Capítulo 3

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6:30 a.m. Suena el despertador. Por alguna razón no quería ir al colegio. Es decir ¿A quien no? Lo único bueno son mis amigas, y que salgo de casa.

Me levanté de mi cama con dificultad. Estaba muy cansada. Fui al baño para lavarme la cara. Luego bajé hacia el comedor para desayunar. Me encontré con una nota.

" Hija: Tuve que ir a trabajar mas temprano hoy. Te dejé waffles hechos en el microondas y hay jugo de naranja exprimido. Que tengas buen día. Mamá. "

Siempre le pasan esas cosas. Mi mamá trabaja en un hospital y le surgen emergencias que requieren de ella.

Abrí la heladera y me serví en un vaso el jugo. Saqué los waffles del microondas y los puse en un plato. Cuando terminé de desayunar fui a mi habitación. Me cambié rápido y agarré mi mochila. Estaba por llegar tarde.

Salí corriendo de casa. Por suerte la escuela quedaba cerca. Llegué y me dirigí al segundo piso donde estaba mi casillero. Dejé mi mochila tirada para poder abrirlo pero éste se trabó. Empecé a golpearlo en la cerradura hasta que escuche una voz masculina, grave, que me resultaba familiar.

- Pobre casillero, no va a querer abrir si lo tratas asi. - dijo el profesor Lester entre risas. - Déjame intentarlo.

- Claro. - respondí con una sonrisa de oreja a oreja.

Le dio un pequeño golpe y abrió haciéndome quedar como una estúpida violenta golpeadora de casilleros.

- Ya está solucionado. - me dio una sonrisa. - No tardes mucho que ya está por empezar nuestra clase.

- Sí, ya voy. - respondí mientras se alejaba.

Cambié algunos de mis libros y me dirigí al aula 14. Cuando llegué estaba Reni sentada en su lugar.

- ¡Annie! ¿Donde te habías metido? Casi llegas tarde. - me dijo mi amiga.

- Lo siento. Mi casillero no quería abrir.

- Está bien. Oye, te quería pedir un favor. Yo... Este... Pues ya sabes... - Noté como se puso nerviosa.

- Anda escúpelo. - le dije ansiosa.

- Bien. Te quería decir que...

- Buenos dias a todos. Siéntense. Les tengo un anuncio para ustedes. - El profesor Lester ya había llegado asi que me contaría luego. - Hoy tendrán un examen sorpresa. Sobre poesía. Es para saber que nivel tienen. Todos comenzaron a quejarse y hablar entre sí por el examen. - ¡Silencio! No les afectará a menos que no lo pasen. Si reprueban les daré ejercicios extra que los ayudará a ir al mismo paso que los demás. Ahora, saquen una hoja.

Carajos. No me gustan los exámenes sorpresa. Lo bueno es que en este tema me va bien. La que me preocupa es Reni. No es muy buena con estas cosas. El profesor comenzó a repartir los exámenes. Mientras tanto aproveché a sacar un bolígrafo. Cuando llegó a mi asiento, me dio una hoja y me sonrió.

- Suerte. - dijo por lo bajo.

- Gracias. - contesté.

Terminó de repartir y comencé a responder. Fue fácil. Me levanté de mi asiento para entregar. Era la primera en terminar. Caminé hacia su escritorio algo nerviosa y con la cabeza baja. Dejé la hoja en una esquina y me di vuelta para volver a mi asiento cuando escuché mi nombre.

- Señorita Anna. Acérquese por favor. - dijo el profesor. - Necesito que lleve éstas hojas a la sala de profesores. Déjalas al lado de la máquina de café. Por favor se rápida y sigilosa. Trate de que nadie la vea. - lo dijo tan bajo que parecía como si planeáramos un asesinato.

- Claro. - Agarré las hojas y salí del aula. Fui a la sala de profesores. Por suerte estaba abierta y no había nadie. Como me dijo el profesor, dejé las hojas al lado de la máquina. Rápidamente salí de la sala y me dirigí hacia el aula de vuelta. En el camino una profesora me vio.

- Disculpa ¿por qué no estas en tu clase? - me preguntó con mala cara.

- Lo siento. Tenía que ir al baño. Era urgente. - dije nerviosa.

- Vuelve a tu salón. Para ir al baño están los recreos.

- Sí, lo se. Perdón ya me voy. - Corrí hacia el aula. Entré sigilosamente para no distraer a los alumnos que seguían en examen. Mientras estaba caminando hacia mi asiento crucé miradas con el profesor y me hizo señas preguntándome si había salido bien. Le levante dos pulgares arriba y le hice una sonrisa graciosa. Se rió por lo bajo.

Volví a mi asiento y Reni todavía estaba escribiendo la hoja. Pasaron unos minutos más hasta que sonó la campana. Eché un vistazo al examen de Reni y estaba terminado.

- Muy bien todos entreguen las hojas. La próxima clase vendré con los resultados. Tengan buenos días. - dijo antes de que todos se vayan.

Comencé a guardar mis cosas y esperé a Reni asi íbamos juntas a almorzar. Cuando estábamos llegando a la puerta la perdí de vista por todos los alumnos que había ahí.

- Annie. - Escuché la voz del profesor. Me acerqué a su escritorio. - Solo quería darte las gracias. Si no entregaba esos papeles estaría en grandes problemas. - me dijo.

- No es nada. Me ayudaste a abrir mi casillero. Si no hubieses estado allí, tal vez no llegaba a tiempo para el examen. - respondí con voz suave.

- Supongo que estamos a mano ¿No?

- Sí. - ambos reímos. - Adiós profesor.

- Adiós, Annie.

Nos despedimos y salí del aula. En las escaleras me encontré a Reni. Me estaba buscando.

- ¿A donde fuiste? - dijo entre risas.

- Lo siento se me había olvidado una cosa. Pero ya estoy acá. - inventé. Odio mentirle a Reni pero si le digo que estoy hablando con el profesor sería raro.

- Bueno ¿Vamos a almorzar? - preguntó.

- Sí, vamos.

El profesor de literaturaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora