D O B L E V I D A

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Artemis

"Subía por unas hermosas escaleras doradas, encadenado por el terrible crimen que había cometido, sus majestuosas alas blancas estaban salpicadas por el espeso liquido rojo proveniente del humano que había asesinado a sangre fría... "


Repentinamente volví a la realidad, y deje el grueso libro sobre la mesita a lado de la ventana.

Dos golpesitos sonaron desde otro lado de la puerta, y me pregunte quien sería, pues últimamente todos entraban sin tocar.

Mi madre asomó la cabeza por la ventana redonda en la puerta.

Y creyendo que no escucharía, le susurró a mi padre:

- Ya ha despertado cariño - los tacones de mamá hacían eco en el pasillo.

 - Esto va a ser muy duro, se acaba de recuperar de la última recaída - mencionó mi padre con tono de preocupación.

Las paredes eran lo suficientemente delgadas, como para escuchar las conversaciones de las personas al otro lado de ellas.

Lo sabía bien.

Así fue, como hace unos meses me enteré de que tenía anemia, escuchando atentamente al otro lado de la pared a mis padres hablar con el doctor.

Mi padre solía ser altruista, viajaba por el mundo tratando de ayudar a las personas, mientras mamá se quedaba en casa cuidando de su hija, y cubriendo los gastos con la no muy grande pensión, que ser profesora de literatura le daba.

Al rato mis padres entraron a mi habitación.

Mi madre se sentó al borde de la cama y me dio un beso en la mejilla.

Mientras que mi padre se quedo de pie al final de la camilla.
Por unos minutos,  el silencio se hizo incómodo,  hasta que mi madre decidió hablar por fin.

- Artemis... Acaba de suceder algo, - se ajustó las gafas - así que te pido que guardes compostura  y trates de tener la mente abierta - carraspeó

Algo grave estaba pasando. Lo sentía, esa opresión en el pecho, que sientes cuando sabes que algo malo ha sucedido.

- Cariño, - continuó mi madre - Vicent... tuvo un accidente de auto - tomó mi brazo

Se me contrajo el estomago.

- Pero... - trate de levantarme pero mi madre me lo impidió - cómo esta? -

Oré por que no me dijera lo que estaba pensando.

- El está bien - solté el aire que se me acumuló en los pulmones - Esta en recuperación, tal vez en unas horas podrás ir a... - la deje con las palabras en la boca

Me levante de inmediato de la camilla y tome las muletas recargadas en la pared y salí de ahí dando brinquitos.

Nadie me impediría ir a verlo. El amor de mi vida esta recostado en una camilla, tal vez sufriendo. No permitiría que pasará por esto solo. Y al parecer no me equivoqué.

Crucé todo el maldito hospital, buscando el área de recuperación pero con tantas cosas rondando por mi mente no logré ubicarme y terminé en pediatría.

- Disculpa - detuve a una enfermera - El área de...recuperación? - dije respirando con dificultad.

- Cuarto piso, saliendo del ascensor a la dere... - no escuche más, corrí lo más rápido que las muletas me permitían.

Cuando llegue al área donde supuestamente estaba Vicent, pregunte a la recepcionista por el.

Me aclaré la garganta casi hiperventilando

- Emm... - hecho un vistazo a la carpeta - habitación 15, en el pasillo C... Ahora tiene visitas, siéntate y te llamaré cuando puedas pasar... -

Corrí, no importó quien estuviera con él.

Fui al pasillo C, ya agotada por todo el recorrido por el hospital, y busque la habitación 15, cuando por fin la encontré suspiré de alivio.

Entré dando unos golpesitos a la puerta, y como nadie respondió, pasé.

Error.

Lo que encontré detrás de la puerta me dejo helada, hizo que me llenara de furia y enojo.

Es impresionante como en un segundo,  se destruyen años de confianza, cariño y se esfuma todo el amor.

En la camilla se encontraba Vicent, nada extraño con excepción de una tipa en la camilla recostada junto a el.

Si, era la mismísima Stacy, supuesta mejor amiga de Vicent.
¿Cómo no me sorprende?

Una lágrima resbalo por mi mejilla. Se clavaron en mi pecho miles de dagas.
Me sentí pequeña e indefensa en esa habitación, las paredes me encerraron junto con la escena frente mis ojos.

Me quede ahí mirándolos por un largo rato, tratando de asimilar la situación en mi cabeza, hasta que Vicent despertó y se sorprendió al ver a la chica prendida de su cuello sobre el, pero se sorprendió aun más al verme.

- Art... - dijo el abriendo los ojos como platos

- Cabrón - salí de ahí refunfuñando

Di un portazo después de salir,  las lágrimas me nublaban la vista, lo único que quería hacer era llegar a mi habitación y llorar.

Entré desesperadamente a un cuarto de limpieza, para aclarar mis ideas y despejar mi mente, me senté en el suelo a lado de un trapeador y llore como nunca antes.

Es cierto, ahora todo encaja, los repentinos viajes y las visitas cortas al hospital, pareciera que me tuviera lástima. Que triste.
Me siento una estúpida ahora, pues era el chico perfecto: cabello castaño, alto y delgado, sus cejas perfectamente marcadas y el típico abdomen bien marcado, atento, lindo y juguetón.
No se como llegué a ser ten ingenua, río en mis adentros.

Cuando por fin decido salir de el reducido cuarto de limpieza, seco mis lágrimas y abro la puerta.

Ya un poco más tranquila,  me sostengo con ayuda de mis muletas y empujó la puerta.
Pero está se detiene de golpe, como si hubiese golpeado algo.
Asomo mi cabeza detrás de la puerta buscando el motivo de el repentino golpe en ella, y encuentro una figura alta sobándose la cabeza.

- Auch! - entre quejidos Zero habla - ¿Qué carajos? -

La mala suerte me persigue.

Salgo caminando hacia mi habitación cuando algo sujeta mi brazo deteniendo con él mi muleta.

¿Y ahora qué?

- Ejeeemm - carraspea llamando mi atención - ¿Lo siento? -

- Disculpado. - me di la vuelta siguiendo mi camino

- Hey! - me detuvo por segunda vez - ¿tus padres no te enseñaron modales? -

- Eso a ti no te interesa - dije harta de la conversación

- Niña malcriada -

Puse mi mano sobre mi pecho pareciendo ofendida.
Oh,  no se imaginaba lo que acababa de empezar.

- Ególatra de mierda - dí un paso al frente

- Amargada anticuada - el dió uno también

- Eres un... un...  Imbécil! - dije cruzando los brazos

- Oh por Dios, me siento tan ofendido! - dijo sarcástico

- Deberías - me sentí mal por el pobre chico, él no tenía la culpa de lo que acababa de suceder y tampoco de mi mal humor. -

Me dí la vuelta, alejándome de aquel chico de mirada misteriosa y aspecto intrigante.

Era bastante atractivo,  y se le veía tan bien el cabello largo y rizado arriba de los hombros atado en un moño desordenado, tenía ese aire de chico malo y despreocupado,  todo lo contrario a la elegancia y porte de Vicent.

Vicent...

Vicent...

A la mierda todo.

Duele como el infierno.

Necesito un trago.

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2018 ⏰

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