Siempre

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La voz de Alba era un continuo eco mientras que viajábamos en el autobús hacia el centro de la ciudad. Ambas habíamos quedado para celebrar el fin de exámenes con el chico con el que mantenía esa relación tan extraña y que, antes o después, acabarían saliendo juntos. Además, como me negaba en rotundo a ser una sujetavelas decidieron invitar a un amigo de él. En ningún momento vi el rostro de ninguno de los dos a pesar de las veces que le grité a mi amiga que me enseñara al menos su foto de whatsapp y ella insistía que no conocía al que, visto lo visto, acabaría siendo mi acompañante durante toda la noche y el suyo debía de ser una sorpresa porque su belleza lo ameritaba.

Exagerada.

Habíamos llegado y a ellos aún les faltaban algunos minutos. Alba no paraba de dar saltitos en el banco por los nervios, haciendo que sus rizos se moviesen a su vez. En un primer momento me pareció extraño ya que se habían visto muy seguido últimamente, luego me di cuenta que tenía miedo a mi opinión sobre él.

–¡Oh! Allí est… –Y su voz se cortó, no pudo siquiera terminar la frase haciendo que levantase la vista de mis redes sociales y prestar atención a quién venía como para que la hubiese dejado sin habla. Por un momento pensé que pillamos a quien sea que fuese el chico con otra con las manos en la masa, pero eso sería demasiado típico de los libros que me gustaba leer, aunque claro, siempre queda la segunda opción ¿cómo no lo pude ver venir?

Con mis ojos completamente abiertos, sin poder parpadear siquiera, observé el rostro preocupado e inquieto de Wonwoo. No pareció serle una total sorpresa mi presencia allí y aquello me enfadaba de sobremanera, él sabía que yo no quería verlo y a pesar de ello aquí estaba. Quité mi vista de él con desprecio a la espera de ver quién lo acompañaba y se me secó la boca al ver que no era otro que Mingyu, ¿qué hacía aquí?

Alba tomó mi brazo, le faltaba escribirse con tinta permanente en el centro de su frente “lo siento”, su mandíbula estaba tensa y su rostro despreocupado había dejado paso a la culpabilidad a pesar de que ella no había buscado este encuentro, al menos no adrede.

–Ann, cuanto tiempo. –Mingyu me dedicó una sonrisa, pero por su mirada se notaba a kilómetros que estaba a la defensiva por si recibía un buen golpe de mi parte.

–Espera, ¿os conocéis? –Alba preguntó, movía su cabeza entre los tres que allí nos encontrábamos.

–Ya lo creo, la conocí cuando fue a visitar a los padres de Wonwoo, antes de mudarme aquí, por cierto la señora Jeon te extraña mucho y te envía saludos. –Vio la mirada de Wonwoo que gritaba en silencio que parase de hablar. –Pero creo que es mejor que vayamos andando ya, la cafetería tiene unos dulces de muerte y a esta hora suele estar llena.

No pondría la mano en el fuego, pero estaba un noventa y nueve por ciento segura que la maravillosa idea de que Mingyu adelantase el paso llevándose a Alba con él mientras que Wonwoo y yo nos quedábamos en silencio más atrás, no fuese sin querer, al contrario, parecía incluso premeditado antes de llegar.

–Ann, escúchame por favor. –Su voz me recordó a la noche del cine, la cual se mantenía clara en mi mente a pesar del tiempo transcurrido desde entonces. Se encontraba rota e incluso por una milésima de segundo pensé en detener mi paso para escuchar lo que sea que quisiera decir; sin embargo, el dolor pesaba más en la balanza en la cual mi profesor se mantenía en medio. No pude dar más de tres pasos cuando rodeó con su mano mi muñeca derecha e hizo que mi cuerpo girase para quedar de frente casi al instante. –Por favor, sólo será un momento.

Sin avisar a Alba y Mingyu, cambiamos nuestro rumbo, sin ningún destino aparente mientras que caminábamos cabizbajos. Ninguno parecía ser lo suficientemente valiente como para animarse a hablar hasta que Wonwoo dio el primer paso.

–Te extraño tanto… ¿Sabes? He cambiado de piso y me he mudado con Mingyu, se me hacía insufrible estar en el mismo lugar que tanto viví contigo. –Podía sentir mis ojos arder y ponerme a llorar no estaba dentro de mis planes. –Sólo quiero que sepas que no te he olvidado y, bueno, ya no soy tu profesor de cualquier forma. –Una risa desoladora salió de lo más profundo de mi ser.

–¿Y? No podemos romper cada vez que lo deseemos Wonwoo para luego volver. Sólo estoy en mi primer año de carrera, está bien, ahora podríamos pasar seis maravillosos meses pero con fecha de caducidad, ¿cómo sé que en el próximo curso no volverás a darme clase? No puedo permitirme vivir con miedo a demostrar lo que siento por ti, me sentía tan vacía cuando aparentaba que no me importabas, que eras un total desconocido para mí, como si me avergonzase de ti, como si tú te sintieras humillado por amarme. –En algún momento de nuestra conversación nos habíamos detenido en un parque cercano, algunos pequeños jugaban con la arena mientras que sus madres les gritaban que se mancharían la ropa.

–Ya no Ann, eso se ha acabado e intenté explicártelo cuando nos vimos hace semanas en el despacho de Virginia. Te echaba tanto de menos que hablé con el rectorado, le conté lo ocurrido y si era posible de que algún otro profesor te examinase en mi lugar para que no hubiese problemas en caso de que tu quisieras volver a mi lado antes de hacer la prueba, pero tú no me escuchaste y nada de eso fue necesario, pero ahora lo sé, ahora tengo la aprobación y si por casualidad tú… tú decides volver a mi lado no necesitaríamos escond…

Pero no lo dejé terminar. Sabía que me quería, su voz no solía ser franca en cuanto a sus sentimientos pero sus ojos no mentían. Parecía un pequeño cachorro, el frío aún estaba en la ciudad con toda su fuerza y a pesar de vestir con un jersey que ocultaba su cuello y un abrigo, su nariz se encontraba completamente roja, haciéndolo ver tan adorable que no pude resistirme.

Lo besé.

Pasé mis brazos por su cuello para poder rodearlo mientras que él hacía lo mismo con mi cintura. El beso era lento, pausado, calmo pero ansioso de recuperar todo el tiempo perdido. Poco a poco nos fuimos separando mientras que sus dedos que estaban completamente helados en contraste con la temperatura de mi rostro y acunaban mis mejillas con admiración.

–Te quiero Ann y esta vez sin barreras que nos separe.

–Y por un esperado siempre a tu lado.

FIN

Bueno aquí tenéis el último capítulo de “Disaster”, espero que os haya gustado. Tengo el epílogo medio a terminar por lo que lo subiré en un par de horas. Bye ❤❤❤

DisasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora