C I G A R R I L L O S

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Zero


En este momento lo único que cruzaba por mi mente era Mike.

Mi padre cometió muchas estupideces, entre ellas dejar ir a mi madre. Pero no la culpo, Mike es y será siempre un cabrón. Y siendo hijo único no tenía mucha suerte de mi lado, pues era una constante disputa entre quien era peor padre de los dos. Todo terminaba siempre en un "Si no saben como cuidar a un hijo, no deberían esforzarse en tener uno".

Fue ingresado al hospital por una sobredosis de drogas, algunas veces comienzo a dudar sobre su cordura. O lo que queda de ella.

Carraspé volviendo a la realidad

El hombre en bata blanca frente a mi me miró con cara de pocos amigos para después darme el diagnóstico sobre el estado de mi padre.

–Decía que, no podrá ver al señor Crighed, no hasta las...– volteó a ver el Casio en su muñeca – nueve treinta. Está en terapia intensiva, lo daremos de alta en tres semanas, después vendrán por él para llevarlo a la comandancia. ¿Ves ese pasillo? – asentí – es la puerta número 13, las visitas terminan a las diez. -

-Perfecto, gracias - dije dandole una palmadita en el hombro.

Me senté en una banca que estaba en el pasillo junto a la puerta, asimilando toda la situación en la que Mike estaba entrometido. No me salvaba de ni una, siempre tenía que estar salvandole el trasero como un niño pequeño, tratando de cuidarlo de el mismo.

Este hombre que se hacía llamar "mi padre" estaba metido en una deuda gigantesca, con el mayor narcotraficante de México.
El poderoso hombre que amenazaba con asesinar a Mike sí no salvaba su deuda, trafica cocaína a varios lugares de Estados Unidos. Mi padre, 
como el gran idiota que es, aceptó el empleo de "repartidor de mercancía".
Una noche, toda la carga fue saqueada y mi padre quedó como principal sospechoso por la pérdida de dos toneladas de cocaína. Y el deudor de millones de dólares.

Después de dos semanas, Mike con múltiples daños en su sistema y diversos tipos de intentos de suicidio, solo ha pagado una sexta parte de la deuda.
Juré muchas veces que no volvería a caer en las niñerías de Mike, pero aún así con defectos y todo, es mi padre.

Después de darle vueltas al asunto, concluí que no había más que hacer, solo pagar la deuda millonaria.

Tomé una revista para tratar de despejar mi mente, pero no podía concentrarme en nada más que no fuera el fin de Mike.

Cuando he terminado de "leerla", todas las personas en el pasillo ya se han marchado, solo queda una mujer con un niño en brazos.

Nunca me han agradado los niños, dan asco y lloran mucho.
Tal vez, sea el hecho de que mis padres nunca tuvieron mucho interés en cuidar de mi. Y yo no tengo mucho interés en cuidar de alguien.

Minutos después, una enfermera de mediana edad entra al pasillo conduciendo una silla de ruedas con un chica peliroja.

– Aghh! – se queja la enfermera – Siempre es lo mismo! olvidé las vitaminas, vuelvo en un momento Art – la enfermera acomoda la silla y se va trotando

¿Art? Qué clase de nombre es ese? Quién le pone a su hija " Arte"?  A mi parecer es muy narcisista.

Toma unas pastillas, todas de un trago, con un gesto casi de película.

Río en mis adentros.

Dónde estarán sus padres? muertos? en la cárcel?, podría ser huérfana.

No pasaron ni dos segundos, cuando se le estaban atorando las pastillas en la garganta, me levanté y deje la revista a un lado

- Hey!, tranquila - una sonrisa se formó en mis labios - no tan rápido!

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