Cam entró en el edificio número tres del campus y en el preciso instante en el que puso un pie en el aula catorce de Dirección Financiera, un fuerte olor a Invictus se le introdujo por las fosas nasales y le revolvió las entrañas. Un aroma que, después de todo, aún tenía muy presente: ella misma se lo regaló por su diecisiete cumpleaños, y ya comenzaba a perderse como un sueño de madrugada en la lejanía del recuerdo. «Lo siento, Connor» pensó para sí. «Lo siento muchísimo, pequeño».
Tomó aire con fuerza, obligándose a no llorar, y entró.
Sería la primera vez desde que empezara el curso que ella fuera expresamente a esa asignatura por gusto propio. Solo lo haría para entregar aquel trabajo sobre las crisis financieras, la crisis de 29 y las restricciones de crédito. En menos de dos años Cam tendría su graduado en Economía y Finanzas, y nadie le preguntaría cuántos días fue o no fue a clase. De hecho, ni siquiera los profesores parecían tener interés. Solo te conocían si eras muy brillante o muy problemático. Por suerte o desgracia, Cam pertenecía a ambas.
Se apresuró hacia el fondo del enorme aula, donde sus mejores amigas charlaban, ambas sentadas sobre las mesas. Cristie era delgaducha y escuchimizada. Vestía siempre con bolsos de marca y pitillos de cuero que resaltaban unas larguísimas piernas y tacones altísimos para que su reducida estatura no llamara tanto la atención. La joven alzó la vista hacia su amiga y mostró una sonrisa recta y blanquísima, fruto de un pastizal invertido en decenas de tratamientos dentales. Por otro lado estaba Karen, bañada en fuertes músculos y con cabello oscuro muy corto que acentuaba la palidez de su rostro y la tinta negra de sus tatuajes. Aquel día llevaba un vestido negro y un maquillaje en tonos rosados que le aportaban a su apariencia de chica dura un matiz de niña buena.
—¡Atención, atención!— gritó usando las manos a modo de megáfono—. ¡Camyl Black ha llegado! ¡Por favor, no la atosiguen! ¡Súbanse las braguetas y tenga cuidado con las erecciones inesperadas! ¡Gracias y que tengan un buen día señores!
Los jóvenes de la clase sonrieron y posaron sus miradas sobre Cam, que tragó saliva y tiró de la manga de su amiga para que se sentara.
—Tía, has estado desaparecida durante un mes— comentó Cristie, Cris para las amigas—. No se te ha visto el pelo desde aquella merluza que nos pillamos en The Blue Posts. ¿En qué andas metida?
—Joder, vosotras mejor que nadie sabéis dónde me meto— farfulló Cam, dejando su bolso sobre la mesa—. Tampoco necesitamos a Indiana Jones para resolver el misterio.
—Tal vez necesitemos a Jean Sheridan— dijo Karen.
—O a Kurt Wallander— añadió Cristie.
Cam rodó los ojos e ignoró las risitas tontas de sus amigas, pensando que tanta novela policíaca las iba a volver más tontas de lo habitual. Paseó su mirada por la clase y se detuvo en un joven de pelo revuelto y ojos azules, sentado sobre una mesa.
—¿Quién es ese?— preguntó, señalándole con la cabeza.
—Se ha matriculado este curso. Es de los míos: estudia Márketing y Función Comercial. He hablado un par de veces con él en Logística Comercial. Parece un buen tío— explicó Karen—. Aunque es evidente que no podías saberlo. No has venido un solo día desde aquella noche loca en la que terminaste metida en la cama con Payne— dijo a la que se pasaba la mano por el cabello oscuro y se revolvía el flequillo.
—No te ponen faltas y a nadie le importa lo que hagas— respondió Cam, encogiéndose de hombros—. Si te suicidaras en el campus nadie notaría tu ausencia. Y—añadió—, lo que Liam y yo hicimos es lo que hacemos siempre. No es nada nuevo.
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False Reality |Louis Tomlinson|
Fanfiction❝Probablemente la esquizofrenia sea la psicosis perfecta para este mundo tan descabellado.❞ Portada de JustAWildHeart.