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El comienzo.

Mi semana fue muy tranquila y no me molestaba en absoluto. Tenía más dinero del que podía imaginar y el barco en el que navegaba era pequeño, pero cubría con todas las necesidades que una sola tripulante necesitaba.
Los que me conocían me nombraban La Espía Fantasma, pero mi verdadero nombre es Shameless D. Agnes. Trabajo sola y sólo aparezco cuando me solicitan. Soy bastante famosa entre los piratas y entre los marines, pero estos últimos prefieren ignorarme y yo también lo prefiero así.

Suelo navegar libremente en el mar, hasta que el Den Den Mushi de mi habitación suena comunicando desde la otra línea a alguien que requiere mis servicios. Y porfavor, no piensen mal. No soy una zorra ni mucho menos una prostituta. Tal como mi apodo lo indica, soy una espía.

Desde muy joven fui entrenada, recuerdo haber sido compañera de Rob Lucci, y justo como a él, yo adquirí las mismas habilidades. Fuerza, velocidad y una fruta del diablo. Conseguí endurecer mi cuerpo como el acero cuando yo quisiera, pude andar en el cielo como si tuviera propulsores en mis pies y, también, mi fruta del diablo me permitió controlar las cosas a mi alrededor; si era demasiado perezosa como para alcanzar mi taza de té, podía atraerla hacia mi sin mover un dedo. Descubrí que el propósito de ese entrenamiento era crear títeres que estuvieran del lado del Gobierno Mundial. Nos lavaban el cerebro y nos hacían creer que habían dos bandos absolutos, el bien y el mal. Cuando me di cuenta de esto, huí de aquel lugar que me había tenido en la sala de espera para que cuando mi turno llegara me convirtiera en una marioneta. Era una adolescente en ese entonces, tenía dieciséis años y después de que unos piratas me acogieran, ellos supieron sacarle provecho a todas las habilidades que yo poseía.

Entonces me di cuenta de que también me había convertido en su marioneta. Así que huí también. Después de vagar por mucho tiempo, decidí que si quería sobrevivir en un mundo cruel y sucio, tenía que actuar de la misma manera. Ofrecí mis servicios militares a muchos bandidos, entre ellos piratas. Yo investigaba o de vez en cuando asesinaba y tras cumplir con lo prometido, ellos me pagaban. Cuando el trato finalizaba, yo me iba sin dejar rastro alguno.

Y en este preciso instante me encontraba de pie ante el imponente Capitán de los piratas de Shirohige.

—Debo confesar que cuando el Den Den Mushi sonó, de todas las personas que habitan este mundo, nunca creí que fueras tú quien llamaba. —Exclamé con serenidad.

—A mi me sorprende que te encuentres ahora mismo frente a mí. Sobre todo por que la gente murmura que eres una leyenda. —Su comentario me provocó una carcajada— Pero si no fuera importante no me habría comunicado contigo.

—Bueno, adelante, soy todo oídos.

—Uno de mis hijos ha partido de mi barco en busca de un hombre sin escrúpulos. Tiene el derecho de hacerlo, pero me temo que la situación podría ser más grave de lo que él cree. Así que, he decidido confiar en todo lo que dicen de ti para que ayudes a mí hijo en su búsqueda.

Una sonrisa zurco mi rostro. —¿Qué es lo que dicen de mí?

—Los piratas para los que has trabajado dicen que sabes muy bien lo que haces y que te tomas enserio los tratos que llevan a cabo contigo. Dicen que eres una joven con muchas capacidades, eres valiente, fuerte, honesta, habilidosa y estratega.

—Vaya, pues me halaga todo lo que dicen. Y no es por nada, pero tienen razón.

—¿Entonces? ¿Accederás a lo que te pido?

—Es un hecho. —Dije con seguridad.

De ese modo, había conseguido enfrascarme en un nuevo trabajo. Sólo que, de una manera u otra, algo me decía que esta misión sería bastante peculiar.

Una misión en dúo. <<AcexPersonaje>>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora