Capítulo 8

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*** Hola a todos lectorcillos míos, espero que hayáis estado bien y que disfrutéis mucho del capítulo, solo deciros que por favor leáis las notas del final del capítulo. Esta vez son bastante importantes. Eso es todo, os veo luego :3 *****

Bairon no tenía ni la mínima intención de poner un solo pie en la que ahora era nuestra habitación. Se limitó a abrir la puerta con una pequeña tarjeta, para rápidamente tender su mano y cedérmela.

- Mañana a primera hora de la mañana pasaré a buscarte, esperó que para esa hora estés duchado, vestido y preparado.

- Ya lo veremos- respondió Aiden rápidamente, empujándome con suavidad al interior de la habitación- Tu sólo encárgate de no interrumpirnos.

Con aquellas desafiantes palabras y con una mirada amenazante, Aiden cruzó también el marco de la puerta y tras él, cerró la puerta con un sonoro portazo. Cuyo único realzar y enfatizar el odio y el resentimiento que le dedicaba a Bairon.

Una vez dentro, solos por primera vez, me paré por primera vez a observar la habitación que a partir de aquel momento, sería mi hogar y el de Aiden.

En aquel momento no pude determinar si la habitación era amplia y lujosa, o pequeña y pobre. Durante toda mi existencia había vivido atado a una camilla metálica. Y en mi breve época de libertad había residido en una pequeña cabaña en medio del bosque y en el contenedor, por lo que no era verdaderamente capaz de juzgar aquel espacio, que para mí era exageradamente grande.

Como en el resto de las instalaciones, un color blanco dominaba la mayor parte de la habitación. Las paredes, la cama y algunas estanterías mantenían este color tan puro. Eran los marcos de las puertas, los muebles y las sabanas los que destacaban con tonos negros y grises, contrastando con la claridad del resto de la habitación.

Era, en general, un espacio muy minimalista. Los muebles eran simple y elegantes. Lo mismo ocurría con la cama, de gran tamaño y muy próxima al suelo. La falta total de objetos personales o de elementos de decoración, incrementaba la sensación de vacío y simpleza de la sala.

La gran habitación estaba presidida por la cama, más grande incluso que una matrimonial, que se encontraba en el centro de la habitación. A uno de sus lados había armarios vacíos y estanterías con algún que otro libro. Al otro lado una puerta negra, que conducía al baño. La pared que estaba justo en frente de la cama estaba ocupada por un espejo de gran tamaño.

Sin ventanas ni decoración alguna. Era simple y fría. Pero aquello no pareció importarle a Aiden y tampoco fue relevante para mí. Fuese una habitación grande, una pequeña, una mansión o una pequeña chabola, conseguiríamos hacerla nuestra como ya habíamos echo con la pequeña casa del bosque.

Había tantas cosas de las que debíamos hablar. Tantas cosas que preguntar. Quería contarle todo lo que ahora conocía sobre mi pueblo, sobre mis poderes, sobre la organización, había tantas cosas que contar. Tantas cosas que Aiden estaría encantado de escuchar.

No sabía que era lo Aiden conocía sobre la organización y sobre las personas que la habitaban. Quizás él ni si quiera conociese el lugar, quizás no supiese quienes eran las personas que lo habían encerrado. Podría incluso pensar que se trataba de un laboratorio, que únicamente quería encerrarme de nuevo. Quizás creyese que eran "los malos".

Había tantas cosas que aclarar.

Tantas cosas de las que conversar de forma larga y tendida.

Sin embargo, ninguna de ellas parecía tener importancia en aquel momento. Mucho menos después de lo ocurrido hacía unos minutos en nuestro reencuentro. Estar a solas en la habitación con Aiden provocaba en mí un conjunto de sensaciones que nunca antes había experimentado.

Ruber [Gay/Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora