Prólogo

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Cristal

Por:

PukitChan


Para mí, la familia es una de las

más hermosas composiciones

la vida me ha dado..."


Prólogo

Bienvenido seas a la

"Ciudad que Nunca Duerme."


Era más de media noche y en las calles las personas continuaban andando con la tranquilidad que se tendría en un paseo vespertino. Hacía frío y todos iban cubiertos por gruesos abrigos que sin duda eran pesados para principios de Marzo, pero nadie parecía molesto por ello. Y aunque la densa oscuridad del cielo sin estrellas invitaba al descanso, las eternas y brillantes luces de neón le hacían recordar que su estancia allí no era un simple viaje de placer.

Algunos lo miraban de soslayo y susurraban palabras extrañas. Había quienes ni siquiera levantaban la vista, demasiado enfocados en sus teléfonos móviles para prestarle atención al atractivo extranjero que, pese a no conocer la ciudad ni entender el idioma más allá de las palabras básicas, tenía un destino fijo; un lugar al cual llegar.

Sin una sonrisa que adornara sus labios, caminaba despacio mientras miraba a su alrededor. No buscaba algo. La suya era la típica mirada que demuestra una evidente curiosidad ante una situación que en realidad no debía ser catalogada como extraña. Sin embargo, tal vez fuese ese aire inocente en una apariencia descaradamente masculina la que lo había ayudado a llegar al lugar en el que estaba. Quizá fuera aquella despreocupada manera de ser, que ocultaba un pensamiento complejo, la que había vuelto a Victor Nikiforov en el hombre que tantas personas respetaban.

«Tienes que encontrarlo, Victor. Solamente tú puedes hacerlo. Encontrarlo y detenerlo.»

Decirlo era mucho más fácil que hacerlo. Aun así, Victor había aceptado aquel desafío que otros de sus compañeros habían clasificado como una muerte inminente. No era difícil comprender el porqué. Infiltrarse en la cuna de una de las organizaciones más importantes del mundo sin ser descubierto era como ir a una guerra sin armas ni escudos. Esperar que nadie sospechara nada era lo más cercano a pedir un milagro.

Investigar a Yuuri Katsuki, actual líder de la familia yakuza más importante de Japón, era prácticamente un suicidio.

Victor siempre había sorprendido al mundo. Las personas siempre lo habían admirado. Reclutado por la policía Rusa desde que era muy joven, se había dedicado en cuerpo y alma a ello. Había dado tanto por eso que ahora, al mirar con atención, se daba cuenta (mas no le sorprendía) de toda la soledad que poseía. Finalmente comprendía por qué, en el fondo, no le importaba aceptar situaciones que podrían comprometer su vida. Después de todo, ¿tenía algo que perder? Con un suspiro y una sonrisa aflorando en sus labios, Victor pensó que en realidad nunca había pretendido sonar de aquella manera. Él no era una persona triste y mucho menos deprimente. Quizá un poco dramático. Pero lo cierto era que al final de todo ese camino, la soledad siempre había sido un acompañante más de su realidad.

Victor suspiró y cerró los ojos, buscando cortar el hilo de aquellos pensamientos. Al detener sus pasos, luego de haber llegado a una esquina menos transitada por personas pero llena de automóviles elegantes, sintió el teléfono vibrando en algún punto de su abrigo. Sin embargo, en lugar de contestarlo como cualquier persona lo haría, Victor se limitó a ignorarlo, abrir los ojos y mirar con verdadera atención a su alrededor.

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