siempre tengo esta clase de cosas debajo de mi cama. – me mostró el objeto con el que acababa de golpearme, la señorita se cruzó de brazos y me miró de manera intensa. – Ahora dime, qué se siente saber que tu contratista está un paso antes que tú. – me tomó de la camisa y de esa manera me sacó de su habitación. – Ni se te ocurra meterte de nuevo y más te vale que te diviertas en tu cita con Paul, ¡ah! ¡mañana vístete conforme a la sociedad! – dijo de manera amenazante y con eso cerró su puerta con fuerza.