Good night

1.3K 133 97
                                    

*Es posible que próximamente edite este capítulo porque no estoy segura de dejarlo así*

Las pupilas de Jeon se habían oscurecido a tal punto que el iris había pasado de su corriente color chocolate a un negro resplandeciente. Su mandíbula estaba haciendo la mayor fuerza posible, marcándose hasta casi romperse, obligándome a mí misma a no posar mi mano sobre aquella zona para que se relajase.

-Ann... Creo que has bebido demasiado.

-Hoy mismo decías que dejase de aparentar lo que no era, que parase de actuar de esa forma tan retraída y ahora, cuando al fin hablo con total sinceridad, ¿crees que lo hago por culpa del alcohol?

-¿Qué ocurriría si te creyese? ¿Qué pasaría si al fin me acercase tanto como quiero? ¿Y si mañana decides no verme más porque me aproveché de ti? No podría perdonármelo. -Dejé salir una gran cantidad de aire mientras que frotaba mis sienes y cerraba mis ojos. El cansancio parecía haberse hecho presente de golpe y con todo su esplendor; sin embargo, no lo suficiente como para que mi cuerpo no se tensara al sentir su respiración tan cerca de mi boca, dejándome casi degustar el sabor amargo de la cerveza en sus labios. -Eres tan preciosa... Creo que no eres capaz de entender ni una milésima parte de lo que provocas con tus palabras. ¿Cuándo te di permiso para que hicieras conmigo lo que quisieras, Coleman? Al parecer no eres la estudiante modelo que creí que eras. -Sus palabras eran lentas y enmarañadas, incluso podría decir que torpes. Solté una pequeña risa.

-¿Y qué vas a hacer profesor Jeon? Quizás va a... ¿castigarme?

-Eso es lo que voy a hacer en estos momentos, así que, se acabó el alcohol. -Wonwoo se lanzó a por mi botella. Sin saber de dónde es que saqué aquellos reflejos que eran inexistentes incluso cuando no había bebido, la aparté detrás de mi cuerpo colocándola lo más lejana posible de él. Para cuando quiso darse cuenta, él ya estaba tumbado sobre mí, mi corazón estaba acelerado, al igual que nuestras respiraciones que se mezclaban entre sí, siendo así lo único que se escuchaba en la sala. -No juegues con fuego. -Wonwoo sonó incluso amenazante, pero a estas alturas del juego, poco me importaba.

-¿Y qué ocurre si quiero quemarme, señor Jeon?

-No me llames así... -Por la potencia de sus palabras parecía estar siendo estrangulando, incluso llegó a apoyar su frente contra la mía, volviendo a refulgir la fuerza de su mandíbula. Ni aunque quisiera me era imposible hablar en esos momentos, por eso, con mi mano libre comencé a delinear su nuca hasta llegar a su cuello, haciendo la mínima fuerza para que él se acercara aún más si cabe.

Finalmente lo besé, un beso lento y unilateral, sabía que a pesar de que no se apartaba, Jeon no estaba poniendo de su parte. Pasados unos segundos decidí mirarlo, encontrándome con la viva imagen de una lucha interna. Wonwoo mantenía sus ojos cerrados tan fuerte que se apreciaban pequeñas arrugas en los extremos de estos. Esta vez no pude aguantarme, por lo que pasé mi índice por estas hasta que al fin desaparecieron.

-¿Cómo debo de decirte que el alcohol no tiene nada que ver en esto? Si es que no te gusto, sólo di... -Pero esta vez no me dejó acabar. Sus labios chocaron con fuerza contra los míos y al contrario de las anteriores veces este era un beso lleno de pasión y vehemencia, el vigor del mismo era arrollador, dejando cualquier pensamiento totalmente destruido si no era él y solamente él. En ocasiones podía incluso sentir sus dientes, dejando pequeñas mordeduras que hacían que mis labios estuviesen cada vez más abultados.

Los sonidos que salían eventualmente de lo más hondo de su garganta podrían definirse como pecado capital, pero indiscutiblemente si el infierno era así, deseaba ser la futura esposa del mismísimo Satanás.

-¿De verdad -Dejó un casto beso en mis labios. -Estás segura-Otro más-De esto? -Finalmente se detuvo y me observó a los ojos. Sus mejillas estaban algo rojas y "adorable" no era preciosamente la palabra que utilizaría para describirlo.

-Completamente. -Para cuando llegamos a su habitación, lugar donde su fragancia estaba doblemente concentrada, él ya no tenía camiseta y no supe cómo ni cuándo se desprendió de ella.

Desde el día en el que lo vi por primera vez entrando a clase hubo una cosa en mi lista de deseos colándose hasta el número uno y al fin había llegado el momento en el que se pudo cumplir. Sentir bajo mis uñas la piel aterciopelada de su espalda, dejando enormes marcas rojas por toda ella. Un enorme suspiro por su parte interrumpió nuestro beso tras mi acción y su sonrisa fue suficiente como para dejarme sin fuerza.

El alcohol recorría mis venas, haciendo que todo lo que me rodease se sintiese completamente cálido. Podía percibir las pequeñas gotas de sudor recorrer desde mi sien hasta seguir el camino de mi cuello, Wonwoo parecía haberse dado cuenta y, por muy repugnante que me pudo haber parecido en otro momento, el sentir su lengua deteniendo las mismas fue lo más erótico que había experimentado jamás.

A pesar de lo que había imaginado de cómo sería mi primera vez o los conocidos nervios de los que tanto había oído hablar, yo sólo pude cerrar mis ojos y sentir cada centímetro de su cuerpo que parecía estar rasgando lo más hondo de mi ser.

Después de lo que para mí fueron minutos, hecho que me dejó bien claro el reloj de mesita que era una total calumnia al marcar las tres de la mañana, Wonwoo cayó sobre mi cuerpo y se apartó a mi lado antes de que el oxígeno fuese más necesario de lo que ya de por sí era en aquellos momentos.

Cuando al fin nuestras respiraciones se volvieron acompasadas y a su ritmo habitual, el sonido de mi teléfono nos alejó del mundo de los sueños en el que habíamos comenzado a caer ambos. A tientas conseguí alcanzar el móvil del bolsillo trasero de mi pantalón y volví a la cama donde Wonwoo me rodeó la cadera y comenzó a dejar pequeños besos silenciosos por todo mi rostro.

-¿Si? -Mi voz era pastosa y más grave de lo acostumbrado, por lo que carraspeé débilmente.

-Ann Coleman hasta que al fin respondes. -Ahora sí que sentí que mi corazón se saldría completamente cuando escuché la voz de mamá. -¿Dónde diablos estás?

-L-lo siento, Wonwoo y yo estábamos viendo una película y nos quedamos completamente dormidos. -Esperaba que así pudiese excusarme por el tono de mi voz. -No creo que despertarlo en estos momentos y hacer que conduzca sea buena idea, podríamos tener un accidente así que... pasaré aquí la noche, no hay ningún problema, ¿no?

-Mañana hablaremos jovencita. -Y estos eran los momentos en los que agradecía lo bien que me llevaba con mamá. Wonwoo se mantenía ocupado con mi cuello mientras que yo tiraba de su cabello para que se alejase, aunque esto sólo lograba sacarle un par de carcajadas que sólo incrementaban mis ganas de golpearlo aún más. -Bueno... que paséis buena noche, aunque no dudo que eso ocurra.

-Estoy de acuerdo con usted, señora Coleman. -Susurró Wonwoo justo antes de que pudiese colgar.

¿Qué si estaba muerto? De eso no cabía duda.

DisasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora