∆. 1

6 0 0
                                    


No deberíais leer esto. Os advierto. Quizás no tengais el estómago suficiente.

El frío viento de invierno golpeaba en la ciudad, inundaba los hogares, los sueters mas gruesos, los huesos de los indigentes. ¿Como actuarias, si ves un pequeño niño tumbado en el callejón tiritando de frío, su ropita manchada de algo rojo, sospechosamente sangre? Sus ojos desorbitados.¿Era presa del terror que reflejaba? ¿O el frío? Quizás ambos. A su lado, un hombre contra la pared, evidentemente muerto, muy tieso por el frío, su sangre cubría parte del callejón. En su mano, lo que parecía un órgano aplastado, en su torso, su camisa se ve abultada, como si retuviera el resto de sus órganos. La sangre negra se confundía con la mugre de la calle pero aun así su brillo se reflejo con la luz, la delataba junto a el fuerte olor de metálico, debió morir hace más de 1 hora, por su estado. El frío aun conservaba el cuerpo, de modo que los órganos aun no hedían por las calles.

Lo más terrorífico? Sus ojos estaban acomodados en sus orificios nasales. No tenia labios , sus encías estaban al aire mostrando sus dientes obscenamente rectos y perfectos. Su piel interna, de un tono azulado, de las cuencas un liquido oscuro y viscoso seguía brotando. Su cabeza tenia cortes por diferentes lugares, con un corte de cabello por el que nadie pagaría. El niño miro sus manos. Manchadas de sangre, el fantasma de una sonrisa se plasmo en su rostro. Era como si se peleara por sentirse horrorizado o feliz. No debía tener más de 6. Tenia el cabello largo y rojizo, cara regordeta y muchas pecas. Su piel era casi traslucida por el frío. Era el niño el culpable de tal atrocidad? El hombre tendría unos 30 años o más, era alto, un pequeño seria capas de hacer tal cosa?
Entonces por el callejón se acerco una pequeña, tenia el cabello tan rubio que se veía blanco con la poca luz del pálido cielo. Sus ojos eran negros, sin ninguna expresión. Debía tener unos 7-8 años, era más alta que el pequeño y tenia un vestido rojo como el que les ponen a las muñecas de juguete, su piel era blanca con un tono suave y lechoso. Atravesó la laguna de sangre y se arrodillo junto al pequeño.

—Ya terminaste de jugar, ∆?

Lo más raro? Su nombre, aún no puedo decir que entendí bien, esa escena, el pequeño miro a la niña y asintió. Ella tomo su mano y tiro de el caminado hasta el fondo del callejón.
La policía llego luego de que una pareja en busca de privacidad tropezarán con el cadáver y terminaran en el suelo, bañados en sangre fría y muerta que salio por los orificios restantes del cadáver. Esa misma noche. El frío azoto más fuerte la ciudad, poco faltaba para que nevara a este ritmo. Aunque lo dudo teniendo en cuenta que jamás a pasado. Pero ahí estaban, los 2 pequeños en el parque, jugando y riendo a esas horas y con el frío, parecía que a la niña no le molestaba el frío pero el pequeño estaba tiritando y trataba de no quedarse quito. No quería morir de frío.

—Anda! Juega, Δ ya casi llegan!— dijo la niña tan blanca como un fantasma.

—Hace mucho frío, Σ vámonos!—rogó el pequeño.

Σ se detuvo en seco y sonrió. Y lo acaricio. El estaba aterrado, ya que palideció y se quedo quieto.

—Ya casi, Δ.

El mundo se oscureció por completo y un tinte rojo tiño la luna. El pequeño se desmayo mientras su blanquecina amiga recitaba una especie de invocación en un idioma tan raro como un perro verde. Las sombras se alzaron y en engulleron a los 2 niños.

Δ.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora