Capítulo I

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Era de esos días en lo que todo puede cambiar o no. Esos días en lo que más te preocupa es que modelo prefieres llevar en tu carpeta, o que ropa te queda mejor. Nunca esperas nada, pero hay veces que toda cambia, que algo sucede, y en un segundo la vida tal y como la conoces da un giro de 180º.

Estaba vistiéndome, tranquila, sin prisa. Y de repente el teléfono móvil suena "Mensaje Recibido". Mi prima Almudena, una chica de 15 años pero con una madurez de 12 años y medio, como le digo yo. Ya le tengo dicho mil veces que no le cobran más por poner más letras en el mensaje, que nunca la entiendo, pero esta vez sí la entendí perfectamente.

"Ángel y mi novio, han tenido un accidente. Voy para el Hospital"

Mi cara se desencajó, mi mirada se perdió, y mi móvil cayó al suelo. ¿Qué había sucedido? Si había hablado con Ángel la noche anterior.

De pronto sonó el timbre, e hizo que despertara lentamente de ese extraño sueño, pero cuando vi mi móvil en el suelo, reaccioné de tal manera que corrí a abrir, y en la puerta estaba él, Erick.

Nos miramos y no pudimos decir nada, solo abrazarnos. Las piernas me fallaron y el me cogió, como a una muñeca rota, con cuidado, con amor.

-Vamos al Hospital.- Dijo acariciándome la mejilla y limpiando mis lágrimas.

Me pasó el casco, y mientras me lo ponía no podía dejar de mirarme. Me cogió las manos, las besó y susurró "Todo va a ir bien".

Llegamos al Hospital y allí estaban, Almudena, Pepe y Luis.

-¿Cómo siguen?- Pregunté casi sin poder respirar, sabía que algo iba mal. No me contestaron, no me dijeron nada, solo me miraban.

-¡Lana!- Escuché la voz de una mujer familiar, y cuando me giré rompí a llorar. La madre de Ángel, de nuestro Ángel. Con los ojos ensangrentados y la voz rota de tanto llorar.

- No, no- empecé a negar- no, no, no me lo digas.

Erick me sujetó para que no cayera y la madre de él, de mi amigo, me abrazó.

-Te quería tanto, Lana. – Dijo su madre a mi oído.


La fuerza de las manos: Los Ángeles de GranadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora