-Capacidad número 37; Ningún uso tras su última aparición- dijo con voz neutral uno de los investigadores.
-Capacidad número 38; Sin señales desde la última aparición. Hemos descubierto un posible origen en las enzimas de sus miocitos.
-Capacidad número 39...
En aquel momento dejé de escuchar. Era la misma reunión de siempre, la hacían cada semana aproximadamente. Todos los investigadores del laboratorio se reunían y exponían sus descubrimientos. Cada uno de ellos se ocupaba de una o varias de mis cualidades e intentaban explicarlas y comprender su funcionamiento. Hasta el momento, nadie había logrado avances significativos.
Mientras ellos pasaban los días pensando e investigando yo seguía allí, inmóvil y en silencio, sin poder si quiera ayudarles. Era bastante paradójico pensar que ellos conocían más sobre mí que yo mismo.
Una clara demostración era que ni si quiera conocía cuáles eran esas capacidades que yo supuestamente poseía, de las que hablaban y las cuales consideraban tan peligrosas
Muchas veces llegué a cuestionarme si era cierto, imaginaba que todo fuese una gigantesca y elevadora mentira. Quizás solamente querían mantenerme retenido allí por alguna otra misteriosa razón. Pues sinceramente no me veía capaz de hacer todo aquello de lo que se suponía que era capaz.
Y si realmente pudiera hacer uso de todas aquellas habilidades y fuera capaz de controlarlas, habría escapado de allí hacía ya mucho tiempo.
La reunión el laboratorio se prolongó, ellos seguían hablando y yo aburrido me mantuve en mis pensamientos. Pues aunque quisiera entretenerme escuchándolos no entendía ni si quiera la mitad de los términos que empleaban.
Atendiendo a mis suplicas Aiden llegó poco después al laboratorio, casi como si fuera mi salvador. En las últimas semanas había resultado ser mi única vía de escape al aburrimiento.
Siempre había pensado que Henry y Bob hacían una gran labor intentando entretenerme pero su trabajo no era comparable al de Aiden. Cada día me explicaba algo nuevo, me leía distintas novelas y me permitía conocer aquel mundo que jamás había visto y que me resultaba tan misterioso.
-¡Ruber!- gritó acercándose a mí- He conseguido que me dejasen traer un trozo de terciopelo. ¿Recuerdas que en el último capítulo que te leí decía "su piel tan suave como el terciopelo"?
Hice un leve gesto, asintiendo todo lo que era posible con las correas. Por desgracia aquel simple movimiento no podía reflejar lo verdaderamente emocionado que estaba.
-¿Estás emocionado?
Gracias al cielo, Aiden parecía descifrar cada uno de mis pequeños gestos y así comprender mis sentimientos a la perfección.
Volví a repetir el mismo gesto como señal de afirmación.
-Bueno, pues allá vamos. Prepárate- dijo con tono alegre.
Poco a poco una nueva sensación fue adhiriéndose a mi piel. Así que aquello era lo denominaban como "suave". Su acto era increíblemente agradable y cálido. Si como describía el libro la piel de Grace tenía aquella clase de textura a mí también me hubiese gustado acariciarla eternamente.
-Te gusta, ¿verdad?- pregunto el muchacho mientras deslizaba la suave tela en mi rostro- Pues el real todavía es más suave. A este le han aplicado desinfectantes y no a quedado igual que el original. Ahora puedes imaginar más o menos como es el real.
Volví a asentir.
-Oye quedamos que no volverías a hacer eso, algún día terminaras haciéndote daño con las correas, si quieres decir si, lo dices movimiento los labios, y si dices que no , pues igual.
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Ruber [Gay/Yaoi]
RomansaEl chico conocido como 002 ha vivido encerrado desde que tiene memoria. Confinado en un laboratorio, y siendo objeto de investigación, sigue preguntándose porqué está allí. ¿Cuales son las cualidades que lo hacen especial? ¿ Existen otros como él? ¿...