C O N F U S I Ó N

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Artemis

– De cualquier forma creo que no hubiera sido lo mejor. Que Thomas se hubiese llevado todas esas cartas, pues mostró indiferencia cuando la conoció, claro que Lane lo incitó pero no tenía ningún derecho para hacerlo – le cuento a mamá sobre mi último libro leído.

Desde muy pequeña he tenido una fascinación por los libros, especialmente por los de terror y suspenso, pero eso no quiere decir que no me gustan los de romance, me gustan pero creo que no suelen ser muy realistas.

Pasaban de las nueve y cuarto, y mi madre estaba adentrándose en el mundo de Morfeo.

La comprendo, no es fácil lidiar con una hija enferma, tener que organizar viajes,  citas con médicos e intentar una y otra vez tener el tratamiento correcto.

Dejé a un lado el libro, era la quinta vez que lo leía, pero era el mejor libro de todo el mundo, las emociones estaban tan marcadas y lo que me hacía sentir era tan hermoso.

Todos quieren un romance de película con un final feliz,  en cambio a mi me encantaría tener un romance igual al de los libros.

Esta de más decir que heredé el amor por los libros de mi madre.

Es la mejor escritora de la ciudad.

De pronto mi doctor, el doctor Gates, entra en la habitación tocando la puerta.

– Hola...– carraspea – ¿puedo hablar un momento contigo Marie? – vuelve a aclararse la garganta.

Mi madre se levanta y sale, no sin antes darme un beso en la cabeza.

Anemia

Es lo único que e escuchado hoy, si no funcionan las quimio el cáncer se esparcirá a mi sistema nervioso, después de eso ya no me podré levantar de aquí.

El ruido de las voces se escuchaba desde el otro lado de la pared.

– No perderá el cabello? – pregunta mi madre

En serio mamá? El cabello? Tengo cáncer y te preocupa mi cabello?
El premio a la mamá del año

– Es probable, pero no es lo más importante ahora, hay que hacerle una placa, si notamos falta de glóbulos va a ser necesario operarla lo antes posible –

Maravilloso! otra operación.

La primera fue apenas un par de meses atrás.

En ese momento regresé a la realidad por un golpe en la ventana, dí un respingo y después oí el sonido de la ventana corriéndose.

Era Michel.

Michel puede ser un imbécil si se lo propone, pero con el paso de el tiempo aprendí a tolerarlo, es gay y es una diva.

– Hola mandarina – dijo mi mejor amigo sacudiéndome el pelo después de entrar por la ventana

– Qué haces? ¿Estas conciente de que mis papás te lanzarán por donde llegaste si se enteran que estás aquí? – dije apartando su brazo jugando.

- Tranquila nena! Solo vine a saludar – acomodó su mochila que parecía pesar kilos sobre la camilla – ¿sabías que Harley se acostó con Jason?, la muy cínica lo negó todo este tiempo pero yo los descubrí, mi instinto femenino me lo gritaba, pero que se puede esperar de una chica como esa todo el Instituto sabe que es una zorr... – lo interrumpí antes de que mis padres lo escucharan por el pasillo

– Si, si, si es una cínica pero shhhhh! – me puse un dedo sobre los labios indicando silencio – Donde has estado? – le abrí el ojo con mis dedos revisando con detalle su pupila.


Tomó mi mano y comenzó a tronar mis dedos. Un raro fetiche para relajarme


– Pues de aquí para allá en muchos lugares, pero tengo algo importante que decirte... Emmm, sucedió algo, tiene que ver con Simon, tod... – En ese instante se abrió la puerta de par en par...

Zero.

¿Zero?

Qué carajos estaba haciendo aquí?!

– Oh, emmm creo que me confundí – dijo claramente incómodo – ¿Cuál es esta habitación? – volteó a ver la hojita arrugada que tenía en sus manos


Antes de que pudiera decir algo Michel se adelantó.

– Pues sea cual sea, esta no es la que buscas así que retírate! – Michel le puso mala cara por haber interrumpido nuestra charla, mientras yo solo me encogía de hombros, rogándole a Satanás que me sacara de este embrollo.

¿Y ahora que se supone que haga?

Unas inmensas ganas de que la tierra me comiera y me escupiera al lado de Harry Styles se apoderaron de mi

– Ufff... Tranquila, te va a dar algo – dijo Zero imitando el tono afeminado de Michel, dándose la vuelta para salir de la habitación.

Este chico si que era un completo caos

– Imbécil – susurró Michel

– ¿Qué dijiste marica? – amenazó Zero entrando de nuevo furioso.

– ¡Que eres un maldito imbécil! – gritó Michel levantándose y poniéndose a escasos centímetros de su cara.

La cosa se puso seria

En este punto yo estaba entrando en crísis existencial.

Me levanté de la camilla con la intención de separarlos, lo que no resultó bien, pues al poner mis pies de mantequilla en el suelo, no respondieron y caí, golpeando mi pie contra la camilla y el acero, lo que hizo que mi pierna se aplastará.

Grité como nunca.

En ese momento mi madre entró y vio toda la escena: yo en el suelo, Michel y Zero fulminandose con la mirada, y la lámpara de noche al otro lado de la habitación. ¿Cómo pasó? Ni puta idea.

–¿Qué sucede!? Levántate vamos... ven – dijo mi madre separando los dos aceros.

Grité.

Dolía como el infierno

Después mi padre entró. Fue un completo caos.

–¿Quiénes son ustedes y que hacen aquí? – exigió saber mi padre.

– Yo? nadie, ya me iba, solo ignorenme – dijo Michel saltando por la ventana.

Si no estuviera entrando en crisis con un metal atascado en la pierna me hubiera parecido gracioso verlo saltar cual Batman.

Mis padres lo fulminaron con la mirada para después mirarme a mi.

– No se quién es, lo juro! – Dije entre jadeos por el dolor.

Cuando me dí cuenta Zero ya se había marchado

Por fin

– Llamaré al doctor, creo que esta rota – dijo mamá saliendo de la sala y arrastrando a mi padre con ella.

Dolía, mucho.

Eso fue lo más alucinante que me ha pasado.

Y aún no termina

ZERODonde viven las historias. Descúbrelo ahora