Problems

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La cara de YooA era un poema, totalmente enfurecida y con los puños apretados, tomó del brazo a su frágil hermana y la ayudó a levantarse, sin dejar de observar con los ojos rojos y llenos de furia a esa rubia de ojos azules falsos. Solo esperó a que su hermana estuviese de nuevo de pie para ir hacia ella y confrontarla, porque sí, nadie se metía con su hermana, no mientras YooA viviera para evitarlo.

—¿Qué mierda tienes en el cerebro, hija de puta?.—Toda la delicadeza y feminidad que caracterizaba a YooA se había ido al demonio, ahora solo era un manojo de enojo y enfurecimiento que moría por ser desquitado contra aquella chica. Tomó por el hombro a la mencionada e hizo que volteara su cuerpo para verla.
Ambas parecían tener la misma estatura, pero la rubia tenía unos aires enormes de superioridad; botas negras, vaqueros negros, camiseta negra, una camisa a cuadros color negra y roja que la hacían ver toda una hija de puta, sin mencionar el choquer que tenía puesto en el cuello y su cabello perfectamente desarreglado. Detalles que, en otras circunstancias, a YooA le hubiesen intimidado, pero no ahora que su pequeña hermanita había sufrido la humillación de la vida en su primer día de clases, siendo victima de burlas no solo de la pandilla de aquella rubia, si no de todo aquel que pasó por la fuente y vió aquella escena.

—¡YooA! ¡Ven aquí! ¡Vayamos a clases! ¡Estoy bien!

Exclamó Arin, esperando a que su hermana se rindiera con eso, diciendo que estaba bien cuando no lo estaba, nunca lo estaba.

La chica de vestimenta negra, dió un paso más hasta YooA, inclinando su rostro hasta quedar muy cerca al de ella, invadiendo por completo su espacio personal. Por un momento creyó que le rompería la cara ahí mismo, así que cerró los ojos con fuerza, esperando el impacto en su rostro, preparada para una larga semana con hielo en la cara, pero eso, nunca sucedió. Se alejó luego de observar o mejor dicho, escanear cada facción del rostro de la castaña, así como dar un lento recorrido por su cuerpo, y al parecer le gustó lo que vió, pues una sonrisa gatuna apareció en sus labiales, como si desde ese momento esa chica de ojos redondos y labios jodidamente carnosos se hubiese convertido en su presa.

Porque sí, el cuerpo de Yoo SiAh era un peligroso y tentador camino en el cual MiHyun quería conducir. Piel bronceada, vientre plano que logró observar gracias al topcrop color blanco que llevaba puesto y sin mencionar esas largas piernas que resaltaban sobre los shorts cortos vaqueros. Era delgada, pero poseía ese encanto sensual y natural que hasta aquel día, MiHyun no sabía que existía. Mierda, era un maldito ángel.

—Espero verte más seguido a ti y a tu hermanita retrasada, YooA...

La rubia deslizó su dedo índice por el fino mentón de la castaña, haciendo que ésta reaccionara al instante con un brusco movimiento de rostro, manteniendo las cejas tan fruncidas que parecía que en cualquier momento se le caerían de la rabia.

—Mimi, vamos ya, deja a las nuevitas.

Mencionó un chico alto y de cabellos anaranjados, acercándose a MiHyun y posando una mano sobre su hombro, mientras observaba tan despectivamente a YooA, como si estuviese celoso de que la atención que la rubia le estaba dando y que él creía que era totalmente innecesaria, fuese una alerta resonante. Y es que, esa pandilla de adolescentes no se había despegado de Mimi en ningún momento, se encontraban expectantes a penas dejándole unos pocos centímetros para que pudiese hablar con la mayor de las hermanas. Pero, HoSeok no era tonto y sabía que algo más había sucedido en ese más que cercano contacto visual con la "chica nueva".
Kim MiHyun o Mimi, como la solí llamar todo aquel que la conocía en esa escuela, se alejó, caminando con HoSeok hasta los demás, dejando a una YooA totalmente frustrada y enojada por aquella hermosa rubia, porque sí, debía admitirlo, era sexy, intimidante, pero sexy. Sin embargo, ese no era el punto, habia sido una gilipollas y se había ganado desde ya, el desprecio de YooA desde el primer momento en que empujó a su pequeña hermanita.

Hablando de eso... ¡ARIN!
YooA abrió los ojos como platos y recordó que habia dejado a Arin a unos escasos metros de distancia, esperando por ella, entonces fue cuando se dió vuelta y encontró a la menor, sentada en una de las escaleras que estuvieron a punto de subir antes del altercado, con la mochila sobre las piernas, los codos sobre éstas y las mejillas sobre sus palmas. Tenía el rostro triste, como el de un cachorrito que acababa de ser abandonado en la calle. YooA solo pudo reafirmar su rostro y hacer una mueca de desagrado al encontrarla en ese estado luego de lo sucedido.

—Arinnie...—Habló despacio la más castaña.
—Perdimos quince minutos.

Con la voz un tanto seca, dejó salir un suspiro antes de levantarse y voltearse a abrazar a su hermana lo más fuerte que sus delgados y débiles brazos se lo permitieron al rededor de su cintura, sin dudarlo YooA correspondió y apretó el cuerpo de Arin contra el suyo, encargándose de reconfortarla luego de lo ocurrido, manteniéndose así unos segundos que parecieron ser eternos para ambas.

—Gracias...—Le sonrió a la mayor, con una sonrisa curva en sus labios y muy sincera, como todo lo que había en Arin.—Ahora vamos, nos quedan aún treinta minutos de clases.

La menor se separó, con los ojos acuosos, como si hubiese querido llorar en algún momento, pero se contuvo, porque era fuerte y ella siempre había estado bien, o al menos, siempre había fingido estarlo perfectamente.

Ambas caminaron por los amplios y vacíos pasillos de la escuela, buscando primero el aula de Arin; ciencias naturales de tercer grado. Se despidieron quedando en que YooA la vendría a ver en el recreo, que se quedara en el salón puesto que, quería encontrarla en un lugar exacto, y no era como si conocieran esa escuela perfectamente.

Les esperaba un largo día en aquella nueva escuela, con nuevos problemas,  nuevos miedos, nuevas esperanzas y nuevos... ¿Amigos?

-Don't say you love me. [ MiYoo/YooMi].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora